dilluns, 21 de maig del 2018

LUISA GRANERO. MODELO, ESCULTORA Y PINTORA DEL S. XX-XXI

En primera persona

“ Soy Luisa Granero Sierra.
Nací en Barcelona 1924 y mis primeros son entre mujeres …
Mi madre …
Mi tía …
Mi hermana …
Mi abuela …
Y las figuras, femeninas, de los cuadros que pinta Ramón Casas: mi madre y mi tía le hacen de modelos.
El arte está presente en casa. Incluso tenemos copias y reproducciones de artistas importantes aunque, a veces, no tengamos para comer, ni puedan pagarme la escuela.
A los nueve años, aún no he ido al colegio. y como no sé leer, no puedo aprender catecismo, ni hacer la comunión. Pero yo quiero hacerla así que convenzo a un primo mio para que me enseñe a leer. Más que leer, me aprendo frases enteras y llego a saberme el catecismo de memoria.
Al final, consigo hacer la comunión y puedo empezar a ir al colegio. Tengo casi 11 años. Y quiero ser artista.

 


Pero no del Paralelo, (aunque viva cerca. ) Yo quiero pintar y modelar. Pero soy una chica y estamos en plena postguerra. En casa no hay dinero para estudiar, ni tan siquiera lo hay para comer. Muchos días tenemos que pasar con una sola ración de lo que sea: naranjas, plátanos maduros, pan …
Entre los 10 y los 15 años voy al colegio si en casa lo pueden pagar. Hasta que empiezo a trabajar como modelo de Jaime Otero. Y con Otero descubro la escultura.
El me recomienda, a su vez, a la pintora Teresa Condeminas. Poso para ella y le confieso que quiero hacer escultura. Quiero aprender…
Tengo 16 años.
Teresa Condeminas habla con su marido, el también pintor Luis Muntané, profesor de Artes y Oficios y, gracias a él, puedo matricularme en la Escuela.
En un año consigo hacer los cuatro cursos de Artes y Oficios para entrar en Bellas Artes y en un verano apruebo los tres años de bachillerato que necesito para convertir mi sueño en realidad: entrar en la Escuela Superior de Bellas Artes. Tengo 17 años.

 


Con el dinero que gano como modelo, pago mis estudios y me mantengo como puedo. En Bellas Artes, a una amiga y a mí nos llaman “las chicas del membrillo” porque muchos días eso es lo único que podemos comer. Pero a menudo pienso que muchos artistas pasaron hambre y penurías antes de ser reconocidos- y cuando por las noches, en la cama, dibujo uno de mis pies para practicar y el frío no me deja seguir, pienso que no importa porque estoy haciendo lo que realmente quiero.
Durante los 5 años de carrera, alterno mis estudios con mi trabajo como modelo de Otero y de Martí Llauradó que me ofrece, también, hacerle de ayudante.
En esa época empiezo a presentarme ya a concursos y premios. Y, para mi sorpresa, empiezo a ganar en algunos de ellos.
Al terminar la carrera, en el año 49, me caso con Enrique Galcerà Martí, pintor y escultor a quien conozco en Bellas Artes. A partir de ese momento, empiezo a ser ayudante de Maria Llimona, de Martín Llauradó y de Enrique Monjo.
En el año 53 nace mi hijo Enrique.

 


Soy madre, esposa, ama de casa, ayudante de Monjo y, por las noches, voy haciendo mis esculturas. A veces, mi marido me desconecta la luz para que no trabaje hasta las tantas. Pero tengo que hacerlo porque son las únicas horas que puedo dedicarme plenamente a mi obra.
Por las mañanas, me levanto muy pronto para ir al mercado, volver a casa, dejarlo todo preparado, atender a mi hijo y luego ir al estudio de Monjo. Por las tardes, me ocupo de la casa y de mi hijo y voy participando en concursos y exposiciones colectivas.
Hasta que el 5 de Agosto (día de mi cumpleaños) de 1964, después de unas oposiciones en Madrid, gano la Cátedra de Modelado y Composición de Bellas Artes.
Entonces empieza mi etapa como profesora en la Facultad …
Cuatro años después, en 1968, hago mi primera exposición individual en la Sala Parés de Barcelona.
A partir de ahí, mi vida como escultora y catedrático se va modelando y expongo cada 4 o 5 años a la vez que hago esculturas para ciudades como Barcelona, Palma de Mallorca, Zaragoza… .
 




He luchado mucho. A veces no puedo creer lo que he conseguido, viniendo de donde vengo y en la época en que nací … Una mujer, en los años cuarenta, de origen humilde, no lo tenía “fácil” para ser escultora. Pero esa ha sido mi fuerza … Y he sido feliz.
Dice Rodin, uno de los escultores que más admiro, que “el mundo sólo será feliz cuando los hombres tengan alma de artista, es decir cuando todos disfruten con la labor de su creación … “
Yo he disfrutado, y todavía disfruto.
A mis 78 años poder levantarme cada mañana a las 7 para ir a mi taller y poder trabajar hasta las 2 es un regalo. Y cada día doy gracias a Dios por ello.“
Luisa Granero
Setiembre, 2002
P.S.- El 27 de marzo de 2012, a los 87 años Luisa Granero falleció en Barcelona.
El día anterior estaba visitando una galería donde iba a realizar su próxima exposición.

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