La música modernista se refiere a la música de la tradición europea escrita (o música clásica), elaborada aproximadamente entre 1910 y 1975.Fue precedida por la música del romanticismo y postromanticismo, y sucedida por la música clásica contemporánea.
El momento exacto en el cual terminó el modernismo e inició la música
contemporánea, es todavía motivo de debate entre los expertos. En
ocasiones se le equipara la música modernista con la música del siglo XX
aunque esta última abarca un tiempo cronológico en lugar de un período
estético. La música modernista está basada en los valores filosóficos y
estéticos del modernismo
al cual tienen como principio principal la ruptura con la tradición, y
la permanente innovación. Debido a esto está estrechamente ligada al vanguardismo.
A diferencia de los períodos anteriores, prácticamente todos los
compositores de este período participaron en varios movimientos
musicales diferentes, ya sea simultáneamente o por etapas.
Principios
Se da el nombre de modernismo
a una serie de movimientos basados en el concepto de que, siendo el
siglo XX una época de fundamentales cambios sociales y tecnológicos, el arte
debe adoptar y desarrollar estos principios como fundamento estético.
El modernismo toma el espíritu progresista de fines del siglo XIX y su
apego por el rigor del avance tecnológico, por lo que lo despega de las
normas y formalismos del arte de la época y la tradición. De esta manera
la característica principal del modernismo es la pluralidad del
lenguaje, entendiendo que ningún lenguaje musical en particular asumió
una posición dominante.
Técnicamente hablando el modernismo musical tiene tres características principales que lo distinguen de las períodos anteriores:
- La expansión o abandono de la tonalidad.
- El uso de las técnicas extendidas.
- La incorporación de sonidos y ruidos novedosos en la composición.
Principales técnicas, estilos y movimientos
Futurismo
El futurismo fue uno de los movimientos iniciales de
vanguardia en la Europa del Siglo XX. Esta corriente artística fue
fundada en Italia por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti, quien redacta el Manifiesto Futurista, y lo publica el 20 de febrero de 1909 en el diario Le Figaro de París.
Este movimiento buscaba la ruptura con las tradiciones artísticas del pasado y los signos convencionales de la historia del arte.
Intentó enaltecer la vida contemporánea, esto por medio de dos temas
principales: la máquina y el movimiento. El futurismo recurría a
cualquier medio de expresión; artes plásticas, arquitectura, poesía,
publicidad, moda, cine y música; con el fin de construir de nuevo el
perfil del mundo.
Los primeros trabajos futuristas en el campo de la música empezaron en 1910, mismo año en que se firma el Manifiesto de los músicos futuristas. Los principales compositores futuristas fueron los italianos Francesco Balilla Pratella y Luigi Russolo. Russolo concibe en este manifiesto El arte de los ruidos de 1913,
como una consecuencia a los estudios previamente realizados por
Pratella. La «música de ruidos» fue posteriormente incorporada a las
performances, como música de fondo o como una especie de partitura o
guía para los movimientos de los intérpretes, además inventó una máquina
de ruido llamada Intonarumori o "entonador de ruidos", que fue duramente criticada en su época. Entre sus obras más significativas destaca Los Relámpagos de 1910.
Russolo fue el antecedente de la música concreta,
un lenguaje sonoro en el cual se utilizaba cualquier sonido, fuese este
uno producido por la naturaleza o por la técnica (técnica gutural,
fuesen palabras o un lenguaje inarticulado).
Crisis de la tonalidad y atonalismo
Los primeros antecedentes de la música europea sin un centro tonal se encuentran en Franz Liszt con su Bagatella sin tonalidad de 1885,
período que ya se hablaba de una "crisis de la tonalidad". Esta crisis
se generó a partir del uso cada vez más frecuente de acordes ambiguos,
inflexiones armónicas menos probables, y las inflexiones melódicas y
rítmicas más inusuales posibles dentro de la música tonal.
La distinción entre lo excepcional y lo normal se hizo más y más
borrosa, y como resultado, se produjo un aflojamiento concomitante de
los enlaces sintácticos a través de los cuales los tonos y armonías
habían sido relacionados entre sí. Las conexiones entre las armonías
eran inciertas, las relaciones y sus consecuencias se volvieron tan
tenues que apenas funcionaban en absoluto. A lo sumo, las probabilidades
del sistema tonal se habían vuelto demasiado oscuras; en el peor de los
casos, se estaban acercando a una uniformidad que proporcionan pocas
guías para la composición o la escucha. A principios del siglo XX
compositores como Claude Debussy, Aleksandr Skriabin, Béla Bartók, Paul Hindemith, Sergei Prokofiev, Carl Ruggles, Igor Stravinsky y Edgard Varèse, escribieron música que se ha descrito, total o parcialmente, como atonal. Aleksandr Skriabin realizó un particular estilo de impresionismo y atonalidad, basando obras como Mysterium, Poema del éxtasis o Prometeo: el poema de fuego en un acorde por cuartas y tritonos llamado "acorde místico", muy alejado de los habituales acordes de tríada formados por intervalos de tercera.
La primera fase del atonalismo (antecesora del dodecafonismo), conocida como "atonalidad libre" o "cromatismo libre", implicó un intento consciente de evitar la armonía diatónica tradicional. Las obras más importantes de este periodo son la ópera Wozzeck (1917-1922) de Alban Berg y Pierrot Lunaire (1912) de Arnold Schoenberg.
El primer período de piezas libremente atonales de Schoenberg (de 1908 a
1923), tienen a menudo como un elemento integrador a una célula
interválica que, además de la expansión se puede transformar en una fila
de tonos, y en el que las notas individuales pueden "funcionar como
elementos fundamentales, para permitir la superposición de estados de
una célula básica o la interconexión de dos o más células básicas".
Otros compositores en Estados Unidos como Charles Ives, Henry Cowell y más adelante George Antheil,
produjeron música impactante para la audiencia de la época por su
desprecio de las convenciones musicales. Combinaron frecuentemente
música popular con aglutinación o politonalidad, extremas disonancias, y una complejidad rítmica en apariencia inejecutable. Charles Seeger enunció el concepto de contrapunto disonante, una técnica usada por Carl Ruggles, Ruth Crawford-Seeger, y otros.
Primitivismo
El primitivismo fue un movimiento de las artes que pretendía rescatar
el folclor más arcaico de ciertas regiones con un lenguaje moderno o
modernista. Similar al nacionalismo en su afán por rescatar lo local, el
primitivismo incorporó además métricas y acentuaciones irregulares, un mayor uso de la percusión y otros timbres, escalas modales, y armonía politonal y atonal. Dentro de la música los dos gigantes de este movimiento fueron el ruso Igor Stravinsky y el húngaro Bela Bartok, aunque la obra de ambos sobrepasa con creces la denominación "primitivista".
El primero de los períodos estilísticos mayores de Stravinski
(excluyendo algunos trabajos menores tempranos) fue inaugurado por los
tres ballets que compuso para Diáguilev. Estos ballets tienen varias
características compartidas: están hechos para ser interpretados por
orquestas sumamente grandes; los temas y motivos argumentales se basan
en el folclore ruso; y llevan la marca de Rimski-Kórsakov tanto en su desarrollo como en su instrumentación. El primero de los ballets, El pájaro de fuego (1910), es notable por su inusual introducción (tríos de cuerdas bajas) y barrido de la orquestación. Petrushka (1911), también se anota distintamente y es el primero de los ballets de Stravinski que utiliza la mitología folclórica Rusa. Pero es en el tercer ballet, La consagración de la primavera
(1913), el que generalmente es considerado la apoteosis del "Período
Primitivista Ruso" de Stravinski. Aquí, el compositor utiliza la
brutalidad de la Rusia pagana, reflejando estos sentimientos en la
agresiva interpretación, armonía politonal
y ritmos abruptos que aparecen a lo largo del trabajo.
Bartók fue un músico húngaro que destacó como compositor, pianista e investigador de música folclórica de la Europa oriental (especialmente de los Balcanes). Bartók fue uno de los fundadores de la etnomusicología, basada en las relaciones que unen la etnología y la musicología. A partir de sus investigaciones desarrolló un estilo muy personal e innovador.
A partir de 1905, profundiza sus conocimientos en la música tradicional y las canciones folclóricas magiares,
en sintonía con el auge de los movimientos nacionalistas. Toma entonces
conciencia de la necesidad de preservar la memoria musical tradicional
de su país. Junto con Zoltán Kodály, comenzó a recorrer los pueblos de Hungría y Rumanía para recoger miles de melodías y canciones que transcribieron y grabaron con un gramófono. Extendieron luego esa labor a buena parte de los pueblos de la Europa central y hasta Turquía. Anteriormente, se pensaba que la música folclórica húngara se basaba en melodías zíngaras. Pero Bartók descubrió que las antiguas melodías húngaras se basaban en escalas pentatónicas, al igual que la música asiática o la de Siberia.
Bartók escribió una buena cantidad de pequeñas piezas para piano
derivadas de la música folclórica, y creó acompañamientos para canciones
populares.
Nunca habló de su técnica compositiva, sino que ha sido el musicólogo
húngaro Ernö Lendvai quien dedicó gran parte de su vida a descubrir las
bases de este sistema. Según Lendvai, la música de Bartók está basada
en gran parte en sus investigaciones con el folklore, en especial del
húngaro, y podría dividirse en dos grandes bloques, distintos en cuanto a
concepción pero complementarios entre sí, llegando a alternarse incluso
en una misma obra en distintas secciones; son el sistema diatónico,
basado en la música folklórica, sus modos y ritmos, en la escala
acústica, y en otros procedimientos que no entraremos a valorar, y el
Sistema cromático, influenciado también por el folklore, y que se basa
por un lado en el Sistema axial, y por otro en la Proporción áurea. Su obra más puramente "primitivista" sea probablemente Allegro Barbaro (1911), junto con una gran cantidad de canciones y danzas folclóricas
de Europa oriental.
Microtonalismo
El microtonalismo es la música que utiliza microtonos (los intervalos musicales menores que un semitono). El músico estadounidense Charles Ives definía a los microtonos de manera humorística como “las notas entre las teclas del piano”. Experimentando con el violín en 1895, el mexicano Julián Carrillo
(1875-1965) distingue dieciséis sonidos claramente diferentes entre los
lanzamientos de G y A emitida por la cuarta cuerda de violín. Llamó a
estas distinciones microtonales Sonido 13
y escribió sobre la teoría de la música y la física de la música.
Inventó un simple notación numérica para representar las escalas
musicales sobre la base de cualquier división de la octava, como
tercios, cuartos, cuartos, quintos, sextos, séptimos, y así
sucesivamente (incluso escribió, la mayoría de las veces, para cuartos,
octavos y dieciseisavos combinados, la notación es la intención de
representar cualquier subdivisión imaginable). Inventó nuevos instrumentos musicales,
y otros los adaptó para producir microintervalos. Compuso una gran
cantidad de música microtonal y grabó 30 de sus composiciones.
Segunda Escuela Vienesa, dodecafonismo y serialismo
Una de las más significativas figuras en la música del siglo XX es Arnold Schoenberg. Sus primeros trabajos pertenecen al estilo romántico tardío, influenciado por Richard Wagner y Gustav Mahler, pero al final abandonó el sistema de composición tonal para escribir música atonal. Con el tiempo, desarrolló la técnica del dodecafonismo, proponiéndola en 1923 en reemplazo de la organización tonal tradicional.
Sus alumnos Anton Webern y Alban Berg también desarrollaron y profundizaron el uso del sistema dodecafónico,
y destacaron por el uso de tal técnica bajo reglas propias. Los tres
son conocidos, familiarmente, como La Trinidad Schoenberg, o la Segunda Escuela Vienesa. Este nombre se creó para resaltar que esta Nueva Música tuvo el mismo efecto innovador que la Primera Escuela de Viena de Haydn, Mozart y Beethoven.
El dodecafonismo fue una forma de música atonal, con una técnica de
composición en la cual las 12 notas de la escala cromática son tratadas
como equivalentes, es decir, sujetas a una relación ordenada que (a
diferencia del sistema mayor-menor de la tonalidad) no establece
jerarquía entre las notas. Lo que hizo el fundador de la música
dodecafónica, Schönberg, fue prohibir por estatuto usar una nota más que
otra: la melodía dodecafónica debe llevar las 12 notas que hay en la
escala cromática.
La música de Schoenberg y la de sus seguidores fue muy controvertida
en sus días, y así permanece todavía en alguna medida. Como carece de un
sentido de melodía
definida, algunos oyentes la encontraban —y todavía la encuentran—
difícil de seguir. A pesar de ello, actualmente se siguen interpretando,
estudiando y escuchando obras como Pierrot Lunaire,
mientras que se han olvidado otras composiciones contemporáneas que en
su momento se consideraban más aceptables. En gran medida, la causa de
esto es que su estilo pionero resultó muy influyente, incluso entre
compositores que continuaron componiendo música tonal. A partir de
ellas, muchos compositores han escrito música no basada en la tonalidad
tradicional.
El serialismo integral representa un paso más adelante del dodecafonismo, y fue creada por el que fue discípulo de Schönberg, Anton Webern:
se establece un orden no solo para la sucesión de las diferentes
alturas, sino para la sucesión de las diferentes duraciones (las
"figuras", como la negra, corchea, etc.) y la sucesión de las dinámicas (los niveles de intensidad sonora), como también para la articulación.
Neoclasicismo
El neoclasicismo
en música refiere al movimiento del siglo XX que retomó una práctica
común de tradición en cuanto a la armonía, la melodía, la forma, los
timbres y los ritmos, pero mezclada con grandes disonancias atonales y
ritmos sincopados, como punto de partida para componer música. Ígor Stravinski, Paul Hindemith, Sergéi Prokófiev, Dmitri Shostakóvich y Béla Bartók son los compositores más importantes usualmente mencionados en este estilo, pero también el prolífico Darius Milhaud y sus contemporáneos Francis Poulenc y Arthur Honegger.
El neoclasicismo nació al mismo tiempo que el retorno general a modelos racionales en las artes, en respuesta a la primera guerra mundial.
Más pequeño, más escaso, más ordenado fueron las tendencias concebidas
como respuesta a la saturación emocional que muchos sintieron había
empujado a la gente a las trincheras. Teniendo en cuenta que los
problemas económicos favorecían grupos más pequeños, la búsqueda por
hacer “más con menos” se tornó en consecuencia una práctica obligada. Historia del soldado de Stravinski es por esta razón una semilla de pieza neoclásica, como sucede también en el concierto Los robles de Dumbarton, en su Sinfonía para instrumentos de viento o en la Sinfonía en do. La culminación neoclásica de Stravinski es su ópera El progreso del libertino («Rake's Progress»), con libreto del bien conocido poeta modernista W. H. Auden.
El neoclasicismo encontró una audiencia interesada en EE.UU.; la escuela de Nadia Boulanger
promulgó ideas musicales basadas en la comprensión de la música de
Stravinski. Entre sus estudiantes se encuentran músicos neoclásicos como
Elliott Carter (en su primer época), Aaron Copland, Roy Harris, Darius Milhaud, Astor Piazzolla y Virgil Thomson.
El rasgo más audible del neoclasicismo son melodías que usan la
tercera como intervalo fijo, y agregan cromáticamente notas disonantes
al ostinato,
bloques armónicos y mezcla libre de polirritmos. El neoclasicismo ganó
gran aceptación de la audiencia con rapidez, y fue internalizado por
aquellos opositores al atonalismo como la verdadera música moderna.
En el contexto de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, el neoclasicismo se ubicó dentro del realismo socialista.
Esta fue una corriente estética cuyo propósito fue expandir el
conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de los hombres
por medio del arte. De esta manera los prominentes compositores Serguéi Prokófiev y Dmitri Shostakóvich
tuvieron que componer forzadamente en este estilo, incorporando
elementos nacionalistas y valores comunistas, pues cualquier tipo de
vanguardia se consideraba como parte de la decadencia de la burguesía de occidente.
Música electrónica y concreta
Los avances tecnológicos en el siglo XX permitieron a los compositores utilizar medios electrónicos para producir sonidos. En Francia se desarrolló la música concreta escuela que producía sonidos existentes en el mundo. Se llama concreta porque según Pierre Schaeffer, su inventor, planteaba que está producida por objetos concretos y no por los abstractos que serían los instrumentos musicales tradicionales. El primero que dispuso de esos medios fue Edgar Varese, quien presentó Poème électronique en el pabellón Philips de la Exposición de Bruselas en 1958. En 1951, Schaeffer, junto a Pierre Henry,
crearon el Grupo de Investigación de Música Concreta en París. Pronto
atrajo un gran interés, y entre los que se acercaron se encontraban
diferentes compositores significativos como Olivier Messiaen, Pierre Boulez, Jean Barraqué, Karlheinz Stockhausen, Edgard Varese, Iannis Xenakis, Michel Philippot y Arthur Honegger.
La producción compositiva entre 1951 y 1953 comprendió Étude I (1951) y
Étude II (1951) por Boulez, Timbres-durées (1952) por Messiaen, Étude
(1952) por Stockhausen, Le microphone bien tempéré (1952) y La voile
d’Orphée (1953) por Henry, Étude I (1953) por Philippot, Étude (1953)
por Barraqué, las piezas mezcladas Toute la lyre (1951) y Orphée 53
(1953) por Schaeffer/Henry, y la música para película Masquerage (1952)
por Schaeffer y Astrologie (1953) por Henry. En 1954 Varèse y Honegger
visitaron el estudio para trabajar en las partes en cinta de Déserts y
La rivière endormie. En Alemania en cambio la forma se usar la tecnología se llamó música electrónica, que es aquella que utiliza solamente sonidos producidos electrónicamente. El primer concierto tendría lugar en Darmstadt en 1951, sin embargo la primera obra de importancia sería El canto de los adolescentes de Karlheinz Stockhausen de 1956. En EE. UU., Milton Babbitt
usó el sintetizador RCA Mark II para crear música. Otros compositores
abandonaron los instrumentos convencionales, y usaron cintas magnéticas
para crear música, grabar sonidos, y manipularlos de alguna manera. Hymnen (de Stockhausen), Déserts (de Edgard Varése) y Sincronismos (de Mario Davidovsky)
ofrecen unos pocos ejemplos. Esta posibilidad tomó muchas formas:
algunos compositores simplemente incorporaron instrumentos electrónicos
dentro de piezas relativamente convencionales. Olivier Messiaen, por ejemplo, usó las Ondas Martenot en cierto número de trabajos. Oskar Sala creó la pista no musical para la película Los pájaros (de Alfred Hitchcock) usando el trautonium, un instrumento electrónico que él mismo ayudó a desarrollar. Morton Subotnick proveyó la música electrónica para 2001, una odisea del espacio. Otros compositores como Luigi Russolo, Mauricio Kagel y Joe Meek también aportaron a la investigación y exploración de la música electrónica.
Iannis Xenakis
es otro compositor moderno que ha usado computadoras e instrumentos
electrónicos (incluido uno inventado por él) en muchas composiciones.
Algunos de estos trabajos electrónicos son piezas suavemente
ambientadas, y otras muestran una violenta y salvaje sonoridad.
Compositores como Alvin Lucier, Gordon Mumma y David Tudor
crearon e interpretaron música electrónica en vivo, a menudo diseñando
sus propios instrumentos o usando cintas. En el siglo XX florecieron una
cantidad de instituciones especializas en música electrónica, siendo
quizá el IRCAM de París la más conocida.
Música aleatoria y vanguadismo radical
Si bien el modernismo en sí es música de vanguardia, el vanguardismo
dentro de ella se refiere a los movimientos más radicales y
controversiales, donde el concepto de música llega hasta sus límites -si
no ya los sobrepasa- utilizando elementos como ruidos, grabaciones, el
sentido del humor, el azar, la improvisación, el teatro, el absurdo,
el ridículo, o la sorpresa. Dentro de los géneros generalmente ubicados
dentro de esta corriente radical se encuentra la música aleatoria, la
música electrónica en vivo, el teatro musical, la música ritual, la
composición de procesos, el happening musical, o la música
intuitiva, entre muchas otras. Entre los compositores más
trascendentales que incursionaron en estas aventuras se encuentra John Cage en América y Karlheinz Stockhausen en Europa.
La música aleatoria o de azar es una técnica compositiva musical
basada en el recurso a elementos no regulados por pautas establecidas y
en la que adquiere un papel preponderante, es la improvisación a partir
de las secuencias no estructuradas. Tales rasgos improvisadores pueden
fijarse en la creación del autor o en el desarrollo de la propia
interpretación. Es frecuente, en consecuencia, la composición
de piezas aleatorias en las que el ejecutante determina la estructura
final de la obra, mediante la reordenación de cada una de las secciones
de la misma, o incluso mediante la interpretación simultánea de varias
de ellas.
Micropolifonía y masas sonoras
En palabras de David Cope la micropolifonía se trata de «una simultaneidad de diferentes líneas, ritmos y timbres». La técnica fue desarrollada por György Ligeti, quien la explicó así: «La compleja polifonía de las voces individuales está enmarcada en un flujo armónico-musical, en el que las armonías no cambian súbitamente, sino que se van convirtiendo en otras; una combinación interválica
discernible es gradualmente haciéndose borrosa, y de esta nubosidad es
posible sentir que una nueva combinación interválica está tomando
forma». «La micropolifonía se asemeja a los clústers, pero difiere de ellos en el uso que hace de líneas más dinámicas que estáticas». El primer ejemplo de micropolifonía en la obra de Ligeti se produce en el segundo movimiento de su composición orquestal Apparitions. También son pioneras en la aplicación de esta técnica su siguiente trabajo para orquesta Atmosphères y el primer movimiento de su Requiem, para soprano, mezzosoprano, coro mixto y orquesta sinfónica. Esta última obra alcanzó gran popularidad debido a que formó parte de la banda sonora de la película de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio
La técnica de la micropolifonía es más fácil de aplicar con agrupaciones más grandes o con instrumentos musicales polifónicos como el piano. Aunque el Poème Symphonique para 100 metrónomos crea «micropolifonía de una complejidad sin parangón». Muchas de las piezas para piano de Ligeti son ejemplos de micropolifonía aplicados a esquemas rítmicos derivados del complejo "minimalismo" de Steve Reich y de la música de los pigmeos.
Minimalismo
Varios compositores de la década de los sesenta comenzaron a explorar
lo que ahora llamamos minimalismo. La más específica definición de
minimalismo refiere al dominio de los procesos en música donde los
fragmentos se superponen en capas unos a otros, a menudo se repiten,
para producir la totalidad de la trama sonora. Ejemplos tempranos
incluyen En do (de Terry Riley) y Tamborileando (de Steve Reich).
La primera de estas obras hizo que Riley fuera considerado por muchos
el padre del minimalismo; es una pieza formada por celdas melódicas
comprimidas, que cada intérprete en un conjunto toca a su propio tempo.
La onda minimalista de compositores —Terry Riley, Philip Glass, Steve Reich, La Monte Young, John Adams y Michael Nyman,
para nombrar los más importantes— deseaban hacer la música accesible
para los oyentes comunes, expresando cuestiones específicas y concretas
de la forma dramática y musical, sin ocultarlas bajo la técnica, sino
más bien haciéndolas explícitas, volviendo a las triadas mayores y
menores de la música tonal, pero sin utilizar la funcionalidad armónica
tradicional.
Una diferencia clave entre el minimalismo y la música previa es el
uso de diferentes celdas "fuera de fase", a gusto de los intérpretes;
compare esto con la obertura de El oro del Rin de Richard Wagner, donde a pesar del uso de triadas de celdas, cada parte está controlada por un mismo impulso y se mueve a la misma velocidad.
Influencias del jazz
Desde principios del siglo la música afroamericana y el jazz influyó notablemente a compositores dentro y fuera de Estados Unidos. Dentro del país americano destacó Charles Ives y por sobre todos George Gershwin. Sin embargo compositores afroamericanos
más vinculados al jazz también incursionaron en obras que estaban en un
límite poco claro entre ambas músicas. Compositores tales como Will Marion Cook, Scott Joplin y Duke Ellington
tuvieron una influencia indiscutida en la música docta de Estados
Unidos. Algunas de las obras más importantes de principios de siglo que
combinaron elementos del lenguaje del jazz con estilos clásicos fueron Rhapsody in Blue de George Gershwin, El rincón de los niños de Claude Debussy, los conciertos para piano en Re y en Sol de Maurice Ravel, el Ragtime para 11 instrumentos de Ígor Stravinski, o la Suite para piano 1922 de Paul Hindemith, entre muchas otras.
En la segunda mitad del siglo XX surgió el movimiento llamado Third Stream, literalmente Tercera corriente, aplicado a un estilo de hacer música que en los años 50 y 60 pretendió ofertar una vía de desarrollo que integraba las técnicas tanto del jazz como de la la música clásica. El término Third Stream fue acuñado por el compositor y solista de trompa, Gunther Schuller, a finales de los años 50, para describir la música que estaban desarrollando algunos artistas intentando establecer un puente entre las disciplinas y formas musicales europeas y el espíritu y la técnica del jazz. A tal fin, Schuller fundó un "Third Stream Department", en el Conservatorio de Nueva Inglaterra. En sentido amplio, la tercera corriente es parte de un proceso general de abolición de barreras musicales entre las diferentes clases de música.
Música cinematográfica
Desde la llegada del cine sonoro
a principios de la década de los 30', la música cumplió un rol crucial
en la industria y el arte del cine. Muchos de los grandes compositores
de la década tales como los rusos Prokofiev y Shostakovic, incursionaron
también en esta área. Sin embargo llaman la atención ciertos
compositores que se dedicaron casi exclusivamente a trabajar a través
del cine. Aunque las musicalización de largometrajes durante los años
1940 estaban rezagadas décadas detrás de las innovaciones técnicas en el
campo de la música de concierto, la década de 1950 vio el auge de la
música para el cine modernista. El director Elia Kazan fue abierto a la idea de las influencias del jazz y las obras disonantes y trabajó con Alex North, cuya partitura de A Streetcar Named Desire (1951) combina la disonancia con elementos de blues y jazz. Kazan también se acercó a Leonard Bernstein para musicalizar On the Waterfront (1954) y el resultado fue una reminiscencia de las primeras obras de Aaron Copland e Igor Stravinsky, con sus "jazz basados en armonías y emocionantes ritmos aditivos". Un año después, Leonard Rosenman, inspirado por Arnold Schoenberg,
experimentó con la atonalidad en sus calificaciones de al Este del Edén
(1955) y Rebelde sin causa (1955). En sus diez años de colaboración con
Alfred Hitchcock, Bernard Herrmann experimentó con ideas en Vértigo (1958), Psycho (1960) y Los pájaros (1963). El uso de la música no-diegética de jazz fue otra innovación moderna, como la musicalización de la estrella del jazz Duke Ellington a la obra de Otto Preminger Anatomía de un asesinato (1959).
Dentro de las grandes obras musicales del cine se encuentran Max Steiner con: Jezebel (1938), Casablanca (1942), y Gone with the Wind (1939). Erich Wolfgang Korngold con; The Adventures of Robin Hood. Alfred Newman con: How the West Was Won,The Greatest Story Ever Told. Bernard Herrmann con; Citizen Kane, The Ghost and Mrs. Muir, y Taxi Driver. Ennio Morricone: The Good, The Bad And The Ugly (1966), The Untouchables (1987), y Cinema Paradiso. John Williams con; las dos trilogías de Star Wars, Indiana Jones y Harry Potter entre muchísimas otras. Otros de los grandes compositores, especialmente de los últimos tiempos han sido Nino Rota, Howard Shore, Alan Silvestri, Danny Elfman, Hans Zimmer o Henry Mancini
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