Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde (Dublín, Irlanda, entonces perteneciente al Reino Unido, 16 de octubre de 1854 - París, Francia, 30 de noviembre de 1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo de origen irlandés.
Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y aguzado ingenio. Hoy en día, es recordado por sus epigramas, sus obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.
Hijo de destacados intelectuales de Dublín, desde edad temprana adquirió fluidez en el francés y el alemán. Mostró ser un prominente clasicista, primero en Trinity College, Dublín y después en Magdalen College (Oxford), de donde se licenció con los reconocimientos más altos en estudios clásicos, tanto para los llamados Mods, considerados tradicionalmente los exámenes más difíciles del mundo, como en los Greats (Literae Humaniores). Guiado por dos de sus tutores, Walter Pater y John Ruskin, se dio a conocer por su implicación en la creciente filosofía del esteticismo. También exploró profundamente el catolicismo —religión a la que se convirtió en su lecho de muerte—. Tras su paso por la universidad se trasladó a Londres, donde se movió en los círculos culturales y sociales de moda.
Como un portavoz del esteticismo, realizó varias actividades literarias; publicó un libro de poemas, dio conferencias en Estados Unidos y Canadá sobre el Renacimiento inglés y después regresó a Londres, donde trabajó prolíficamente como periodista. Conocido por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su brillante
conversación, Wilde se convirtió en una de las mayores personalidades de
su tiempo.
En la década de 1890
refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en una serie de diálogos y
ensayos, e incorporó temas de decadencia, duplicidad y belleza en su
única novela, El retrato de Dorian Gray.
La oportunidad para desarrollar con precisión detalles estéticos y
combinarlos con temas sociales le indujo a escribir teatro. En París,
escribió Salomé en francés, pero su representación fue prohibida debido a que en la obra aparecían personajes bíblicos. Imperturbable, produjo cuatro «comedias divertidas para gente seria» a
principios de la década de 1890, convirtiéndose en uno de los más
exitosos dramaturgos del Londres victoriano tardío.
En el apogeo de su fama y éxito, mientras su obra maestra La importancia de llamarse Ernesto seguía representándose en el escenario, Wilde demandó al padre de su amigo y amante Alfred Douglas por difamación,
al ser acusado de homosexualidad. Después de una serie de juicios, y
por las evidencias presentadas para el caso, Wilde fue declarado
culpable de indecencia grave y encarcelado por dos años, obligado a
realizar trabajos forzados. En prisión, escribió De Profundis,
una larga carta que describe el viaje espiritual que experimentó luego
de sus juicios, un contrapunto oscuro a su anterior filosofía hedonista. Tras su liberación, partió inmediatamente a Francia, donde escribió su última obra La balada de la cárcel de Reading, un poema en conmemoración a los duros ritmos de la vida carcelaria. Murió indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años.
Escribí cuando no conocía la vida. Ahora que entiendo su significado,
ya no tengo que escribir. La vida no puede escribirse; sólo puede
vivirse.
Oscar Wilde
Vida
Familia
Oscar
Wilde fue el segundo de los tres hijos de dos destacados miembros de la
sociedad angloirlandesa de Dublín. Esto sería esencial en su carrera y
obra, como señaló un escritor contemporáneo suyo:
No debe olvidarse que, a pesar de que por cultura Wilde era un ciudadano de todas las capitales civilizadas, de raíz era un irlandés muy irlandés, y, como tal, un extranjero en todas partes menos en Irlanda.George Bernard Shaw
Su padre, sir William Wilde, era el más importante cirujano especialista en otología y oftalmología de Irlanda, además de ser un notado arqueólogo y estadístico.
La madre de Oscar, Jane Wilde, era poetisa —escribió utilizando el seudónimo de Speranza («Esperanza» en italiano)— que escribía para los revolucionarios jóvenes irlandeses y era conocida partidaria del Nacionalismo irlandés.
Su hermano mayor, Willie Wilde (1852-1899), sería más tarde un destacado periodista para Punch y Vanity Fair, además de editorialista para The Daily Telegraph. Su hermana menor, Isola (1857-1867), murió de meningitis con nueve años. Wilde le dedicaría su poema «Requiescat», escrito en 1875 y publicado en su primera antología, Poems (1881).
Estudios
Conocí a Oscar Wilde a comienzos de 1868 en la Portora Royal
School. Tenía él a la sazón trece o catorce años. Su lacia melena rubia,
muy crecida, era uno de sus rasgos distintivos. En aquel entonces su
carácter era sumamente infantil, inquieto, casi revoltoso cuando no
estaba en clase. Sin embargo, no tomaba parte en ninguno de los juegos
ni deportes de los alumnos. A lo sumo, veíasele alguna vez que otra en
uno de los botes del colegio, paseando por el Loch Erne, pero nunca pasó
de ser un remero mediocre.
Aún de niño, era ya un conversador excelente; sus capacidades
descriptivas excedían con mucho a lo usual, y sus exageraciones
humorísticas de los sucesos del colegio eran altamente divertidas. Uno
de los lugares favoritos de los muchachos para descansar y charlar en
las tardes de invierno era alrededor de una estufa que había en el Stone
Hall; allí brillaba y sobresalía Oscar. [...] En el colegio casi todo
el mundo le llamaba Oscar, pero tenía un mote, Cuervo Gris (Gray-crow),
que le llamaban cuando querían hacerle rabiar, cosa que le molestaba en
extremo. El origen de dicho mote, [...], permanece para mí en el
misterio. [...]
Aún en aquellos días escolares predominaba ya en él la imaginación; pero siempre había en su narración de aquel acontecimiento algo que daba a entender que de sobra comprendía él que los oyentes no dejaban engañar [...] Jamás se interesó lo más mínimo por las matemáticas, ni en la escuela ni en el colegio. Se reía de la ciencia y nunca tuvo una buena palabra para un profesor de matemáticas o de ciencias; pero tampoco había la menor malevolencia ni rencor en nada de lo que dijera sobre ellos; ni, a decir verdad, sobre nadie. Los clásicos absorbieron casi por entero su atención en sus últimos tiempos escolares, y la fluida belleza de sus traducciones orales en clase, [...], era algo que no se olvidaba fácilmente.
—Oscar Wilde en la escuela según sir Edward Sullivan.
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Fue educado en casa hasta los nueve años, demostrando una inteligencia notable y una particular facilidad para el francés y el alemán. Con 10 años (1864) ingresó en la Portora Royal School de Enniskillen (Irlanda) y estudió allí hasta los diecisiete (1871). Durante su estancia allí murió su hermana Isola, que inspiró su poema Requiescat.
El 19 de octubre de 1871 ingresó en el Trinity College (Dublín), donde estudió a los clásicos durante los siguientes tres años.
Sus habitaciones en Trinity daban al norte de una de las plazas más viejas de Dublín, conocida con el nombre de Botany Bay. Estas habitaciones eran excesivamente lúgubres y mal cuidadas. [...] Su vida en Trinity fue esencialmente de estudio; además de prepararse para los exámenes de humanidades, devoraba ávidamente lo mejor de la literatura inglesa. Era admirador entusiasta de Swinburne, cuyos poemas leía constantemente. Las obras sobre los autores griegos de John Addington Symonds tampoco se le caían de las manos. Mientras estuvo en Trinity jamás se le oyó opinar sobre cuestiones sociales, religiosas o políticas; las letras absorbían por completo su actividad. Cuando Oscar vino a Trinity, fue un alumno excelente durante el primer año; el número uno en clásicos; pero no quedó igualmente bien en los exámenes minuciosos del segundo año para la beca de clásicos, obteniendo solamente el quinto puesto; lo que ya pudo ser considerado como un verdadero triunfo, pues, aunque de primera en una prueba corta, no cabía duda que no estaba hecho para la lucha sostenida.
Fue allí donde estudió junto a R. Y. Tyrell, Arthur Palmer o Edward
Dowden. Y fue allí donde conoció al que sería su tutor, J. P. Mahaffy,
quién inspiró su interés por la literatura griega. Trabajó con él en La vida social en Grecia
y tres años más tarde, gracias a su trabajo sobre los poetas griegos,
ganó la medalla de oro Berkeley: el mayor premio para los estudiantes de
clásicos de ese colegio.
Gracias a una beca de 95 £ anuales, el 17 de octubre de 1874 ingresó en el Magdalen College, de Oxford, donde continuó sus estudios hasta 1878.
Así como había tenido más éxito en Trinity que en Portora, Wilde estaba
destinado a tenerlo mucho mayor en Oxford que en Dublín. Había tenido
la ventaja de ir a Oxford un poco más tarde de lo que suelen ir los
demás, a los veinte en vez de los dieciocho. Fue colocado en la primera
clase de Moderations (Mods) en 1876. Durante su estancia en este colegio falleció su padre, el 19 de abril de 1876. Su poema «Ravenna» le permitió adjudicarse el «Oxford Newdigate Prize» en junio de 1878. Finalmente, en noviembre de 1878 obtuvo el título de Bachelor of Arts, graduándose con la mayor nota posible. Wilde permaneció en Oxford desde finales de 1874 hasta el verano de 1878, período en el cual logró convertirse en una personalidad conocida dentro del ámbito universitario.
Tiempo después habló de Mahaffy como su «primer y mejor profesor»,
aparte de declarar que le enseñó «cómo amar las cosas griegas». Por su parte, Mahaffy se jactó de haber creado la personalidad que tuvo
Wilde; tiempo después, le llamó «la única mancha de mi tutela».
Debut en la sociedad
Desde su entrada en el Trinity College publicó sus poemas en revistas, especialmente en Kottabos y en la Dublin University Magazine. A mediados de 1881, a los 27 años de edad, reunió, revisó y expandió sus trabajos poéticos en su primer libro: Poemas. El libro, en términos generales, fue bien recibido, y en su primera
impresión vendió 750 copias, tras lo cual se publicaron mayores
impresiones en 1882. «Oscar había puesto enormes esperanzas en este
libro.
Hasta el final mismo de su vida se creyó un poeta; las esperanzas que
Oscar fundaba en su libro eran extravagantes, pues no sólo esperaba
hacerse una gran reputación con él, sino ganar de añadidura mucho
dinero.» El libro tuvo un éxito extraordinario; cuatro ediciones fueron vendidas en unas cuantas semanas.
- Reina Henrietta Maria
- En la tienda solitaria, aguardando la victoria
- está ella en pie, empañados los ojos por la bruma del dolor,
- semejante a un pálido lirio empapado por la lluvia:
- el resonar clamoroso de las armas, el cielo ensangrentado,
- el estrago de la guerra y los destrozos de la caballería
- a su alma orgullosa no pueden traer vulgar temor alguno:
- valientemente se demora, aguardando a su Señor el Rey
- inflamada el alma de apasionado éxtasis.
- ¡Oh cabellos de oro! ¡Oh labios purpurinos! ¡Oh rostro
- hecho para la seducción y el amor del hombre!
- Contigo olvido el esfuerzo y la violencia
- el camino sin amor que no conoce lugar de descanso,
- el pulso contraído del tiempo, el tremendo cansancio del alma
- mi libertad y mi vida republicana.
Matrimonio
Después de graduarse en el Magdalen College, Oscar Wilde regresó a Dublín, donde conoció y se enamoró de Florence Balcombe. Ella, por su parte, inició una relación con Bram Stoker, con quien se casó en 1878.
Percatándose del enlace, Wilde le anunció su intención de abandonar
Irlanda de forma permanente. Finalmente, abandonó el país en 1878 y sólo regresaría en dos ocasiones y por motivos de trabajo. Los siguientes seis años los pasó en Londres, París y en los Estados Unidos, a donde viajó para impartir conferencias.
En Londres conoció a Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd,
consejero de la reina. Durante una visita de Constance a Dublín en la
que ambos coincidieron (pues Oscar ofrecía una conferencia en el Teatro
Gaiety), Wilde aprovechó la ocasión para pedirle matrimonio. Finalmente,
se casaron el 29 de mayo de 1884 en Paddington, Londres. Las 250 libras de dote de Constance permitieron que la pareja viviera en un lujo relativo. Tuvieron dos hijos: Cyril, que nació en junio de 1885, y Vyvyan, nacido en noviembre de 1886.
Se separaron a consecuencia del escándalo por el proceso de Wilde. Tras
el encarcelamiento de Wilde, Constance cambió su apellido y el de sus
hijos a Holland para desvincularse del escándalo, aunque nunca se
divorció de Wilde, quien también fue obligado a renunciar a la patria
potestad de sus hijos.
Esteticismo
Wilde recibió una profunda influencia de los escritores John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida. El propio Wilde reflexionó sobre este punto de vista cuando en El retrato de Dorian Gray escribió que «Todo arte es más bien inútil» («All art is quite useless»). De hecho, esta cita refleja el apoyo de Wilde al principio básico del movimiento estético: el arte por el arte. Esta doctrina fue acuñada por el filósofo Víctor Cousin, promovida por Théophile Gautier y adquirió prominencia con James McNeill Whistler.
El movimiento estético o esteticismo, representado entre otros por Walter Pater, William Morris, Dante Gabriel Rossetti y Stéphane Mallarmé,
tuvo una influencia permanente en las artes decorativas inglesas.
Wilde, uno de sus principales representantes en Gran Bretaña, llegó a
ser una de las personalidades más prominentes de su época. Aunque sus
iguales en ocasiones lo tildaban de ridículo, sus paradojas y sus dichos ingeniosos y agudos eran citados por todas partes.
Ya desde su período en el Magdalen College, Wilde adquirió renombre
especialmente por el papel que desempeñó en los movimientos estético y decadente. Comenzó a llevar el pelo largo y a desdeñar abiertamente los deportes llamados «masculinos». Asimismo, comenzó a decorar sus cuartos en el College con plumas de
pavo real, lilas, girasoles, porcelana erótica y otros objetos de arte. Su comportamiento excéntrico frente a la norma masculina le costó que lo zambulleran en el río Cherwell
además de que le destrozaran sus cuartos (que todavía sobreviven como
salas de alojamiento de estudiantes en el College); sin embargo, este
culto se propagó entre ciertos segmentos de la sociedad hasta un punto
tal que las actitudes lánguidas, las vestimentas exageradas y el
esteticismo en general se convirtieron en una pose reconocida.
El esteticismo en general fue caricaturizado en la opereta Patience (1881), de Gilbert y Sullivan. Patience tuvo tal éxito en Nueva York que al empresario Richard D'Oyly Carte se le ocurrió la idea de enviar a Wilde a los Estados Unidos a dar un ciclo de conferencias. La gira se organizó cuidadosamente, y la llegada de Wilde tuvo lugar en enero de 1882. La primera conferencia que pronunció, The English Renaissance (El renacimiento inglés), tuvo lugar el 9 de enero de 1882, en el Chickering Hall, de Nueva York. The Nation
publicó una reseña imparcial y sagaz de dicha primera conferencia, en
la que se lee: «Mr. Wilde es, esencialmente, un producto extranjero y
difícilmente podrá tener éxito en este país. Lo que tiene que decir no
es nada nuevo, ni es su extravagancia lo bastante extravagante para
divertir al público norteamericano habitual. Sus pantalones cortos y su
larga melena no están mal en sí mismos; pero, realmente, Bunthorne ha
echado a perder el público para Wilde.» La gira se realizó, además, en Filadelfia, Boston y otras ciudades del este y oeste de los Estados Unidos, hasta extenderse a Canadá.
Wilde afirmó tiempo después que había dicho en la aduana: «No tengo nada que declarar sino mi genio» («I have nothing to declare except my genius»),
aunque no existen más pruebas de la época (además de la propia
afirmación de Wilde) de que dicha declaración se produjese. D'Oyly Carte
se sirvió de esta gira de conferencias de Wilde para preparar la gira
de Patience por los Estados Unidos, y se aseguró de que el
público que compraría las entradas estuviera al tanto de la personalidad
de este personaje británico. De regreso en Gran Bretaña, trabajó como revisor para la Pall Mall Gazette de 1887 a 1889. Después de este período, se convirtió en el editor de Woman's World (Mundo femenino).
En el plano político, Wilde apoyaba un tipo de anarquismo filosófico, y expuso sus ideas en el texto El alma del hombre bajo el socialismo.
A veces la gente se pregunta bajo qué tipo de gobierno viviría mejor el artista, y sólo hay una respuesta: en ninguno.
Oscar Wilde
Envuelto en un escándalo
En 1895 y cuando se encontraba en la cima de su carrera, el poeta sin duda escandalizó a la clase media británica del momento.
Oscar Wilde era amigo de lord Alfred Douglas, y el padre de éste sospechaba que ambos tenían un romance. Por ello, decidió enviarle una carta:
For Oscar Wilde posing Somdomite [sic] («para Oscar Wilde, aquel que presume de sodomita»).
John Sholto Douglas, noveno marqués de Queensberry.
Wilde, animado por el hijo del denunciante, le denunció a su vez por calumnias y esgrimió la amoralidad del arte como defensa.
Finalmente, el noveno marqués de Queensberry quedó libre y Wilde se enfrentó a un segundo juicio en mayo de 1895, en el que se le acusó de sodomía
y de grave indecencia, y por el que fue condenado a dos años de
trabajos forzados. Esta sentencia —que buscaba ser ejemplarizadora— tuvo
mucha repercusión y propició un recrudecimiento de la intolerancia
sexual no sólo en Gran Bretaña, sino también en Europa: muchos artistas
homosexuales sufrieron represalias y algunos (como en Alemania el pintor
alemán Paul Höcker y otros más) debieron emigrar fuera de su país.
Durante su estancia en la cárcel, Wilde escribió la extensa carta dirigida a lord Alfred Douglas que lleva por título De profundis (1897) y el poema La balada de la cárcel de Reading.
Desengañado con la sociedad inglesa y arruinado material y espiritualmente, abandonó definitivamente la prisión en mayo de 1897.
—¿Ha comprendido usted bien qué cosa tan admirable es la piedad?
Por mi parte, doy gracias a Dios todas las noches —sí, de rodillas doy
gracias a Dios— por habérmela hecho conocer. Yo entré a la prisión con
un corazón de piedra y pensando tan sólo en mi placer; pero, ahora mi
corazón se ha roto... y la piedad ha entrado en él. Ya sé que la cosa
más grande y más hermosa del mundo es la piedad. Y he aquí por qué no
puedo guardar rencor a quienes me condenaron, ni a nadie; pues sin ellos
yo no habría conocido todo esto.
—Oscar Wilde en conversación con Frank Harris
|
Retomó la amistad con Douglas y se reunieron en agosto de 1897 en Ruan.
Por supuesto, la reunión fue desaprobada por los familiares y amigos de
ambos. Además, la mujer de Wilde, Constance, rehusó volver a
encontrarse con él y le prohibió ver a sus hijos, aunque le siguió
mandando dinero y nunca se divorciaron. El señor Sherard ha contado en su libro cómo él trabajó para la primera reconciliación de Oscar con su mujer, y cómo inmediatamente recibió una carta de lord Alfred Douglas donde lo amenazaba con matarle como a un perro si, por culpa suya, llegaba a perder la amistad de Wilde. Wilde y Douglas vivieron juntos unos meses al final de 1897, cerca de Nápoles, hasta que la amenaza de sus respectivas familias de cortarles los fondos terminó por separarles. Wilde pasó el resto de su vida en París, en donde vivió bajo el nombre falso de Sebastián Melmoth. Allí y de la mano de un sacerdote irlandés de la Iglesia de San José,
se habría convertido al catolicismo, fe en la que supuestamente murió.
Después de la muerte
Pues aquel que vive más de una vida, más de una muerte tiene también que morir.
Oscar Wilde
Su hijo mayor Cyril murió en mayo de 1915, en plena Primera Guerra Mundial y como miembro de las fuerzas británicas que lucharon en Francia. Su segundo hijo, Vyvyan, continuó los pasos de su padre y se dedicó a la escritura y la traducción. Llegó a publicar sus memorias en 1954 y el hijo de éste, Merlin Holland, ha editado y publicado varios trabajos sobre su abuelo Oscar Wilde.
En 1950, cincuenta años después de morir, las cenizas de su amigo Robert Baldwin Ross fueron añadidas a su tumba, en el cementerio del Père-Lachaise. Este crítico de arte aseguraba haber sido el primer amante masculino de Oscar Wilde.
Legado escrito
Cuentos
Wilde publicó El príncipe feliz y otros cuentos en 1888, y escribió regularmente historias de hadas para las revistas. En 1891 se publicaron dos colecciones más, El crimen de Lord Arthur Savile y otras historias, y en septiembre Una casa de granadas que fue dedicada a su esposa. El retrato del señor W.H., que Wilde había comenzado en 1887, fue publicado por primera vez en Blackwood's Magazine en julio de 1889. Es una historia corta, que relata una conversación, en la que se discute la teoría que dice que los sonetos de William Shakespeare,
fueron escritos por el amor del poeta hacia el actor joven Willie
Hughes. La única evidencia para esto, son dos juegos de palabras que se
suponen, están dentro de los sonetos.
El anónimo narrador es al principio escéptico, luego creyente, y
finalmente galantea con el lector; concluye diciendo: «Hay realmente
mucho que decir de la teoría de Willie Hughes sobre los sonetos de
Shakespeare». El hecho final y la ficción se han fundido entre sí. «Tú debes creer en Willie Hughes; yo casi lo hago», le contó Wilde a un conocido.
Ensayos
Wilde,
cansado del periodismo, se ocupó de ordenar sus ideas estéticas, en una
serie de piezas de larga prosa que fueron publicadas en los mayores
diarios literario-intelectuales del día. «La decadencia de la mentira:
Un diálogo» estuvo en la Eclectic Magazine en febrero de 1889 y
«Pluma, lápiz y veneno»; una satírica biografía de Thomas Wainewright,
fue publicada más tarde ese mismo año por su amigo Frank Harris; editor del Fortnightly Review. Dos de los cuatro escritos de Wilde sobre estética son diálogos.
Siempre sobresalió por su ingenio, y su narrativa; cuando escribía
frases que ya había creado, éstas, formaban un trabajo coherente.
Wilde estuvo preocupado por el efecto de la moralización en el arte,
desde que creía en el poder redentor del desarrollo del arte, «El arte
es el individualismo, y el individualismo es una fuerza perturbadora y
de desintegración. Ahí está su inmenso valor. Por lo que se busca es
alterar la monotonía del tipo, la esclavitud de la indumentaria, la
tiranía de la costumbre, y la reducción del hombre al nivel de una
máquina».
Cuando se fue a vivir con Bosie Douglas, Oscar se despojó de la
actitud cristiana, volvió a adoptar la actitud pagana; en apariencia, y
por el momento, volvió a ser el Oscar de antes, profesando el amor de
los griegos por la belleza, el odio a la enfermedad, a las deformidades,
a la fealdad; cada vez que encontraba un espíritu similar gozaba
lanzando brillantes paradojas y alegres relámpagos de humorismo. Pero
permanecía en guerra contra sí mismo, como el Satán de Milton, sin cesar
consciente de su caída, echando de menos siempre el rango y la fortuna
perdida y, a causa misma de este conflicto, incapaz de escribir. Y tal
vez fue por esto por lo que se entregó más de lleno que nunca a la
conversación.
Sin comparación, era Oscar el compañero más interesante que he
conocido nunca, y desde luego el más deslumbrante conversador que ha
existido. Nadie seguramente se entregó nunca más enteramente que él al
arte de la palabra. Con frecuencia, él mismo declaró que no había puesto
más que su talento en sus libros y obras de teatro dilapidando su genio
en su vida. Si hubiese dicho que en su conversación, la verdad habría
sido más exacta.
Las opiniones concernientes a su estado físico y mental a su salida de la prisión difieren grandemente. Todos aquellos que lo conocieron íntimamente, Ross, Turner, More Adey, Lord Alfred Douglas y yo mismo, estamos de acuerdo en que, a pesar de una ligera sordera, jamás se halló en mejor estado de salud. Pero algunos de sus amigos franceses estaban resueltos a presentarlo como un mártir.
En el cuadro que traza de los últimos años de Wilde nos dice Gide:
«Wilde había sufrido mucho desde hacía dos años, y de una manera demasiado pasiva. Su voluntad había quedado rota... En su vida hecha añicos, tan sólo quedaba una vaga semejanza, penosa de contemplar, de lo que había sido antes. A veces, parecía deseoso de demostrar que todavía pensaba; pero su humorismo, aún en pie, era ya rebuscado, forzado, demasiado aparente.»
Estos detalles son, sin duda, necesarios para completar el retrato francés del proscrito. Pero, aplicados a Oscar Wilde, son inexactos y hasta contrarios a la verdad; pues jamás fue Wilde mejor conversador, ni más delicioso compañero que en los últimos años de su vida.
Las opiniones concernientes a su estado físico y mental a su salida de la prisión difieren grandemente. Todos aquellos que lo conocieron íntimamente, Ross, Turner, More Adey, Lord Alfred Douglas y yo mismo, estamos de acuerdo en que, a pesar de una ligera sordera, jamás se halló en mejor estado de salud. Pero algunos de sus amigos franceses estaban resueltos a presentarlo como un mártir.
En el cuadro que traza de los últimos años de Wilde nos dice Gide:
«Wilde había sufrido mucho desde hacía dos años, y de una manera demasiado pasiva. Su voluntad había quedado rota... En su vida hecha añicos, tan sólo quedaba una vaga semejanza, penosa de contemplar, de lo que había sido antes. A veces, parecía deseoso de demostrar que todavía pensaba; pero su humorismo, aún en pie, era ya rebuscado, forzado, demasiado aparente.»
Estos detalles son, sin duda, necesarios para completar el retrato francés del proscrito. Pero, aplicados a Oscar Wilde, son inexactos y hasta contrarios a la verdad; pues jamás fue Wilde mejor conversador, ni más delicioso compañero que en los últimos años de su vida.
—Opinión de Frank Harris sobre Wilde en sus últimos años
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