Denominación
Mientras que las restantes artes redescubrían y copiaban en esta
época los antiguos modelos grecorromanos, los muy escasos restos
musicales conocidos de la música de la Antigüedad eran insuficientes para basarse en ellos, por lo que el clásico es un estilo musical nuevo.
Por esta misma razón, la denominación música clásica
nunca se usó para la música grecorromana, prácticamente desconocida, y
comenzó a ser utilizada por los románticos para nombrar a la música de
la época que les precedió, esta de la segunda mitad del siglo XVIII;
luego, por extensión, el nombre fue usado para toda la música culta
occidental anterior al siglo XX.
Estética y características generales
El siglo XVIII fue el de la Ilustración,
y su estética se trasladó al estilo musical: gusto por lo natural, lo
equilibrado y lo claro; rechazo del artificio y el exceso de
sofisticación de la música barroca; imitación de la naturaleza, en forma
de estructuras simples y frases simétricas similares a las de la música
folclórica; en la ópera, verosimilitud y cercanía al espectador de los
argumentos, e integración íntima del drama y la música.
Además el público de la música culta se extendió de la vieja
aristocracia a la pujante burguesía, que compraba masivamente ediciones
de partituras y llenaba los teatros de ópera y de concierto, lo que
impulsó a los compositores a acercar su estilo a lo popular. La difusión
de la música aumentó y se internacionalizó, y con ella la fama de los
compositores más destacados, de modo que el estilo se unificó en toda
Europa y los autores más conocidos hicieron frecuentes giras por las
principales capitales del continente.
Como consecuencia de todo ello las características principales de la música del Clasicismo son:
- Uso de la textura de melodía acompañada, consistente en el predominio de la voz más aguda, que centra el interés en su melodía, mientras el resto de instrumentos la acompañan; sólo en ocasiones se usa la homofonía o la polifonía imitativa. El acompañamiento es ya escrito explícitamente (desuso del bajo continuo).
- Melodías de un mayor carácter cantabile y simétricas, con frases estructuradas en antecedente y consecuente (o pregunta y respuesta), que típicamente se cierran en las armonías de dominante y tónica, respectivamente.
- Armonías muy claras y funcionales, basadas en los acordes de tónica, dominante y subdominante, que estructuran las frases y la forma musical con cadencias muy claras. El ritmo armónico (velocidad a la que cambian los acordes) suele ser más lento que en el Barroco: es típico el acompañamiento arpegiado llamado bajo de Alberti en el piano, o el trémolo en el acompañamiento orquestal.
- Se escribe mucha más música en modo mayor (más alegre) que en modo menor. Se amplía el campo de las modulaciones y se usan tonalidades cada vez con más alteraciones.
- Compás muy claro y regido también por la armonía.
- Se amplía la orquesta y su rango dinámico. Cada vez se escribe en detalle una mayor variedad de dinámicas y articulaciones, dejando menos espacio a la interpretación del ejecutante.
- Se usan formas estandarizadas (en particular la llamada forma sonata) pero con gran interés y variedad en la estructura interna de la música. Es en este periodo cuando se definen claramente las formas y estructuras en las que se basa la música culta occidental casi hasta nuestros días: la sonata, la sinfonía y el concierto clásico.
Periodos y autores de la música del Clasicismo
Los estilos preclásicos
A mediados del XVIII convivieron diversas corrientes musicales. El Rococó o estilo galante, ejemplificado por Johann Christian Bach (hijo de Johann Sebastian Bach y conocido como el Bach de Londres),
se caracterizó por el paso de las texturas complejas a melodías claras
con acompañamientos sencillos, y la creación de estructuras formales
bien definidas con secciones claramente articuladas: una fusión de la
claridad formal de la música francesa con las innovaciones armónicas y
estructurales del estilo italiano, como las del sinfonista milanés Giovanni Battista Sammartini. En Alemania surgió el Empfindsamer Stil o estilo sentimental, que buscaba la expresión directa y natural de sentimientos, y que practicaron Wilhelm Friedemann Bach y Carl Philipp Emmanuel Bach (el Bach de Berlín), hijos ambos también de Johann Sebastian.
Una de las figuras decisivas en la fijación de la forma sonata fue el compositor italiano Domenico Scarlatti.
El estilo de sus obras era innovador porque utilizaba estructuras
claras, y melodías con acompañamientos cada vez más comprensibles para
el oyente. Otro compositor influyente fue Christoph Willibald Gluck, reformador operístico que pretendió volver a una fusión de música y texto, restándole importancia a la improvisación de ornamentos típica del bel canto y atendiendo más a la modulación como forma de articular las escenas dramáticas.
En el campo sinfónico fue fundamental la aportación de la Escuela de Mannheim,
cuya orquesta de corte estuvo en la vanguardia de la técnica orquestal
(cambios dinámicos espectaculares, introducción de los clarinetes...). A
esta escuela pertenecieron Johann Stamitz, Franz Xaver Richter, Carl Stamitz, Franz Ignaz Beck y Christian Cannabich.
1750 a 1775
Para la década de 1750 las formas instrumentales como el concierto y la sinfonía (ésta originalmente la mera obertura
de las óperas) habían ganado la suficiente fuerza como para ser
interpretadas independientemente de la música vocal, y tenían gran
aceptación en las cortes.
El compositor del momento era Franz Joseph Haydn. Además de escribir sinfonías de estructura claramente clásica, escribió sonatas para pianoforte,
el nuevo instrumento de teclado en plena fase de perfeccionamiento y
que permitía mayores capacidades expresivas. Fue considerado también el
gran creador del cuarteto de cuerda,
pues sus obras para esta formación, de gran refinamiento melódico y
armónico, dieron una importancia similar a los cuatro instrumentos y
fijaron la forma, lo que contribuyó a que el cuarteto quedase
establecido hasta nuestros días.
Hacia 1770 surgió el estilo llamado Sturm und Drang, inspirado en una especie de protorromanticismo literario del mismo nombre que podemos ejemplificar en el Werther
de Goethe, y que en música produjo obras sinfónicas de ambiente trágico
y apasionado, casi todas en modo menor, como algunas sinfonías de Haydn y C.P.E. Bach.
1775 a 1790
El centro de gravedad de la música europea se situó en Viena, donde un joven compositor comienza a revolucionar la ópera y el concierto: Wolfgang Amadeus Mozart.
Aunque se basó en los aportes de Haydn, Mozart prefería melodías más
cantables, al estilo italiano. Además en sus obras se aprecian más
cromatismos y otras modificaciones armónicas. En cuanto a la
instrumentación, utiliza más variedad de instrumentos, en ricas
combinaciones tímbricas.
En la década de 1780 Muzio Clementi adquiere prestigio con sus sonatas y estudios para piano. Este compositor incentivó la extensión de la tesitura del instrumento, entre otras modificaciones que brindaron nuevas posibilidades. Similar papel jugó para el violonchelo Luigi Boccherini, italiano afincado en España.
Beethoven y el paso al Romanticismo
Una nueva generación de compositores formada por Johann Nepomuk Hummel, Luigi Cherubini y Ludwig van Beethoven
comenzó a cobrar importancia. Formalmente, la sección de desarrollo de
la forma sonata se hizo cada vez más compleja. También se complicaron
los acompañamientos para crear texturas más ricas, y la armonía se
volvió más flexible y elaborada. El piano ocupó un lugar central.
Beethoven fue el que produjo los cambios más profundos en el estilo y
por ello es considerado el responsable de la transición hacia el periodo romántico.
Sus principales aportes fueron las innovaciones armónicas, y la
búsqueda de una mayor expresividad. También fue un pionero en cuanto a
la orquestación de sus sinfonías, ya que utilizó muchos instrumentos que
no formaban parte de la orquesta y esto impulsó la ampliación de la
misma.
Las formas musicales del Clasicismo
En este periodo se establecen las principales formas musicales
vigentes hasta entrado el siglo XX, y las estructuras que las rigen;
entre estas estructuras se destaca la llamada forma sonata,
implementada en los primeros movimientos de la mayoría de las formas
musicales del momento (sonata propiamente dicha, cuarteto, sinfonía,
etc.).
Formas instrumentales
- La sonata está escrita para un instrumento solista (generalmente el piano), o bien para piano y un segundo instrumento (violín, flauta, etc.).
- El trío, el cuarteto, el quinteto... denominan a obras escritas respectivamente para tres, cuatro, cinco... instrumentos. Entre estas combinaciones quedan fijadas algunas plantillas fijas, como la del cuarteto de cuerda o el quinteto de viento.
- La serenata, el divertimento y la casación suelen estar escritas para un conjunto de tamaño medio (pequeña orquesta de cuerdas, banda de viento), para ser interpretados al aire libre.
- El concierto está escrito para un instrumento solista y orquesta.
- La sinfonía es una obra escrita para orquesta sinfónica.
Todas estas obras son estructuradas de modo similar, tomando como modelo la sonata. Tiene esta tres o cuatro movimientos:
- En el primero se sigue un esquema con tres partes: primero una exposición en la que el compositor nos presenta dos temas, uno enérgico, en la tonalidad principal, y otro más melódico, en la dominante o el relativo mayor. En segundo lugar, el desarrollo, en el que se establece un conflicto entre los dos temas, que son fragmentados, transportados, variados... Finalmente la reexposición, en la que la tensión armónica se resuelve al volver a escucharse los temas iniciales en la misma tonalidad.
- El segundo movimiento, lento, suele ser más melodioso, utilizándose la forma lied, de estructura ternaria y carácter lírico.
- El tercer movimiento tiene un carácter más desenfadado, generalmente en forma de minueto, danza de origen francés, o de scherzo (en el caso de Beethoven).
- En el cuarto movimiento se adopta casi siempre la forma rondó, que alterna un tema principal a modo de estribillo, en la tonalidad principal, con episodios en otros tonos.
En la sonata propiamente dicha los compositores solían prescindir a veces de alguno de los cuatro movimientos canónicos, a su elección. El concierto nunca tiene minueto, quedando por tanto estructurado siempre en sólo tres movimientos. Los divertimentos y serenatas, por el contrario, solían ampliar la secuencia habitual con algún movimiento suplementario.
Los instrumentos y la orquesta en el Clasicismo
Si bien la mayoría de los instrumentos sinfónicos ya existían desde el Barroco,
muchos de ellos cambian y se adaptan a los nuevos requerimientos
estilísticos y de composición de la época: así, los de viento aumentan
el número de agujeros y llaves para adaptarse a las tonalidades con
muchas alteraciones. Algunos instrumentos que surgen en este periodo son
el pianoforte, el arpeggione y el clarinete, mientras pierden vigencia casi hasta su extinción la viola da gamba, el clavicordio, la flauta dulce (que volverá a renacer en el siglo XX), el bajón y el laúd, entre otros. El fortepiano se impuso sobre el clave de tal forma que pasó a ocupar un lugar central en la música de cámara e incluso en los conciertos solistas.
Este es un periodo clave también para la orquesta porque se configura la orquesta sinfónica como tal, por influencia de Mozart, Haydn y la escuela de Mannheim. De la orquesta de cámara
heredada del Barroco se mantiene la sección de cuerdas como base,
aunque esta es ampliada en número y suele complementarse con al menos un
par de oboes y de trompas. Al avanzar el siglo queda fijada la sección
de instrumentos de madera a dos: dos flautas traveseras, dos oboes, dos
clarinetes y dos fagotes. La sección de metal solía incluir entre dos y
cuatro trompas, dos trompetas (con timbales) y, ocasionalmente, uno o
varios trombones. Se abandona la práctica del bajo continuo, y con ello el clavecín en la orquesta, salvo para los recitativos operísticos.
Las formas vocales
La ópera
Por el contrario, las clases sociales menos favorecidas contaban con su propio teatro musical, la ópera buffa,
pequeñas actuaciones satírico-burlescas. De breve duración y argumento
simple, recurren a la expresión directa en lenguaje coloquial y se
sirven de dos o tres personajes solamente, reduciendo al máximo los
elementos musicales, en los que desde luego están ausentes los coros y
cobra la mayor importancia la melodía popular de fácil construcción. La ópera buffa
ganó importancia y nivel artístico durante el Clasicismo, y aparecieron
además versiones nacionales, escritas en la lengua local y con diálogos
en lugar de recitativos, como el Singspiel en Alemania, la zarzuela en España y la opéra-comique en Francia.
La música religiosa
Un gran número de compositores siguió adscrito al servicio de la
Iglesia, y continuaron escribiendo por tanto formas religiosas como la misa y el motete,
en general para orquesta, coro y solistas, y en un estilo
deliberadamente arcaico. Un ejemplo muy conocido de este género es el Requiem de Mozart.
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