La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo,
mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. El
concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la Antigua Grecia,
en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como
arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la
definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados
compositores, en el marco de diversas experiencias artísticas
fronterizas, han realizado obras que, si bien podrían considerarse
musicales, expanden los límites de la definición de este arte.
La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, emociones, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo
que afecta el campo perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro
puede cumplir con variadas funciones (entretenimiento, comunicación,
ambientación, diversión, etc.).
La música está compuesta por dos elementos básicos: los sonidos y los «silencios».
El sonido es la sensación percibida por el oído
al recibir las variaciones de presión generadas por el movimiento
vibratorio de los cuerpos sonoros. Se transmite por el medio que los
envuelve, que generalmente es el aire de la atmósfera.
La ausencia perceptible de sonido es el silencio, aunque es una
sensación relativa, ya que el silencio absoluto no se da en la naturaleza.
El sonido tiene cuatro parámetros fundamentales:
- La altura es el resultado de la frecuencia que produce un cuerpo sonoro; es decir, de la cantidad de ciclos de las vibraciones por segundo o de hercios (Hz) que se emiten. De acuerdo con esto se pueden definir los sonidos como "graves" y "agudos". Cuanto mayor sea la frecuencia, más agudo (o alto) será el sonido. La longitud de onda es la distancia medida en la dirección de propagación de la onda, entre dos puntos cuyo estado de movimiento es idéntico; es decir, que alcanzan sus máximos y mínimos en el mismo instante.
- La duración corresponde al tiempo que duran las vibraciones que producen un sonido. La duración del sonido está relacionada con el ritmo. La duración viene representada en la onda por los segundos que ésta contenga.
- La intensidad es la fuerza con la que se produce un sonido; depende de la energía. La intensidad viene representada en una onda por la amplitud.
- El timbre es la cualidad que permite distinguir los diferentes instrumentos o voces a pesar de que estén produciendo sonidos con la misma altura, duración e intensidad. Los sonidos que escuchamos son complejos; es decir, son el resultado de un conjunto de sonidos simultáneos (tonos, sobretonos y armónicos), pero que nosotros percibimos como uno (sonido fundamental). El timbre depende de la cantidad de armónicos o la forma de la onda que tenga un sonido y de la intensidad de cada uno de ellos, a lo cual se lo denomina espectro. El timbre se representa en una onda por el dibujo. Un sonido puro, como la frecuencia fundamental o cada sobretono, se representa con una onda sinusoidal, mientras que un sonido complejo es la suma de ondas senoidales puras. El espectro es una sucesión de barras verticales repartidas a lo largo de un eje de frecuencia y que representan a cada una de las senoides correspondientes a cada sobretono, y su altura indica la cantidad que aporta cada una al sonido resultante.
Elementos de la música
La organización coherente de los sonidos y los silencios (según una
forma de percepción) nos da los parámetros fundamentales de la música,
que son la melodía, la armonía y el ritmo. La manera en la que se
definen y aplican estos principios, varían de una cultura a otra
(también hay variaciones temporales).
- La melodía es un conjunto de sonidos —concebidos dentro de un ámbito sonoro particular— que suenan sucesivamente uno después de otro (concepción horizontal), y que se percibe con identidad y sentido propio. También los silencios forman parte de la estructura de la melodía, poniendo pausas al "discurso melódico". El resultado es como una frase bien construida semántica y gramaticalmente. Es discutible —en este sentido— si una secuencia dodecafónica podría ser considerada una melodía o no. Cuando hay dos o más melodías simultáneas se denomina contrapunto.
- La armonía, bajo una concepción vertical de la sonoridad, y cuya unidad básica es el acorde o tríada, regula la concordancia entre sonidos que suenan simultáneamente y su enlace con sonidos vecinos.
- La métrica, se refiere a la pauta de repetición a intervalos regulares, y en ciertas ocasiones irregulares, de sonidos fuertes o débiles y silencios en una composición.
- El ritmo, es el resultado final de los elementos anteriores, a veces con variaciones muy notorias, pero en una muy general apreciación se trata de la capacidad de generar contraste en la música, esto es provocado por las diferentes dinámicas, timbres, texturas y sonidos. En la práctica se refiere a la acentuación del sonido y la distancia temporal que hay entre el comienzo y el fin del mismo o, dicho de otra manera, su duración.
Otros parámetros de la música son: la forma musical, la textura musical y la instrumentación.
Cultura y música
Buena parte de las culturas humanas tienen manifestaciones musicales.
Algunas especies animales también son capaces de producir sonidos en
forma organizada; lo que define a la música de los hombres, pues, no es
tanto el ser una combinación "correcta" (o "armoniosa" o "bella") de
sonidos en el tiempo como el ser una práctica de los seres humanos
dentro de un grupo social determinado.
Independientemente de lo que las diversas prácticas musicales de
diversos pueblos y culturas tengan en común, es importante no perder de
vista la diversidad en cuanto a los instrumentos utilizados para
producir música, en cuanto a las formas de emitir la voz, en cuanto a
las formas de tratar el ritmo y la melodía, y -sobre todo- en cuanto a
la función que desempeña la música en las diferentes sociedades: no es
lo mismo la música que se escucha en una celebración religiosa, que la
música que se escucha en un anuncio publicitario, ni la que se baila en
una discoteca. Tomando en consideración las funciones que una música
determinada desempeña en un contexto social determinado podemos ser más
precisos a la hora de definir las características comunes de la música, y
más respetuosos a la hora de acercarnos a las músicas que no son las de
nuestra sociedad.
La mayoría de las definiciones de música solo toman en cuenta algunas
músicas producidas durante determinado lapso en Occidente, creyendo que
sus características son "universales", es decir, comunes a todos los
seres humanos de todas las culturas y de todos los tiempos.
Muchos piensan que la música es un lenguaje "universal", puesto que
varios de sus elementos, como la melodía, el ritmo, y especialmente la armonía
(relación entre las frecuencias de las diversas notas de un acorde) son
plausibles de explicaciones más o menos matemáticas, y que los humanos
en mayor o menor medida, estamos naturalmente capacitados para percibir
como bello. Quienes creen esto ignoran o soslayan la complejidad de los
fenómenos culturales humanos. Así, por ejemplo, se ha creído que la armonía
es un hecho musical universal cuando en realidad es exclusivo de la
música de Occidente de los últimos siglos; o, peor aún, se ha creído que
la armonía es privativa de la cultura occidental porque representa un estadio más "avanzado" o "superior" de la "evolución" de la música.
Otro de los fenómenos más singulares de las sociedades occidentales
(u occidentalizadas) es la compleja división del trabajo de la que es
objeto la práctica musical. Así, por ejemplo, muchas veces es uno quien
compone la música, otro quien la ejecuta, y otro tercero quien cobra las
regalías. La idea de que quien crea la música es otra persona distinta
de quien la ejecuta, así como la idea de que quien escucha la música no
está presente en el mismo espacio físico en donde se produce es
solamente posible en la sociedad occidental de hace algunos siglos; lo
más común (es decir, lo más "universal") es que creador e intérprete
sean la misma persona.
La notación musical occidental
Desde la antigua Grecia (en lo que respecta a música occidental)
existen formas de notación musical. Sin embargo, es a partir de la
música de la edad media (principalmente canto gregoriano) que se comienza a emplear el sistema de notación musical que evolucionaría al actual. En el Renacimiento
cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos
hoy, aunque -como todo lenguaje- ha ido variando según las necesidades
expresivas de los usuarios.
El sistema se basa en dos ejes: uno horizontal, que representa
gráficamente el transcurrir del tiempo, y otro vertical que representa
gráficamente la altura del sonido. Las alturas se leen en relación a un
pentagrama (un conjunto de cinco líneas horizontales) que al comienzo
tiene una "clave" que tiene la función de atribuir a una de las líneas
del pentagrama una determinada nota musical. En un pentagrama encabezado
por la clave de Sol en segunda línea nosotros leeremos como sol el
sonido que se escribe en la segunda línea (contando desde abajo), como
la el sonido que se escribe en el espacio entre la segunda y la tercera
líneas, como si el sonido en la tercera línea, etc. Para los sonidos que
quedan fuera de la clave se escriben líneas adicionales.
Las claves más usadas son las de Do en tercera línea (clave que toma
como referencia al Do de 261,63 Hz, el Do central del piano), la de Sol
en segunda (que se refiere al Sol que está una quinta por encima del Do
central), y la de Fa en cuarta (referida al Fa que está una quinta por
debajo del Do central).
El discurso musical está dividido en unidades iguales de tiempo
llamadas compases: cada línea vertical que atraviesa el pentagrama marca
el final de un compás y el comienzo del siguiente. Al comienzo del
pentagrama habrá una fracción con dos números; el número de arriba
indica la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número de abajo
nos indica cuál será la unidad de tiempo.
Para escribir las duraciones se utiliza un sistema de figuras: la
redonda (representada como un círculo blanco), la blanca (un círculo
blanco con un palito vertical llamado plica), la negra (igual que la
blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la negra pero
con un palito horizontal que comienza en la punta de la plica), la
semicorchea (igual que la corchea pero con dos palitos horizontales),
etc.. Cada una vale la mitad de su antecesora: la blanca vale la mitad
que una redonda y el doble que una negra, etc..
Las figuras son duraciones relativas; para saber qué figura es la
unidad de tiempo en determinada partitura, debemos fijarnos en el número
inferior de la indicación del compás: si es 1, cada redonda
corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca corresponderá a un
tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra, etc.. Así,
una partitura encabezada por un 3/4 estará dividida en compases en los
que entren tres negras (o seis corcheas, o una negra y cuatro corcheas,
etc.); un compás de 4/8 tendrá cuatro tiempos, cada uno de ellos
representados por una corchea, etc.
Para representar los silencios, el sistema posee otros signos que representan un silencio de redonda, de blanca, etc..
Como se ve, las duraciones están establecidas según una relación
binaria (doble o mitad), lo que no prevé la subdivisión por tres, que
será indicada con "tresillos". Cuando se desea que a una nota o silencio
se le agregue la mitad de su duración, se le coloca un punto a la
derecha (puntillo). Cuando se desea que la nota dure, además de su
valor, otro determinado valor, se escriben dos notas y se las une por
medio de una línea arqueada llamada ligadura de prolongación.
En general, las incapacidades del sistema son subsanadas apelando a
palabras escritas más o menos convencionales, generalmente en italiano.
Así, por ejemplo, las intensidades se indican mediante el uso de una f (forte, fuerte) o una p (piano,
suave), o varias efes y pes juntas. La velocidad de los pulsos se
indica con palabras al comienzo de la partitura que son, en orden de
velocidad: largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.
Beneficios de la música a nivel psicológico y neurológico
La práctica de la ejecución musical en base a un instrumento,
promueve un mejor rendimiento a nivel cerebral. Las lecciones musicales
activan a ambos hemisferios cerebrales. Por esta actividad, la
concentración, memoria y disciplina de un estudiante se ven a duelo a
ejercitarse, y este ejercicio suele mejorar la capacidad de las
aptitudes mencionadas. En el momento en el que el cerebro se ve retado a
dividirse en varias funciones que requieren concentración y precisión,
como al tocar instrumentos ya sea piano, guitarra, violín, contrabajo,
entre otros, mejora sus funciones. Estudios realizados por la
Universidad de Harvard y la Universidad de California han comprobado que
la práctica de instrumentos musicales hace que los dos hemisferios
cerebrales formen nuevas conexiones, cuya realización produce que el
cerebro tenga un mejor rendimiento en los campos de la concentración,
memoria y aprendizaje. El legendario científico español de la
neurociencia moderna, Santiago Ramón y Cajal,
descubrió que la única actividad que hacía más conexiones en las
células cerebrales era tocar el piano, ya que en este instrumento se
emplea cada dedo en una tecla distinta, enfocándose cada mano en
distintos ritmos y velocidades, y en adición, los pies, que también
tienen una importante función al utilizarse los pedales.
A nivel mental, también se denomina muy útil la teoría musical para
facilitar el aprendizaje en otros idiomas. Características importantes
de la música, como el tono, el timbre, la intensidad y el ritmo, tienen
mucho que ver con las variaciones del habla de los distintos idiomas.
Cada uno de estos tiene un acento distinto, y en la música descubrimos
los diversos tonos, timbres, y ritmos que se podrían acoplar a los
diferentes idiomas.
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