dimecres, 16 d’agost del 2017

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El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia (en catalán, Temple Expiatori de la Sagrada Família), conocido simplemente como la Sagrada Familia, es una basílica católica de Barcelona (España), diseñada por el arquitecto Antoni Gaudí. Iniciada en 1882, todavía está en construcción. Es la obra maestra de Gaudí, y el máximo exponente de la arquitectura modernista catalana. Es uno de los monumentos más visitados de España, junto al Museo del Prado y la Alhambra de Granada, y es la iglesia más visitada de Europa tras la basílica de San Pedro del Vaticano.
La Sagrada Familia es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí: trabajó en ella durante la mayor parte de su carrera profesional, pero especialmente en los últimos años de su carrera, donde llegó a la culminación de su estilo naturalista, haciendo una síntesis de todas las soluciones y estilos probados hasta aquel entonces. Gaudí logró una perfecta armonía en la interrelación entre los elementos estructurales y los ornamentales, entre plástica y estética, entre función y forma, entre contenido y continente, logrando la integración de todas las artes en un todo estructurado y lógico.
Desde 1915 Gaudí se dedicó prácticamente en exclusiva a la Sagrada Familia, que supone la síntesis de toda la evolución arquitectónica del genial arquitecto. Después de la realización de la cripta y el ábside, todavía en estilo neogótico, el resto del templo lo concibió en un estilo orgánico, imitando las formas de la naturaleza, donde abundan las formas geométricas regladas. El interior debía semejar un bosque, con un conjunto de columnas arborescentes inclinadas, de forma helicoidal, creando una estructura a la vez simple y resistente. Gaudí aplicó en la Sagrada Familia todos sus hallazgos experimentados anteriormente en obras como el parque Güell o la cripta de la Colonia Güell, consiguiendo elaborar un templo estructuralmente perfecto a la vez que armónico y estético.
La Sagrada Familia tiene planta de cruz latina, de cinco naves centrales y transepto de tres naves, y ábside con siete capillas. Ostenta tres fachadas dedicadas al Nacimiento, Pasión y Gloria de Jesús y, cuando esté concluida, tendrá 18 torres: cuatro en cada portal haciendo un total de doce por los apóstoles, cuatro sobre el crucero invocando a los evangelistas, una sobre el ábside dedicada a la Virgen y la torre-cimborio central en honor a Jesús, que alcanzará los 172,5 metros de altura. El templo dispondrá de dos sacristías junto al ábside, y de tres grandes capillas: la de la Asunción en el ábside y las del Bautismo y la Penitencia junto a la fachada principal; asimismo, estará rodeado de un claustro pensado para las procesiones y para aislar el templo del exterior. Gaudí aplicó a la Sagrada Familia un alto contenido simbólico, tanto en arquitectura como en escultura, dedicando a cada parte del templo un significado religioso.
Durante la vida de Gaudí solo se completaron la cripta, el ábside y, parcialmente, la fachada del Nacimiento, de la que Gaudí solo vio coronada la torre de San Bernabé. A su muerte se hizo cargo de la construcción su ayudante, Domènec Sugrañes; posteriormente, ha estado bajo la dirección de diversos arquitectos, siendo Jordi Faulí i Oller director de las obras desde 2012. En la decoración escultórica trabajaron artistas como Llorenç y Joan Matamala, Carles Mani, Jaume Busquets, Joaquim Ros i Bofarull, Etsuro Sotoo y Josep Maria Subirachs, autor este último de la decoración de la fachada de la Pasión.
La obra que realizó Gaudí, es decir, la fachada del Nacimiento y la cripta, fue incluida en 2005 por la Unesco en el Sitio del Patrimonio de la Humanidad «Obras de Antoni Gaudí». ​ Es un monumento declarado en el registro de Bienes Culturales de Interés Nacional del patrimonio catalán y en el registro de Bienes de Interés Cultural del patrimonio español con el código RI-51-0003813. Es además, desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España. También en 2007 fue elegida una de las Siete Maravillas de Cataluña ​ El templo fue declarado basílica menor el 7 de noviembre de 2010 por el papa Benedicto XVI.​ Ese año la recién construida nave principal del templo recibió el premio Ciudad de Barcelona de Arquitectura y Urbanismo.
La Sagrada Familia es también conocida popularmente como la Catedral de los pobres, a causa del cuadro homónimo del pintor modernista Joaquim Mir. ​ Ciertas estimaciones en función de los avances técnicos modernos y el creciente número de donaciones, prevén que su construcción podría finalizar en el año 2026, coincidiendo con la fecha del centenario del fallecimiento de Gaudí.
En la Sagrada Familia todo es providencial: su emplazamiento se halla en el centro de la ciudad y del llano de Barcelona; hay la misma distancia del templo al mar y a la montaña, a Sants y a Sant Andreu, y a los ríos Besòs y Llobregat.
Antoni Gaudí.
 
 

 


Historia

 

Las obras de la Sagrada Familia en 1889. Se ve la parte superior de la cripta y el inicio del ábside.
 
 
La idea de construir un templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia fue del librero Josep Maria Bocabella, inspirado por el sacerdote Josep Manyanet —canonizado en 2004—, fundador de las congregaciones religiosas Congregación de Hijos de la Sagrada Familia y Congregación de Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, encargadas de promover el culto a la Sagrada Familia y fomentar la educación cristiana de niños y jóvenes. Para tal fin, Bocabella fundó en 1866 la Asociación Espiritual de Devotos de San José, con el objetivo de recaudar fondos. En 1881 compró un solar para la construcción del templo en un lugar conocido como El Poblet, cerca del Camp de l'Arpa, en Sant Martí de Provençals —por aquel entonces un municipio independiente que sería agregado a Barcelona en 1897—, entre las calles Provença, Mallorca, Marina y Sardenya. Este terreno estaba incluido en el Plan Cerdá de Ensanche de Barcelona. El solar, de 130 x 120 m, era un poco más grande que las manzanas normales del Ensanche —normalmente de 100 x 100 m—, porque en el Plan Cerdá estaba reservado para un hipódromo, que finalmente no se construyó. Costó 172 000 pesetas de la época.



Retrato de militares delante de la Sagrada Familia (1896), fotografía de Pau Audouard.
 
 
Para la difusión de su labor, la Asociación de Devotos editó desde 1867 una revista, llamada inicialmente El Propagador de la Devoción a San José, dirigida por el sacerdote mercedario José María Rodríguez Bori;​ en 1948 pasó a llamarse Templo y, actualmente, Temple (en catalán). Desde 1895 la gestión del proyecto corrió a cargo de la Junta Constructora del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, ​ una fundación canónica creada para promover la construcción del templo a través de donativos e iniciativas privadas. Su presidente nato es el arzobispo de Barcelona, actualmente Juan José Omella. En 2001 la Junta recibió el premio Creu de Sant Jordi que otorga la Generalidad de Cataluña.​
Desde sus inicios la Sagrada Familia se ha sufragado con limosnas y donativos, lo que originó que en diversas ocasiones las obras se ralentizasen o incluso parasen debido a la falta de aportaciones. Por ello, en 1905 el poeta Joan Maragall escribió un artículo titulado Una gràcia de caritat, para llamar a la opinión pública a colaborar con la construcción del templo.




Proyectos sucesivos de Francisco del Villar para la Sagrada Familia. El definitivo fue el de la derecha, que se empezó a construir hasta la dimisión de Villar.
 
 
El proyecto fue encargado en primer lugar al arquitecto diocesano Francisco de Paula del Villar y Lozano, quien tras varios proyectos sucesivos ideó un conjunto neogótico y desechó la idea de Bocabella de hacer una réplica del Santuario de Loreto (Ancona, Italia) —que se supone guarda la que fue la casa de José y María en Nazaret—. El proyecto de Villar consistía en una iglesia de tres naves, de 44 x 97 m, con los elementos típicos del gótico, como los ventanales alveolados, los contrafuertes exteriores y un alto campanario en forma de aguja, que habría llegado a los 100 m de altura.
La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882 (día de San José), con la presencia del entonces obispo de Barcelona, José María Urquinaona. Gaudí asistió a la ceremonia, ya que había trabajado como ayudante de Villar en varios proyectos; en ese momento no se podía imaginar que él pasaría a ser el arquitecto de dicha obra.​ Para conmemorar el hecho se colocó un pilar en la puerta de entrada de la calle Mallorca con la fecha, el escudo pontificio y una cruz. Las obras no se iniciaron hasta el 25 de agosto de 1883, siendo adjudicadas al contratista Macari Planella i Roura.



La Sagrada Familia en 1905.
 
 
En 1883 Villar renunció por desavenencias con Bocabella, quien contaba con el asesoramiento del célebre arquitecto Joan Martorell.​ El proyecto se ofreció al propio Martorell, pero al rehusar este fue ofrecido a un joven Gaudí de 31 años. El arquitecto reusense se hizo cargo de las obras el 3 de noviembre de 1883. ​ Gaudí había sido ayudante de Martorell en varias construcciones, hecho que motivó la recomendación del recién licenciado arquitecto, que aún no había ejecutado grandes obras. Al hacerse cargo Gaudí del proyecto lo modificó por entero —salvo la parte ya construida de la cripta—, y le imprimió su estilo peculiar. Sin embargo, no pudo cambiar la orientación del edificio, al estar ya realizados los cimientos; Gaudí habría preferido situar el eje del edificio diagonalmente a la manzana, para situar el ábside orientado hacia levante, y para disponer de mayor longitud en planta.
Durante los restantes 43 años de su vida trabajó intensamente en la obra, los últimos 15 años de forma exclusiva. Además, los últimos ocho meses antes de fallecer vivió en el taller del templo. ​ Esta dedicación tan intensa tiene su explicación, además de la magnitud de la obra, por el hecho de que Gaudí definía muchos aspectos a medida que la construcción avanzaba, en lugar de haberlos concretado previamente en sus planos e instrucciones. Por ello su presencia personal en la obra era de gran importancia. Gaudí contó casi desde el inicio con la ayuda de dos de sus más fieles colaboradores, Francesc Berenguer y Joan Rubió.​ Más tarde, hacia 1909, contó con la colaboración de Josep Maria Jujol. A la muerte de Berenguer en 1914 pasó a ser su primer ayudante Domènec Sugrañes, hasta entonces segundo auxiliar; y, en 1918, entró Francesc Quintana como segundo.



La Sagrada Familia en 1915.
 
 
Gaudí estimaba que la construcción duraría siglos. Por ello, propuso a la Junta Constructora construir en vertical en vez de horizontalmente, por lo que levantó y terminó la fachada del ábside —primero— y del Nacimiento —después— al objeto de que la generación que había comenzado la obra viese algo acabado y, simultáneamente, esa fachada terminada pudiera servir de estímulo a futuras generaciones para continuar el templo. Su propuesta fue aceptada.
No le es posible a una sola generación de alcanzar todo el Templo, dejemos, pues, una tan vigorosa muestra de nuestro paso de modo que las generaciones que vengan sientan el estímulo de hacer otro tanto; y por otro lado no los atemos para el resto de la obra (...). Hemos hecho una fachada completa del Templo para que su importancia haga imposible dejar de continuar la obra.
Antoni Gaudí
El 11 de diciembre de 1921 se puso la primera piedra de la nave del templo —concretamente la de la base de la columna dedicada a Tarragona—, con una ceremonia de bendición oficiada por el arzobispo de Tarragona y metropolitano de Cataluña, Francisco Vidal y Barraquer.
En 1923, aún en vida de Gaudí, en el boletín de la Asociación de Arquitectos de Cataluña se publicaron los cálculos de la estructura de las naves firmados por su ayudante Sugrañes. En esos cálculos se han basado los que han continuado la construcción, aunque ha sido preciso adaptarlos para cumplir la normativa vigente en la actualidad.



Las obras de la Sagrada Familia en 1928, tal como pudo verlas Gaudí antes de morir.
 
 
Gaudí, consciente de que la construcción del templo la llevarían a cabo generaciones posteriores, intentó definir el proyecto sobre planos, pero, sabiendo que no le daría tiempo en vida, realizó en detalle varias maquetas en yeso a escala 1:10 y 1:25 de las partes más significativas, con la esperanza de que fuesen empleadas como modelos en el resto del edificio. Gaudí proyectó en unas maquetas tridimensionales la nave central, la sacristía y la fachada de la Gloria. La maqueta de la nave principal debía servir de modelo para el resto de las naves y la maqueta de la sacristía debía ser el modelo para las torres centrales.
Durante la vida de Gaudí solo se hizo la cripta, el ábside y la fachada del Nacimiento, con escultura de Carles Mani, Llorenç Matamala y Joan Matamala, contando con los dibujos de Ricard Opisso, que trabajó como auxiliar de oficina desarrollando planos y realizando perfiles de figuras o motivos a escala. ​ El arquitecto solo llegó a ver coronada una de las torres antes de su fallecimiento, la de San Bernabé. A su muerte se hizo cargo de las obras su ayudante Domènec Sugrañes (durante los años 1926-1936), el cual finalizó las tres torres que quedaban en la fachada del Nacimiento.



Gaudí enseña las obras de la Sagrada Familia al nuncio del papa, Francesco Ragonesi (1915). En aquella ocasión monseñor Ragonesi calificó a Gaudí como «el Dante de la arquitectura».
 
 
El 20 de julio de 1936, dos días después del alzamiento militar que originó la Guerra Civil Española, grupos de exaltados incendiaron la cripta, por lo que se destruyó en su mayor parte el taller en el que Gaudí había trabajado, y donde se encontraban sus esbozos, maquetas y modelos. Unos días después del destrozo, el arquitecto Lluís Bonet i Garí solicitó que se rescataran los fragmentos rotos de las maquetas, que fueron guardados. Entre estos, otros que quedaron enterrados y que se recuperaron posteriormente y las fotografías conservadas de las maquetas originales, a partir de 1940 Francesc Quintana, Isidre Puig i Boada y Lluís Bonet i Garí restauraron y reconstruyeron los modelos, elaboraron sus planos y construyeron una nueva réplica de la maqueta de la nave principal a escala 1:10, que hoy se puede contemplar en el museo de la basílica.​
Cuando en 1944 se reemprendió la construcción de la Sagrada Familia tuvo que definirse en primer lugar cómo debía procederse, para edificar el templo de la forma más fiel a las ideas de Gaudí. Al frente de esta gigantesca tarea estuvieron los arquitectos Francesc Quintana, Isidre Puig i Boada y Lluís Bonet i Garí, mientras que de la obra escultórica se encargaron Jaume Busquets y diversos escultores más. Posteriormente, cuando se construyó la fachada de la Pasión, el conjunto principal de las figuras escultóricas le fue encargado a Josep Maria Subirachs. Igualmente, el escultor japonés Etsuro Sotoo ha colaborado en algunas esculturas de la fachada del Nacimiento. Desde 1987 hasta 2012 las obras estuvieron bajo la dirección de Jordi Bonet i Armengol, fecha en que fue sustituido por Jordi Faulí i Oller.


Gaudí enseñando la Sagrada Familia al obispo de Barcelona, Enrique Reig Casanova, y al presidente de la Mancomunidad de Cataluña, Enric Prat de la Riba (1914).
 
 
Proyecto de plaza estrellada para la Sagrada Familia (1916).
 
 
Uno de los puntos que ha suscitado mayor controversia en torno a la Sagrada Familia es su ubicación en el entramado urbanístico de Barcelona: cuando comenzaron las obras se encontraba en pleno campo, pero pronto fue integrada en el rápido desarrollo producido en la ciudad a principios del siglo xx. En 1916 Gaudí realizó un proyecto para englobar la Sagrada Familia dentro del Plan Romeu-Porcel, el proyecto urbanístico heredero del Plan Jaussely, un nuevo proyecto de enlaces que debía conectar el ensanche del Plan Cerdá con los nuevos municipios agregados: concibió situar el templo dentro de una zona ajardinada en forma de estrella octogonal, que habría proporcionado una visión óptima del templo desde todas las zonas circundantes. Finalmente, debido al coste de los terrenos, redujo el proyecto a una estrella de cuatro puntas, que permitía una amplia visión desde todos los vértices. Sin embargo, el plan de Gaudí finalmente no se llevó a cabo: en 1975 el Ayuntamiento de Barcelona realizó un estudio urbanístico que preveía habilitar una zona en forma de cruz en torno a la Sagrada Familia, con cuatro plazas ajardinadas en cada punta del templo; ​ aun así, en la actualidad solo existen dos de estas plazas, y la creación de las nuevas supondría el derribo de varios edificios, por lo que aún se estudia la solución ideal para enmarcar la Sagrada Familia en el entorno que merece. En diciembre de 2013 el Ayuntamiento publicó un informe con varias propuestas de urbanización del entorno del templo, elaborado por la firma Estudi Massip-Bosch Arquitectes, en el que se ofrecen ocho posibles soluciones: dejarlo tal como está; hacer una avenida de 60 metros de ancho hasta la Diagonal, que afectaría parcialmente a dos manzanas de edificios; hacer la misma avenida pero más estrecha; hacer una avenida de ancho estrecho hasta la calle Valencia, que solo afectaría a una manzana de viviendas; hacer una avenida hasta la Diagonal más ancha, derribando por completo las dos manzanas; eliminar por completo la primera manzana, creando una plaza similar a las dos adyacentes a las fachadas del Nacimiento y de la Pasión; la estrella de cuatro puntas esbozada por Gaudí; y, por último, una variante de la anterior en menor tamaño. La decisión final deberá realizarse en consenso entre el Ayuntamiento, la Junta Constructora y los vecinos afectados.



Escultura de San Bernabé en el taller de la Sagrada Familia.
Escultura de San Bernabé en su ubicación actual.















La Sagrada Familia ha tenido varios eventos destacados: en 1921 se celebró el Año Jubilar de San José con procesiones, peregrinaciones y misas, y se cantó el Aleluya de Händel por mil cantantes de orfeones venidos de toda Cataluña, dirigidos por Lluís Millet.​ En 1952, con motivo del XXXV Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Barcelona, se inauguró la iluminación artística de la fachada del Nacimiento, se celebraron comuniones multitudinarias, se hizo una plegaria de las naciones por la paz del mundo y se representó el auto sacramental El pleito matrimonial del cuerpo y el alma, de Pedro Calderón de la Barca.​ En 1981 se abrió la plaza de Gaudí frente a la Sagrada Familia, con un proyecto de jardines de Nicolau Maria Rubió i Tudurí, donde destaca el estanque, en cuyas aguas queda reflejado el templo. Al año siguiente, con motivo del centenario de la colocación de la primera piedra, el templo recibió la visita del papa Juan Pablo II. ​ Igualmente, el 18 de marzo de 2007 se conmemoró el 125 aniversario de la colocación de la primera piedra del templo con una fiesta, conciertos y bailes de sardana (La Santa Espina) envolviendo el templo.​ La Sagrada Familia es escenario habitual de numerosos actos culturales y encuentros religiosos.
Entre los años 1940 y 1980 una parte del solar sin construir del templo estuvo dedicado a la práctica del baloncesto para los jóvenes del barrio. En 1940 se fundó la Unión Deportiva Sagrada Familia —posteriormente UD Gaudí—, que tuvo su primera pista en la calle de Marina tocando a Mallorca (1942-1949), que luego se trasladó a la calle de Cerdeña (1949-1955), a la calle de Mallorca (1955-1965) y a la calle de Marina (1965-1987). En 1987 se clausuró la pista para situar el nuevo acceso al museo del templo.
La Sagrada Familia no es la última de las catedrales, sino la primera de una nueva era.
Antoni Gaudí


Historia eclesiástica

 

Imagen aérea del templo en 1930, por Walter Mittelholzer.
 
 
El templo fue inicialmente una tenencia parroquial de San Martín del Clot —desde 1907, con Gil Parés, amigo de Gaudí, como capellán custodio—, hasta que fue erigido como parroquia en 1930. Su primer párroco fue Marià Bertran, al que sucedieron: Lluís Puig (1948), Joan Clerch (1955), Joan Pellisa (1975) y Lluís Bonet i Armengol (1993). Actualmente es sede del arciprestazgo de la Sagrada Familia, que incluye las iglesias del Espíritu Santo, Inmaculado Corazón de María, Nuestra Señora del Rosario, San Olegario Obispo y Santo Tomás de Aquino.
El 7 de noviembre de 2010 el Templo de la Sagrada Familia fue dedicado al culto religioso por el papa Benedicto XVI, en un acto al que asistieron los reyes de España, Juan Carlos I y doña Sofía, junto al arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, y diversas autoridades entre las que se encontraban el presidente de la Generalidad, José Montilla, el presidente del Congreso, José Bono, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. En esta ceremonia, el papa declaró la Sagrada Familia como basílica menor, siendo la novena iglesia de la capital catalana en recibir esta distinción.
A partir del 9 de julio de 2017 las misas dominicales, que hasta entonces se celebraban en la cripta, pasaron a celebrarse en la nave principal del templo, por decisión del arzobispo Juan José Omella.


El templo

 

Planta de la Sagrada Familia.
 
 
Cuando Gaudí empezó a dirigir la construcción del templo, solo estaba construida la cripta, en la que modificó los capiteles, que pasaron de ser de estilo corintio a otro estilo inspirado en motivos vegetales. Gaudí evolucionó desde el primer proyecto neogótico hacia su estilo particular naturalista, orgánico, inspirado en la naturaleza. El arquitecto opinaba que el gótico era imperfecto, porque sus formas rectas, su sistema de pilares y arbotantes, no reflejaba las leyes de la naturaleza, que según él es propensa a las formas geométricas regladas, como son el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide y el conoide.
Las superficies regladas son formas generadas por una recta, denominada generatriz, al desplazarse sobre una línea o varias, denominadas directrices. Gaudí las halló en abundancia en la naturaleza, como por ejemplo en juncos, cañas o huesos; decía que no existe mejor estructura que un tronco de árbol o un esqueleto humano. Estas formas son a la vez funcionales y estéticas, y Gaudí las empleó con gran sabiduría, sabiendo adaptar el lenguaje de la naturaleza a las formas estructurales de la arquitectura. El arquitecto asimilaba la forma helicoidal al movimiento y la hiperboloidal a la luz.



Sección de la Sagrada Familia.
 
 
Gaudí fue modificando su concepción del templo a lo largo de los años, ya que las interrupciones de las obras por falta de recursos económicos le dieron tiempo para buscar nuevas soluciones estructurales. Asimismo, aprovechó su experimentación en otros proyectos para incorporar en la Sagrada Familia sus innovaciones más exitosas: la cripta de la Colonia Güell, así como las galerías y viaductos del parque Güell, le sirvieron para adoptar nuevas soluciones arquitectónicas basadas en hiperboloides y paraboloides, así como en columnas helicoidales. Igualmente, las torres de la Sagrada Familia estaban inspiradas en un proyecto no realizado para unas Misiones Católicas Franciscanas en Tánger (1892), encargado por el marqués de Comillas.​
Sin la prueba a gran escala de las formas alabeadas, helicoidales en las columnas y paraboloides en los muros y bóvedas, que he hecho en la Colonia Güell, no me habría atrevido a utilizarlas en el templo de la Sagrada Familia.
Antoni Gaudí.
Para Gaudí un elemento clave en su forma de concebir la estructura era el arco parabólico o catenario, también llamado funicular de fuerzas, que utilizó como elemento más adecuado para soportar las presiones. Mediante la simulación de distintos polifuniculares experimentales determinó la forma óptima de la estructura para soportar las presiones de los arcos y las bóvedas, primero en la cripta de la Colonia Güell y después en la Sagrada Familia. Desarrolló un modelo a escala de cordeles entretejidos de los que suspendían pequeños sacos de perdigones que simulaban los pesos; así determinaba el funicular de fuerzas y la forma de la estructura. Por tanto, a partir del estado de cargas, simulados con los saquitos de perdigones, determinó experimentalmente la forma idónea de la estructura —que él llamó «estereostática»—, que reproducía la estructura óptima para trabajar a tracción y que, invirtiéndola, se obtenía la estructura idónea para trabajar a compresión.



Proyecto de Misiones Católicas Franciscanas de Tánger, que sirvió de modelo a Gaudí para las torres de la Sagrada Familia.
 
 
Gaudí concibió el interior de la Sagrada Familia como si fuese la estructura de un bosque, con un conjunto de columnas arborescentes divididas en diversas ramas para sustentar una estructura de bóvedas de hiperboloides entrelazados. Las columnas las inclinó para recibir mejor las presiones perpendiculares a su sección; además, les dio forma helicoidal de doble giro (dextrógiro y levógiro), como en las ramas y troncos de los árboles. ​ Por el conjunto de elementos aplicados en las columnas —inclinación, forma helicoidal, ramificación en varias columnas más pequeñas— consiguió una sencilla forma de soportar el peso de las bóvedas sin necesidad de contrafuertes exteriores.
Diseñó una planta de tipo basilical en cruz latina,​ con el altar mayor sobre la cripta, rodeado de siete capillas absidiales; frente al altar, un transepto de tres naves, con los portales del Nacimiento y la Pasión; en sentido longitudinal el cuerpo central, de cinco naves, con el Portal de la Gloria. La planta tiene unas dimensiones de 117 x 82,5 m, y la zona edificada tendrá una superficie total de 4500 m². Su capacidad será de 14 000 personas.
El conjunto incluirá además un claustro que circundará la iglesia, previsto para la realización de procesiones y para aislar el templo del exterior; en el centro del tramo correspondiente al ábside se hallará la capilla de la Asunción. Dispondrá además de dos sacristías en los lados de la fachada del ábside, así como las grandes capillas circulares del Bautismo y la Penitencia en los costados de la fachada de la Gloria. El nivel principal del templo está elevado 4 m sobre el nivel de la calle, lo que deja un sótano y un semisótano ocupados por el museo y los talleres.


El taller de la Sagrada Familia (1926).
 
 
El templo tendrá 18 torres, cuatro en cada una de las tres fachadas haciendo un total de doce por los apóstoles, en el centro la torre cimborio dedicada a Jesús, de 172,5 metros de altura, otras cuatro de los evangelistas alrededor de la torre cimborio y, sobre el ábside, otro cimborio dedicado a la Virgen. Tienen perfil parabólico y disponen de unas escaleras helicoidales que dejan la parte central hueca para situar allí unas campanas tubulares dispuestas como carillón.​
Junto al templo Gaudí construyó varios edificios anexos: la casa del capellán —construida en 1887 y reformada entre 1906 y 1912—, sencilla construcción de ladrillo, a la que se adosaron diversos espacios destinados a despacho de Gaudí, un taller de maquetas y un laboratorio de fotografía; y las Escuelas de la Sagrada Familia (1909), pequeño edificio destinado a escuela para los hijos de los obreros que trabajaban en la obra.



Casa del Capellán de la Sagrada Familia, utilizada como oficina y taller de Gaudí. Foto aparecida en La Ilustració Catalana, Barcelona, 18 de marzo de 1906.
 
 
Gaudí concibió una compleja iconografía que basó exclusivamente en su condición de templo católico y en el culto religioso, para lo que adaptó todos los elementos arquitectónicos a los ritos litúrgicos. Para ello se inspiró principalmente en El Año Litúrgico de Prosper Guéranger,​ recopilación de todos los cultos y festividades religiosas producidos al cabo del año, así como en el Misal Romano y el Ceremonial de obispos. Para Gaudí, la Sagrada Familia era un himno de alabanza a Dios, en que cada piedra era una estrofa. El exterior del templo representa a la Iglesia, a través de los apóstoles, los evangelistas, la Virgen y Jesús, cuya torre principal simboliza el triunfo de la Iglesia; el interior alude a la Iglesia universal, y el crucero a la Jerusalén Celestial, símbolo místico de la paz.​
Gaudí diseñó personalmente muchas de las esculturas de la Sagrada Familia, aplicando un curioso método de trabajo ideado por él: en primer lugar hacía un profundo estudio anatómico de la figura, centrándose en las articulaciones —para lo que estudió detenidamente la estructura del esqueleto humano—; a veces, se servía de muñecos confeccionados con alambre para probar la postura adecuada de la figura a esculpir. En segundo lugar, realizaba fotografías de los modelos, utilizando un sistema de espejos que proporcionaban múltiples perspectivas. A continuación, hacía moldes en yeso de las figuras, tanto de personas como de animales —en una ocasión tuvo que izar un burro para que no se moviese—. Sobre estos moldes hacía correcciones en las proporciones para conseguir una perfecta visión de la figura dependiendo de su ubicación en el templo, más grandes cuanto más elevadas. Por último, se esculpía en piedra.
La obra de la Sagrada Familia es lenta, porque el Amo de esta obra no tiene prisa.
Antoni Gaudí


La cripta

 

Cripta de la Sagrada Familia.
 
 
Comenzada en 1882 según el proyecto de Francisco del Villar, al hacerse cargo Gaudí de las obras, el 3 de noviembre de 1883, transformó los pilares añadiéndoles capiteles con motivos naturalistas; también elevó la bóveda y rodeó la cripta de un foso para tener iluminación y ventilación directas. Por otro lado, trasladó el altar mayor al lugar previsto para la escalera principal, correspondiente al centro del crucero, que así dejó libre, situando en su lugar dos escaleras de caracol en los laterales. Los primeros planos de Gaudí para la Sagrada Familia fueron de la capilla de San José, construida entre 1884 y 1885, fecha de la celebración de la primera misa. Las obras de la cripta se prolongarían hasta 1891.
Situada a 10 m de profundidad respecto al nivel de la calle, la cripta tiene forma semicircular, de 40 m de largo por 30 m de ancho.​ El deambulatorio se compone de siete capillas dedicadas a la Sagrada Familia de Jesús: San José, el Sagrado Corazón, la Inmaculada Concepción, San Joaquín, Santa Ana, la capilla de San Juan Bautista y San Juan Evangelista y la capilla de Santa Isabel y San Zacarías.77​ Están dispuestas en forma de rotonda, frente a la que se sitúan otras cinco capillas en línea recta: la central dedicada a la Sagrada Familia —que alberga el altar—, flanqueada por las capillas de Nuestra Señora del Carmen —donde está enterrado Gaudí—, de Jesucristo, de Nuestra Señora de Montserrat y del Santo Cristo —donde fue enterrado Josep Maria Bocabella, hasta que su tumba fue profanada en 1936—. En el espacio situado bajo las escaleras de caracol de los laterales hay sendas sacristías.​
Las bóvedas de la cripta son de estilo gótico, cada una de ellas —en un total de 22— con una clave central decorada con anagramas o imágenes de ángeles y otros motivos; cabe destacar la clave de la bóveda central, con un relieve policromado dedicado a la Anunciación, obra de Joan Flotats. Esta bóveda central es la más alta, y sobresale en el piso superior dos metros sobre el suelo, a la altura del presbiterio, donde unos ventanales permiten ver la cripta desde arriba y aportan luz al espacio inferior. Está sustentada por lunetas apoyadas en arcos sobre diez pilares en haces de columnitas.



Alzado de la Capilla de San José, dibujo original de Gaudí (1884).
 
 
El altar está presidido por un retablo en relieve de la Sagrada Familia, elaborado inicialmente para el oratorio de la casa Batlló y después colocado aquí. La imagen de la familia de Nazaret fue esculpida por Josep Llimona, mientras que el Santo Cristo y los candelabros fueron modelados por Carles Mani; el marco fue diseñado por el propio Gaudí. Varias de las esculturas originales fueron destruidas en 1936, como la de San José, de Maximí Sala;​ las del Sagrado Corazón y la Inmaculada Concepción, de Josep Llimona; y la del Cristo que presidía el altar mayor, de Joan Matamala. Anterior a 1936 solo se conserva el Santo Cristo de Josep Llimona. De las actuales, la imagen de la Virgen del Carmen es obra de Jaume Busquets;​ las imágenes de la Inmaculada Concepción, San José y el Sagrado Corazón son de Josep Maria Camps i Arnau.
La cripta está circundada por un mosaico romano de opus tesselatum donde están representados la viña y el trigo, símbolos de la Eucaristía, obra del mosaicista italiano Mario Maragliano.​ Las vidrieras se confeccionaron con un rico colorido, con imágenes de ángeles cantores y músicos y azucenas.​ Las pilas de agua bendita de la cripta están hechas con unas grandes conchas marinas (Tridacna gigas) procedentes de Filipinas, que le proporcionaba a Gaudí el marqués de Comillas, dueño de la Compañía Trasatlántica Española. Algunas de las lámparas de la cripta las hizo Gaudí con sus propias manos, ya que el médico le había recomendado trabajos manuales para combatir el reumatismo.​ También diseñó el mobiliario litúrgico de la cripta, como un atril, un tenebrario, armarios, confesionarios o candelabros, ejecutados por el carpintero Joan Munné.



Estado de la cripta en 1885.
 
 
La cripta de la Sagrada Familia, junto con el taller de construcción, sufrió importantes destrozos el 21 de julio de 1936 en un incendio provocado durante la quema de iglesias de Barcelona en la Guerra Civil. Este atentado destruyó y dañó para siempre algunas de las maquetas, planos y documentos del proyecto original de Gaudí. En ese mismo acto también fue profanada la tumba del fundador del templo, Josep Maria Bocabella, aunque por fortuna la de Gaudí quedó intacta, como pudieron comprobar sus discípulos al abrir el sepulcro en 1939.
Entre 2007 y 2009 la cripta fue objeto de una cuidadosa rehabilitación, esencialmente para colocar unos cimientos nuevos, debido a que los anteriores provenían del proyecto de Villar, y quizá no habrían sido suficientes para las modificaciones realizadas por Gaudí, que doblaban la altura del edificio; pero de paso se rehabilitó la pavimentación de mosaico, así como las vidrieras instaladas en la cripta.
El 19 de abril de 2011 se declaró un nuevo incendio en la cripta, causado por un asistente habitual a la parroquia, que destruyó prácticamente la totalidad de la sacristía. Si bien los daños fueron cuantiosos, no se vieron afectados ninguno de los elementos de valor histórico, como las vidrieras originales de Gaudí. ​ Los más de 1500 turistas que en ese momento visitaban el templo fueron desalojados por las autoridades, si bien se restableció la normalidad poco más tarde. La policía detuvo en pocos minutos al causante del incendio.


El ábside

 

Fachada del ábside.
 
 
El ábside ocupa la cabecera del templo, entre las fachadas del Nacimiento y la Pasión. En el centro del claustro que lo circunda se situará la capilla de la Asunción y tendrá dos sacristías en los laterales, de las que de momento se ha construido una. Gaudí dedicó el conjunto del ábside a la Virgen María, de la que era gran devoto. El proyecto contiene siete capillas absidiales dedicadas a los siete dolores y gozos de San José, según deseos del fundador Bocabella. Estas capillas están separadas en el exterior por ocho contrafuertes con agujas, que llegan a los 50 m de altura. Cada capilla contiene en su parte superior tres vitrales, delimitados por otros dos contrafuertes con agujas de menor altura. ​ De inspiración gótica, al encontrarse sobre la cripta sigue su misma estructura. Su construcción se realizó de 1890 a 1893, aunque las bóvedas de las capillas y el deambulatorio no se finalizaron hasta inicios del siglo xxi.
El ábside contiene una profusa decoración escultórica donde destacan las estatuas dedicadas a santos fundadores de órdenes religiosas: en los contrafuertes se sitúan (de Nacimiento a Pasión) santa Clara, san Bruno, san Bernardo de Claraval, san Benito de Nursia, santa Escolástica y san Antonio Abad; en el ventanal de la fachada del transepto se encuentran san Francisco de Asís y santa Teresa de Jesús (Nacimiento y Pasión respectivamente). También se encuentran los anagramas de Jesús (la inicial de su nombre rodeada por una corona de espinas), de la Virgen (su inicial con la corona de Reina de los Cielos y la Tierra) y san José (su inicial acompañada de narcisos, flores que evocan la pureza y castidad). Los pináculos de los contrafuertes están rematados con esculturas de espigas y capullos de flora del entorno (cuando se construyó era campo), dispuestos como un ramo de flores de ofrenda a la Virgen. Además, en la parte superior de los contrafuertes hay unas gárgolas con forma de animales (serpiente, camaleón, caracol, lagarto, lagartija, rana, salamandra),​ obra de Llorenç Matamala.
Las barandas altas de las capillas del ábside llevan decoración floral de la antífona del Pequeño Oficio de la Bienaventurada Virgen María: cedro, palma, ciprés, cinamomo, rosa, olivo y bálsamo. Las linternas de las capillas tendrán los símbolos de las antífonas de la última semana de Adviento, conocidas como «antífonas de la O»:
  • O Sapientia: sabiduría, con un león y un cordero como unión de la fuerza y la mansedumbre.
  • O Adonai: invocación hebraica de Dios (corona ducal y cetro).
  • O Radix Jesse: vara de Jesé.
  • O Clavis David: llave como signo de dominio.
  • O Oriens: sol como símbolo de justicia.
  • O Rex Gentium: piedra angular (piedra con el anagrama de Jesús y corona real).
  • O Emmanuel rex: rey y legislador (manto real, espada y tablas de la Ley).

La Capilla de la Asunción, de la que Gaudí dejó un elaborado proyecto, tendrá forma de litera de piedra, evocando la litera con que se sacaba en procesión a la llamada Virgen de Agosto de la catedral de Gerona. El arquitecto se inspiró en la obra de Lluís Bonifaç de la seo gerundense, reproduciendo en la capilla detalles como los cortinajes, la corona, los pilares y los ángeles.​ La capilla estará rematada por una linterna de 30 metros de altura. La cúpula será como un manto levantado por los extremos por ángeles, que se situarán en los pináculos de los frontones. El frontón principal llevará la inscripción Salve, Regina, Mater misericordiae, en honor de la Virgen de la Misericordia, patrona de Reus, la ciudad natal del arquitecto. En el interior figurará la Santísima Trinidad en la cúpula coronando a María, rodeada de ángeles —como advocación de Nuestra Señora de los Ángeles—; en la galería habrá doce ángeles —por las doce estrellas de la corona de la Virgen— con los frutos del Espíritu Santo; bajo la galería estará la muerte de la Virgen, la de San José, la presentación de María en el templo por San Joaquín y Santa Ana y las bodas de Caná. En los portales estarán los santos de advocaciones barcelonesas, San Roque y San José Oriol.
Las sacristías tendrán una altura de 35 metros, sobre una base de 18 x 18. De momento se ha construido la de poniente, edificada entre 2011 y 2016. Tiene una planta baja de forma cuadrada, cuyos lados exteriores coinciden con el claustro que circunda el templo. En el primer piso, los ángulos están achaflanados, por lo que presenta una planta octogonal. Por último, la cúpula es un polígono de doce paraboloides. La esquina exterior contiene tres de los obeliscos que delimitarán las cuatro esquinas del templo, sobre los que se sitúa una linterna con forma de hiperboloide elíptico. Las paredes presentan unas oberturas triangulares limitadas por las generatrices y directrices de los paraboloides. En los frontones y la linterna están inscritas las invocaciones del Apocalipsis (Ap 7, 9-12), en catalán: Lloança («alabanza»), Glòria, Saviesa («sabiduría»), Acció de gràcies («acción de gracias»), Honor, Poder y Força («fuerza»). La cúpula está rematada con un pináculo de tres escudos aristados, decorados con unas figuras de cerámica esmaltada del Cordero y el Vendimiador —símbolos de Jesucristo—, obra de Francesc Fajula,​ así como la inscripción Amén, en pórfido rojo, y el monograma JHS, en vidrio veneciano dorado; y coronado por un anillo de bronce que representa la alianza con la Iglesia, y la corona de la vida, que reciben los mártires en la resurrección (Ap 2, 10).


Fachada del Nacimiento

 

Fachada del Nacimiento.
 
 
 
Al estar dedicada al acontecimiento gozoso del nacimiento de Jesús, esta fachada presenta una decoración exultante donde todos los elementos son evocadores de la vida. Se centra en la faceta más humana y familiar de Jesús, con una amplia profusión de elementos populares, como herramientas y animales domésticos. Orientada al levante (nordeste), recibe el sol del amanecer, lo que refuerza la idea de vida y alegría vinculada al nacimiento, en contraposición a la fachada de la Pasión, que representa la muerte de Cristo y recibe por tanto la luz del ocaso; Gaudí estudió minuciosamente el simbolismo de todos los espacios del templo. La fachada está dividida en tres arquivoltas, que presentan tres pórticos dedicados a las virtudes teologales: de la Esperanza a la izquierda, de la Fe a la derecha, y de la Caridad en el centro. Culmina con las torres-campanario dedicadas a San Matías, San Judas Tadeo, San Simón y San Bernabé. Fue construida entre 1893 y 1936.​ La escultura original es de Llorenç Matamala y Joan Matamala, con la ayuda de Carles Mani, autor de moldes en cera de diversas figuras de la fachada, y con aportaciones posteriores de Jaume Busquets, Joaquim Ros i Bofarull y Etsuro Sotoo, el último que trabajó en la fachada, que dio por finalizada el año 2016.
Todo el mundo encuentra sus cosas en el templo: los campesinos ven gallinas y gallos; los científicos, los signos del Zodíaco; los teólogos, la genealogía de Jesús; pero la explicación, el raciocinio, solo la saben los competentes y no se debe vulgarizar.
Antoni Gaudí


Obras de la Fachada del Nacimiento (1897).
Obras de la Fachada del Nacimiento (1908).















Las tres arquivoltas tienen los rampantes estribados en dos columnas en su parte interior, y en los claustros en la exterior. Estas columnas están formadas por seis tambores estriados helicoidalmente: la de José entre el pórtico de la Esperanza y el de la Caridad, y la de María, entre el pórtico de la Caridad y el de la Fe. En la base de las columnas está representada una tortuga —una de tierra y una de mar— como símbolo de lo inalterable en el tiempo, mientras que los capiteles son en forma de hojas de palma, de las que surgen racimos de dátiles cubiertos de nieve —por el invierno, fecha de la natividad de Jesús—, que dan apoyo a dos ángeles con trompetas que anuncian el nacimiento de Cristo. En contraste con las tortugas, a ambos lados de la fachada se situaron camaleones, símbolos del cambio. Realizada en piedra arenisca de Montjuïc, en el proyecto original de Gaudí esta fachada debía estar policromada, pintando de diversos colores las arquivoltas de los tres pórticos; así, todas la estatuas habrían sido pintadas, tanto las de figuras humanas como las de flora y fauna y demás objetos. Sin embargo, hasta la fecha no se ha realizado esta decoración.
Los tres pórticos tienen cuatro puertas —la central es doble— diseñadas por Etsuro Sotoo, de bronce policromado y cristal, decoradas con vegetación, insectos y pequeños animales, evocando el lugar donde nació Jesús: la puerta de la Caridad está decorada con hiedras —símbolo de la obediencia— y flores de calabaza —símbolo del matrimonio—; la de la Fe contiene rosas silvestres sin espinas, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que quitó las espinas a las rosas; y la de la Esperanza presenta unas cañas, como las del río que cruzó la Sagrada Familia en su huida a Egipto.​ Entre los insectos y pequeños animales que aparecen en las puertas pueden apreciarse mariposas, hormigas, moscas, saltamontes, arañas, libélulas, escarabajos, grillos, chinches, avispas, ciempiés, abejas, mariquitas, orugas, etc. Las primeras de estas puertas, las del Portal de la Caridad, fueron colocadas entre julio y diciembre de 2014; la del Pórtico de la Esperanza fue instalada en julio de 2015; y la del Portal de la Fe se colocó el 30 de noviembre de 2015.​ En la puerta de la Caridad se pueden apreciar además las inscripciones en latín Deus Caritas Est y Caritas Numquam Excidit, mientras que las rosas de los dos batientes dibujan las iniciales J y M (José y María).
Esta fachada fue la elegida por Gaudí para dar una idea global de la estructura y decoración del templo: como era consciente de que no podría terminar el proyecto en el transcurso de su vida, en vez de ir construyendo el templo en su conjunto de forma lineal prefirió construir una fachada completa en toda su verticalidad, para dar una muestra completa de cómo debía ser el resto. Escogió esta fachada por ser, en su opinión, la que podría ser más atractiva para el público, fomentando así la continuación de la obra tras su muerte; en sus propias palabras:
Si en vez de hacer esta fachada decorada, ornamentada, turgente, hubiese comenzado por la Pasión, dura, pelada, como hecha de huesos, la gente se habría retraído.

Portal de la Caridad

 

Puerta del portal de la Caridad.
Puerta del portal de la Esperanza.
Puerta del portal de la Fe.
















Es el mayor de los tres, y está dedicado a Jesús. Está formado por muros en esviaje que van de las puertas a las columnas situadas entre las arquivoltas, que nacen en los capiteles de las mismas; esta arquivolta central está estructurada alrededor de un arco pentalobulado que le sirve de directriz y se remata en el ventanal del tímpano central. Los muros son acanalados, con seis aristas que surgen de un banco terrero y quedan interrumpidas por unas peanas decoradas con motivos escultóricos de plantas y aves domésticas, sobre las que se sitúan unas hornacinas con las esculturas de las adoraciones y el Nacimiento coronando el parteluz. El pórtico desarrolla una serie de escenas sobre el nacimiento de Jesús: la Anunciación y la Coronación de María, junto a la Adoración de los Reyes y la Adoración de los pastores —estas últimas obra de Ros i Bofarull (1981-1982)—; también encontramos la estrella de Belén y los signos del Zodíaco, dispuestos como estaban la noche que nació Jesús (Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo y Virgo), así como ángeles músicos —con instrumentos clásicos (arpa, fagot y violín) y populares (guitarra, pandereta y gaita)— y las 59 cuentas del rosario rodeando el ventanal. En el dintel de las puertas figura la inscripción «Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis». También hay numerosas representaciones de especies vegetales.
La puerta de Jesús está dividida con un parteluz con el árbol de Jesé, la genealogía de Cristo. En su base está la serpiente mordiendo la manzana, símbolo del pecado original; la parte inferior de esta columna está protegida con una reja cilíndrica de hierro. Sobre el capitel se sitúa el grupo del Nacimiento, obra de Jaume Busquets (1958),​ con un Coro de ángeles niños —realizado por Etsuro Sotoo—, que sostienen unas filacterias con la inscripción «Jesus est natus. Venite, adoremus», ante cuyo mensaje los pájaros van el pie de la cuna, según el villancico popular catalán El cant dels ocells (El canto de los pájaros).



Cruz de la Santísima Trinidad.
 
 
El portal culmina en el Árbol de la Vida, que representa el triunfo de la vida y el legado de Jesús. Aquí encontramos el anagrama de Jesús con las letras JHS (de Jesuchristus, o de Jesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de la Humanidad), en una cruz griega, con las letras griegas alfa y omega, como símbolo del principio y el fin. Está rodeado de ángeles incensarios y ángeles portadores del pan y el vino, símbolo de la Eucaristía. Sobre el anagrama encontramos un pelícano, primitivo símbolo cristiano que representa igualmente la Eucaristía, con un huevo símbolo del origen y la plenitud de la vida y la Naturaleza. En sentido ascendente se hallan dos escaleras como ascensión a Dios, y un ciprés que simboliza la vida eterna, con un grupo de palomas que representan los fieles que acuden a Dios. Por último, encontramos una representación de la Santísima Trinidad, con la letra griega tau, inicial del nombre de Dios en griego (Theos), la X de Jesús (por la letra griega ji, inicial de Cristo en griego) y la paloma del Espíritu Santo.



Portal de la Esperanza

 

Dedicado a San José, ​ tiene una forma similar al pórtico central, con muros en esviaje de dos canales que siguen la forma pentalobulada de la arquivolta. Aquí encontramos las escenas de los Esponsales de la Virgen María y San José, la Familia de Jesús (con San Joaquín y Santa Ana), El sabio y el Niño Jesús, la Muerte de los Santos Inocentes, La huida a Egipto y La barca de San José, en que José es el timonel que conduce a la Iglesia católica. ​ También podemos observar la colocación de diversas herramientas: una sierra, una maza, un cincel, una escuadra, un destornillador, un martillo y un hacha. En alusión a la huida a Egipto —y simbolizando la esperanza de la vida— se hallan animales domésticos como ocas, gansos o patos en representación de la fauna del Nilo, así como flora de Egipto. El pórtico está rematado por un gran pináculo semejante a los peñascos de Montserrat (concretamente el Cavall Bernat), con la inscripción latina Salva nos.


Portal de la Fe

 

Dedicado a la Virgen María,​ tiene una estructura similar al pórtico de la izquierda. En este pórtico percibimos las siguientes escenas: la Inmaculada Concepción, en que aparece la Virgen sobre una lámpara de tres brazos, en referencia a la Santísima Trinidad; la Visitación, la Virgen visita a su prima Isabel; La presentación de Jesús en el templo, donde el Niño Jesús aparece en brazos del sacerdote Simeón y, a su lado, aparece la profetisa Ana, que reconoce en Jesús al Mesías; Jesús trabajando de carpintero; y Jesús predicando en el templo, entre las figuras de San Juan Bautista y San Zacarías. También encontramos el Corazón de Jesús, cubierto de espinas y de abejas místicas que liban su sangre; la Divina Providencia, en forma de mano con el ojo que todo lo ve; uvas y espigas como símbolo de la Eucaristía; flora y fauna de Palestina;​ y hojas de palma —símbolo del martirio— en las columnas.


 

Fachada de la Pasión

 

Fachada de la Pasión.
 
 
La fachada de la Pasión se empezó a construir en 1956 —después de los trabajos de excavación efectuados en 1954— según los dibujos y explicaciones que había dejado Gaudí. Las torres se acabaron en 1976 y, desde entonces, se trabaja en la decoración escultórica. Gaudí proyectó esta fachada durante una convalecencia por unas fiebres de Malta en Puigcerdà, en 1911 (aunque el boceto definitivo lo trazó en 1917).​ Dedicada a la Pasión de Jesús, pretende reflejar el sufrimiento de Cristo en su crucifixión, como redención de los pecados del hombre. Por ello concibió una fachada más austera y simplificada, sin ornamentación, donde destacase la desnudez de la piedra, que semejase un esqueleto reducido a las líneas simples de sus huesos.​ Tan solo figuran los grupos escultóricos del ciclo pasional de Jesús, obra de Josep Maria Subirachs, que ideó un conjunto simple y esquemático, con formas angulosas que provocan un mayor efecto dramático. Subirachs realizó su obra entre 1987 y 2009.
El propio Gaudí describía su concepción de la fachada de la Pasión de la siguiente manera:
Alguien encontrará esta puerta demasiado extravagante; pero yo querría que haga miedo, y para conseguirlo no ahorraré el claroscuro, los motivos entrantes y salientes, todo lo que resulte de más tétrico efecto. Es más, estoy dispuesto a sacrificar la misma construcción, a romper arcos y a cortar columnas para dar idea de lo cruento del Sacrificio.


Boceto de Gaudí de la Fachada de la Pasión (1917).
 
 
Orientada al poniente (suroeste), la fachada está sostenida por seis grandes columnas inclinadas, que semejan troncos de secuoya,​ sobre las que se emplaza un gran cimacio de forma piramidal constituido por 18 columnas en forma de hueso, que deberá estar rematado por una gran cruz. Las torres están dedicadas a los apóstoles Santiago el Menor, Santo Tomás, San Felipe y San Bartolomé.
La fachada de la Pasión tiene tres portales igualmente dedicados a la Fe, Esperanza y Caridad, donde destacan las puertas de bronce creadas por Subirachs. El portal central —de la Caridad— tiene dos puertas dedicadas al Evangelio, con los textos evangélicos que narran los últimos días de Jesús, separadas por un parteluz con las letras griegas alfa y omega, como símbolo del principio y el fin. Las puertas miden 5,28 metros de alto por 2,82 de ancho, y pesan 6500 kilos. La de la izquierda presenta los pasajes relativos a la Pasión del Evangelio de Mateo, y la de la derecha del de Juan. En conjunto, tienen un total de unas 10 000 letras, algunas de las cuales están remarcadas con bronce dorado, como la frase «¿Qué es la verdad?», que contestó Pilato a Jesús ante su afirmación de que venía a «dar testimonio de la verdad» (Juan 18, 38).
Frente a las puertas del Evangelio se sitúa la columna de La Flagelación, que sustituye la cruz inicialmente prevista por Gaudí; por ello, Subirachs dividió la columna en cuatro bloques, que simbolizan las cuatro partes de la cruz. Tiene cinco metros de altura, y está realizada en mármol travertino. Otros detalles destacados de la columna son: el nudo, que simboliza las torturas sufridas por Jesús; el fósil, hallado en el bloque de mármol según Subirachs, y que tiene forma de palmera, símbolo del martirio; y la caña que los soldados dieron a Jesús en vez del cetro real, como símbolo del escarnio sufrido por el Redentor. Los tres escalones simbolizan los tres días que transcurrieron hasta la resurrección.


Puerta de Getsemaní.
Puerta del Evangelio.
Puerta de la Coronación de Espinas.















El portal de la Fe presenta la Puerta de Getsemaní, de 4,41 metros de alto por 2,40 de ancho, dedicada a la oración de Jesús en el huerto de los olivos. Vemos las imágenes de Jesús orando, mientras que sus discípulos duermen, y en la parte superior izquierda aparece el cielo nocturno con la luna llena, como presagio de la muerte. En la parte inferior se encuentra un poliedro procedente del grabado La Melancolía de Alberto Durero, y la inscripción «Jesús cayó sobre su rostro, orando: padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz; pero que se haga no como yo quiero, sino como queréis vos» (Mateo 26, 39).​
El portal de la Esperanza presenta la Puerta de la Coronación de espinas, de 5 metros de altura y 2,40 de ancho. Aquí aparece Jesús escarnecido con la corona de espinas, el manto y la caña, como burla de su condición de rey, junto a la inscripción «Y los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura; y le decían: “salve, rey de los judíos”; y le daban bofetadas» (Juan 19, 2). En otra escena, Jesús es conducido ante Herodes y Pilato, que aparecen enfrentados de forma simétrica, como vistos en un espejo. Incluye además una cita de La Divina Comedia de Dante y un poema de La pell de brau (La piel de toro) de Salvador Espriu.
El ciclo escultórico de la Pasión está instalado en tres niveles, siguiendo un orden ascendente en forma de S, para reproducir el Calvario de Jesús:


Cuadrado mágico.
 
 
Detalle de la Puerta de la Coronación de espinas, con una inscripción de La Divina Comedia de Dante: «Mi deseo debe tener fin en este maravilloso y angélico templo, cuyos únicos confines son el amor y la luz» (Paraíso, XXVIII, 52-54).
 
  • Nivel inferior: contiene las escenas de la última noche de Jesús antes de la crucifixión. La Última Cena presenta a Jesús con los doce apóstoles, en el momento en que Judas le traicionará, con la inscripción «Lo que vas a hacer, hazlo deprisa» (Juan 13, 27). Pedro y los soldados es el momento en que Pedro corta la oreja a Malco, el criado del Sumo Sacerdote. En El beso de Judas las figuras están toscamente talladas para sugerir una visión nocturna; detrás de Judas se sitúa la serpiente que simboliza el demonio. Al lado de El beso de Judas se halla un cuadrado mágico de 16 cifras que, sumando cuatro de ellas en cualquier sentido, siempre dan 33, la edad de Cristo al morir; se pueden hacer 310 combinaciones distintas. ​ Por otro lado, al sumar las dos únicas cifras que están repetidas (10 y 14) da 48, el mismo número que la palabra INRI al sumar la equivalencia de sus letras en números según el alfabeto latino (A=1, B=2, etc).​ La negación de Pedro contiene tres figuras de mujer que representan las tres veces que Pedro negó a Jesús, junto a un gallo que anuncia la salida del sol; el apóstol está envuelto en una sábana como símbolo de su cobardía. Junto a esta escena, se sitúa un laberinto, como símbolo de la inescrutabilidad de los designios divinos, a la vez que representa el camino de Jesús hacia el Calvario. En Ecce Homo Jesús es presentado con la corona de espinas, custodiado por dos soldados y con la figura de un Pilato dubitativo ante lo que debe hacer; a los pies del Nazareno la piedra está resquebrajada, representando el terremoto que se va a producir. Junto a esta escena hay una columna con el águila romana y la inscripción «Tiberio, emperador de Roma». La última escena de este nivel es El juicio de Jesús, en que Pilato se lava las manos asistido por tres sirvientas, junto a un soldado y la figura de Prócula, la mujer de Pilato, que se aleja de la escena tras fracasar en su intento de interceder por el reo, al que había visto en sueños (Mateo 27, 19).
  • Nivel medio: representa el Calvario de Jesús. Aparece en primer lugar Las Tres Marías y Simón de Cirene, en que este ayuda con la cruz a Jesús, rodeado por la Virgen, María Magdalena y María de Cleofás. La Verónica muestra el rostro de Jesús marcado en negativo en la tela de la mujer que le limpió el sudor; la figura de Verónica no tiene rostro para no interferir con la imagen de Jesús. Aquí Subirachs hace un homenaje a Gaudí, dándole su fisonomía a la figura del evangelista situado a la izquierda, así como en la forma de los cascos de los soldados, que evocan las chimeneas de la Casa Milà. Cierra el ciclo El soldado Longino, que clavó su lanza a Jesús aunque luego se convirtió al cristianismo.
  • Nivel superior: figura la muerte y entierro de Jesús. Comienza el nivel con Soldados jugando a los dados las vestiduras de Jesús. La crucifixión es la escena principal del pórtico, con Jesús colgado en la cruz —que es de cuatro brazos, como las típicamente gaudinianas, pero puesta en horizontal—, que está hecha de hierro, con una I pintada en rojo en la viga central, símbolo del INRI; aparecen de nuevo las tres Marías y San Juan, y figuran también en la escena un cráneo, símbolo de la muerte —y del Gólgota—, y una luna, que representa la noche. El velo rasgado es una estructura de bronce que representa el velo del Templo de Jerusalén, que se rasgó a la muerte de Jesús. Por último, en El entierro figuran José de Arimatea y Nicodemo depositando el cuerpo de Jesús en el sepulcro, junto a la Virgen María y un huevo símbolo de la resurrección. La efigie de Nicodemo es un autorretrato del escultor Subirachs.


El velo rasgado.
 
 
En el arco superior del atrio se encuentran dos mosaicos realizados antes de la intervención de Subirachs, obra de Jordi Vila i Rufas. En el portal central, sobre la Crucifixión, hay un mosaico que fue posteriormente tapado por El velo rasgado. Tiene un panel central con un cordero y las letras griegas alfa y omega, y otros cuatro paneles con frases de la liturgia de Viernes Santo, dos en latín y dos en catalán: «Nulla silva talem profert fronde, flore, germine», «Flecte ramos, arbor alta», «Quan per menjar el fruit d'Efes» y «A la plenitud del temps profetitzat». El segundo se encuentra en el portal de la Fe, junto al grupo de Soldados jugando a los dados las vestiduras de Jesús: es un pequeño mosaico con la leyenda Dulce lignum, parte de una estrofa del himno Crux fidelis de Venancio Fortunato: «Dulce lignum, dulces clavos, Dulce pondus sustinet» («¡Oh dulce leño, dulces clavos los que sostuvieron tan dulce peso!»).
Por encima de este portal se sitúa un cimacio que desarrolla un programa relativo a los profetas y los patriarcas bíblicos, junto a dos figuras animales, el cordero del sacrificio de Abraham y el león de Judá, vencedor de la muerte.​ Está formado por un conjunto de 18 columnas, sobre el que se sitúa una cornisa de prismas hexagonales. ​ En 2005 se acabaron de colocar los muros con los nombres de los patriarcas y profetas, obra diseñada por Subirachs y esculpida por su ayudante Bruno Gallart; en 2016 se terminó la columnata y el cimacio, que incluye un crismón en su parte central, así como la inscripción Iesus Nazarenus Rex Iudæorum; falta la cruz que irá sobre el crismón, así como las figuras del león y el cordero. En principio los profetas y patriarcas debían ser imágenes, pero el escultor prefirió hacer un mural con los nombres para no sobrecargar la fachada de la Pasión y estorbar la visión del ciclo pasional de Jesús mostrado en la parte inferior. Así, estas figuras bíblicas han sido representadas por Subirachs con sus nombres —y algunos con sus símbolos correspondientes— en forma de arabesco, grabados en un relieve de 36 metros de largo y 5,5 de alto.
 
  • Patriarcas: Adán y Eva (con la serpiente y el árbol con la manzana del pecado original), Abel, Henoc, Noé (con una línea ondulada que representa el diluvio), Matusalén (con la cifra 969, los años que vivió según la Biblia), Abraham, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob (con la escalera de Jacob), Lía, Raquel, Judá, David, Ezequías, Josías.
  • Profetas: Moisés (con las tablas de la ley), Séfora, Aarón, Balaam, Débora, Samuel, Natán, Elías (con una lengua de fuego), Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Jonás (con la inscripción de la ciudad de Nínive y su pictograma sumeroacádico, un pez dentro de una casa) y Zacarías (con unas alas de ángeles); al final aparecen los nombres Sion y Jerusalén junto a una representación de sus murallas.



Fotografía de Gaudí en la procesión de Corpus Christi (11 de junio de 1924).
 
 
 
 
Imagen de Gaudí en el grupo La Verónica, inspirada en la fotografía del Corpus.


















 En la parte interior del frontón, en el espacio situado entre este y los campanarios, se ha reproducido la cantera situada junto al Calvario, donde se excavó el sepulcro de Jesús y que más tarde se convirtió en un huerto (Juan 19, 41-42). La cantera está representada por grandes bloques de piedra basta y el huerto por diversas especies vegetales situadas a los pies de estos bloques (fresa, violeta, campanilla de invierno, mirto y helecho). En su diseño ha intervenido el equipo de paisajistas L'Obrador.


Monumento a Torras i Bages (1916).
 
 
Las figuras de los apóstoles en las torres también son obra de Subirachs, hechas en piedra de travertino de 3,25 metros de altura. Fueron colocadas entre febrero y octubre del 2000. Santiago el Menor está representado con un báculo de obispo, ya que tradicionalmente fue el primer obispo de Jerusalén; San Bartolomé aparece con un cuchillo, símbolo de su martirio —fue desollado, de ahí que su figura trasluzca su anatomía—, además de un pergamino, ya que fue autor de un evangelio apócrifo; Santo Tomás se muestra en actitud dubitativa, ya que tuvo que tocar a Jesús para creer en su resurrección; y San Felipe sostiene entre sus manos un libro, símbolo de la predicación que ejerció en Asia Menor.
En un nivel superior se sitúa la Resurrección de Jesús, en forma de gran ventanal formado por quince vidrieras, obra de Joan Vila i Grau; por encima se encuentra el Espíritu Santo, escultura de Subirachs inspirada en una paloma, pero de formas casi abstractas, instalada en 2001; y, finalmente, la Ascensión de Jesús, en el puente que une las torres de San Bartolomé y Santo Tomás, a 60 metros de altura, obra de Subirachs realizada en bronce, instalada en 2005.
Frente a la Fachada de la Pasión Gaudí proyectó en 1916 colocar un monumento al obispo de Vic Josep Torras i Bages, amigo suyo recién fallecido. El arquitecto realizó un boceto del proyecto, y se efectuó un busto de yeso del obispo, obra de Joan Matamala. Sin embargo, el proyecto finalmente no se llevó a cabo, y el busto fue destruido en 1936. En 2014, en el transcurso del Primer Congreso Mundial sobre Gaudí celebrado en la Universidad de Barcelona, el arquitecto Jordi Bonet i Armengol anunció la futura realización de este proyecto, prevista para la finalización de las obras de la fachada en 2016. El monumento, de 20 metros de alto y elaborado en piedra (la base) y bronce (el fuste), estará formado por una escultura del obispo escribiendo, y tendrá tres patas dedicadas a las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), como la fachada.


Fachada de la Gloria

 

Maqueta de la fachada de la Gloria.
 
 
Obras de la Fachada de la Gloria (febrero de 2012).
 
 
La fachada de la Gloria será la más grande y monumental. Es la fachada principal, la que da acceso a la nave central. Las obras comenzaron en 2002. Dedicada a la Gloria celestial de Jesús, representa el camino ascensional a Dios: la Muerte, el Juicio Final y la Gloria, así como el Infierno, para todo aquel que se aparta del dictado de Dios. ​ Gaudí esbozó tan sólo las líneas generales de esta fachada, ya que era consciente de que no la haría él en vida, sino los que continuasen su obra:
El fragmento de maqueta de los campanarios de la fachada principal no lo completaré ni lo desarrollaré. He decidido dejarla sólo programada para que otra generación colabore en el templo, como repetidamente se ve en la historia de las catedrales, cuyas fachadas no sólo son de otros autores, sino también de otros estilos.
Para acceder al Pórtico de la Gloria habrá una gran escalinata con una terraza donde se situará el Monumento al Fuego y al Agua, con un gran tedero con fuego, en representación de la columna de fuego que guió al pueblo elegido, y un surtidor de agua, con un chorro de 20 metros de altura que se dividirá en cuatro cascadas, simbolizando los ríos del paraíso terrenal y las fuentes de agua viva del Apocalipsis.
La escalinata creará un paso subterráneo en la calle Mallorca, que representaría el Infierno y el vicio, y estaría decorado con demonios, ídolos y falsos dioses, cismas, herejías, etc.​ También figurará el purgatorio, y la muerte representada en sepulcros situados en el suelo del porche. En representación de la condena al trabajo sufrida por el hombre tras el pecado original, figurarán en un soportal de la fachada principal representaciones de diversos oficios: sastre, zapatero, albañil, panadero, herrero, alfarero, carpintero, etc. Por medio del trabajo y cultivando la virtud, el hombre puede alcanzar la Gloria, a través de la redención y por intermediación del Espíritu Santo. Así, el pórtico tendrá siete grandes columnas dedicadas a los siete dones del Espíritu Santo; en sus bases aparecerán los siete pecados capitales, y en los capiteles las siete virtudes:
  • Dones: Piedad, Fortaleza, Inteligencia, Sabiduría, Consejo, Ciencia, Temor de Dios.
  • Pecados: Avaricia, Pereza, Ira, Envidia, Gula, Soberbia, Lujuria.
  • Virtudes: Generosidad, Diligencia, Paciencia, Caridad, Templanza, Humildad, Castidad.


Asimismo, hay siete puertas dedicadas a los sacramentos y a las peticiones del Padre Nuestro:

  • Bautismo: «Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu Nombre».
  • Extremaunción: «Venga a nosotros tu Reino».
  • Orden Sacerdotal: «Hágase tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo».
  • Eucaristía: «Danos hoy el pan nuestro de cada día».
  • Confirmación: «Perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden».
  • Matrimonio: «No nos dejes caer en la tentación».
  • Penitencia: «Y líbranos del mal».


Puerta de la Eucaristía, de Subirachs.
 
 
La primera y la última, del Bautismo y la Penitencia, coincidirán con las dos capillas laterales de la fachada de la Gloria, que interseccionarán con el claustro. También figurarán en la fachada las Bienaventuranzas y las Obras de Misericordia corporales y espirituales. Igualmente estarán representados: Adán y Eva, como origen del ser humano; San José en su labor de carpintero; la Fe, la Esperanza y la Caridad representadas por el Arca de la Alianza, el Arca de Noé y la Casa de Nazaret; la Virgen María, rodeada de ángeles, santos, profetas, patriarcas, apóstoles, mártires, sacerdotes, confesores, vírgenes y viudas; y Jesús en el Juicio Final, con el Espíritu Santo en forma de rosetón y Dios Padre, formando la Trinidad augusta.
La fachada se completará con unas grandes nubes iluminadas que contendrán en grandes letras el Credo niceno (Credo in unum Deum Patrem Omnipotentem, creatorem coeli et terrae), situadas sobre 16 grandes linternas de forma hiperboloide y acabadas en cono, dispuestas en orden ascendente: las siete inferiores representarán los días de la creación y, las nueve superiores, las jerarquías angélicas. Las torres serán las más altas de las tres fachadas, y estarán dedicadas a San Pedro, San Pablo, San Andrés y Santiago el Mayor.
El 22 de abril de 2007 se instaló una escultura de San Jorge en la baranda del jubé —en el lado interior de la fachada de la Gloria—, coincidiendo con la proclamación del 550 aniversario del santo como patrón de Cataluña y en el marco de los actos de celebración del 125 aniversario de la colocación de la primera piedra del templo.​ Obra de Subirachs, la estatua es de bronce, de tres metros de altura, y está inspirada en el San Jorge de Donatello.
Asimismo, entre 2008 y 2012 se instalaron las puertas de la fachada de la Gloria, realizadas en bronce por Subirachs con la ayuda del escultor Bruno Gallart, con las inscripciones del Padre Nuestro. La principal, compuesta de dos láminas de bronce de dos toneladas cada una, presenta la oración completa, en catalán, así como su segundo párrafo («Danos hoy nuestro pan de cada día») en cincuenta idiomas distintos. Cabe destacar que las letras A y G de la palabra caiguem —correspondientes a los tiradores de las puertas— están destacadas en color dorado, al ser las iniciales de Antoni Gaudí, como homenaje al arquitecto. El resto de las puertas presenta cada una su petición correspondiente de la oración. Cada puerta tiene un símbolo que representa su respectivo sacramento: el bautismo, un jarro de agua y una pila bautismal; la extremaunción, una imposición de manos; la orden sacerdotal, una imposición de manos del obispo; la eucaristía, el cáliz y la hostia —en este caso situado en el cristal sobre la puerta—; la confirmación, por la venida del Espíritu Santo; el matrimonio, unos anillos; y la penitencia, una cruz.


Las torres

 

Las torres de la Sagrada Familia.
 
 
Gaudí proyectó un templo de gran verticalidad, para que fuese visible desde cualquier punto de Barcelona y destacase sobre el resto de edificios. Para ello dotó a la Sagrada Familia de 18 torres: doce por los apóstoles, cuatro de los evangelistas y los cimborrios de Jesús y la Virgen María. Tienen distinta altura, en sentido ascendente: las torres del Nacimiento, 98,40 metros las exteriores y 107 las centrales; las de la Pasión, 107,40 metros las exteriores y 112,20 las centrales; las de la Gloria, 112,20 metros las exteriores y 120 las centrales; las de los evangelistas, 135 metros; la de la Virgen, 138 metros; y la de Jesús, 172,50 metros.


Pináculo de una de las torres de los Apóstoles, simbolizando los atributos episcopales: mitra, báculo y anillo.
 
 
Las torres son de perfil parabólico, y tienen distintas soluciones según su tipología: las de los apóstoles están rematadas por pináculos de mosaico veneciano policromado con escudos con la cruz y unas esferas blancas, que simbolizan la mitra episcopal; también figuran el anillo y el báculo episcopales, así como la letra inicial de cada apóstol. Igualmente se encuentran diversas inscripciones como Hosanna, Excelsis y el trisagio Sanctus, Sanctus, Sanctus, repetido tres veces por la Santísima Trinidad: el del Padre en color amarillo, por la luz; el del Hijo de color rojo, símbolo del martirio; y el del Espíritu Santo de color naranja, síntesis de los otros dos.​ Al parecer, para los pináculos de las torres Gaudí se inspiró en los tallos de una planta denominada uñas de gato (sedum nicaeensis).​ Cada torre lleva inscrito el nombre en latín y la palabra Apostolus junto con una escultura del apóstol que representa. Asimismo, cada apóstol está relacionado con una constelación zodiacal, según la correspondencia establecida por Beda el Venerable en el siglo viii: san Pedro sería Aries, san Andrés Tauro, y así sucesivamente.
Las torres actúan de campanario, y contendrán un total de 84 campanas, comunes y tubulares: en la fachada del Nacimiento, campanas tubulares de percusión; en la de la Pasión, campanas tubulares de órgano resonante; y en la de la Gloria, campanas afinadas con las notas mi, sol, do. Gaudí realizó complicados estudios de acústica para lograr una perfecta sonoridad. En el interior de las torres se encuentran unas escaleras de caracol inspiradas nuevamente en un elemento orgánico, un tipo de caracol marino denominado torrecilla (turritella communis).
Las torres de los evangelistas estarán rematadas por las figuras alegóricas que los representan en la iconografía cristiana (Tetramorfos): san Juan, el águila; san Marcos, el león; san Mateo, el ángel; y san Lucas, el buey. El escultor Xavier Medina Campeny está trabajando en el proyecto. Asimismo, estas torres contendrán unas gárgolas que ya han sido construidas por Etsuro Sotoo, en granito de cuatro metros, con diversas formas que simbolizan a los evangelistas: la de Juan presenta siete pergaminos, como los escritos en el Apocalipsis; la de Mateo tiene forma de bolsa de dinero, en referencia a su oficio de recaudador de impuestos; la de Marcos es en forma de sábana, en referencia a un joven que se vio corriendo desnudo con una sábana que se le escapó volando, la noche que prendieron a Jesús; y la de Lucas es un maletín de médico, con sus instrumentos correspondientes.​
Estas torres tendrán dos focos cada una que de noche iluminarán la calle y la torre de Jesús. Igualmente, están relacionadas con los signos del Zodíaco, los cuatro elementos y los cuatro estadios del camino hacia el conocimiento:


Evangelista Símbolo Elemento Signo zodiacal Conocimiento
San Mateo ángel aire Acuario Inteligencia
San Lucas buey tierra Tauro Voluntad
San Marcos león fuego Leo Valor
San Juan águila agua Escorpio Silencio


La torre de María se situará sobre el ábside, y estará rematada por una gran estrella de doce puntas, que simbolizará la estrella de la mañana. Por último, la torre de Jesús estará rematada por una gran cruz de seis brazos, de 15 metros; en su parte central figurará un cordero, así como la inscripción Tu solus Sanctus, Tu solus Dominus, Tu solus Altissimus y las palabras Amén y Aleluya. Cada uno de los cuatro brazos de la cruz tendrá potentes haces de luz que serán visibles a grandes distancias. En su interior, la torre de Jesús estará dividida en tres pisos, que simbolizarán la frase relativa a Cristo «yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».
Del conjunto de seis torres centrales, la torre de Jesús comenzó a construirse en 2015, y las restantes en 2016, tras preparar la base de las mismas sobre la nave central del templo. Según las previsiones del equipo constructor, en 2017, cuando esté lista la estructura de las torres, la Sagrada Familia será el edificio más alto de Barcelona, aunque la finalización de las mismas deparará aún cuatro años más, hasta 2020.


El exterior

 

Detalle del claustro.
 
 
En el exterior destaca el claustro, que rodea casi todo el perímetro del templo, solo interrumpido en la fachada principal, la de la Gloria, por lo que tiene forma de U. Esta solución original ideada por Gaudí se contrapone a la disposición tradicional del claustro en atrio de las basílicas paleocristianas o situado a un lado de la iglesia en los monasterios y catedrales medievales. Lo hizo así para aislar el templo del exterior —tanto a nivel acústico como climático— y favorecer el tránsito en procesión. Como el resto del proyecto, se encuentra a cuatro metros sobre el nivel del suelo, y su longitud total será de 240 metros.
Para los ventanales de los muros exteriores Gaudí ideó tres tipologías distintas, para conseguir una transición del neogótico original a la nueva estructura naturalista aplicada en sus últimos años: el primer nivel, bajo la cantoría, es neogótico; el segundo, sobre las cantorías, presenta un hiperboloide elíptico rodeado de cuatro circulares, sobre un friso de aberturas alargadas; el tercero, que corresponde a la nave central, tiene igualmente un hiperboloide elíptico rodeado de dos hiperboloides de revolución, también sobre cuatro aberturas alargadas, figurando en el centro la inscripción Gloriam.
Entre los ventanales de las naves laterales se sitúan unas columnas salomónicas con las inscripciones aurum, thus, myrrham (en latín oro, incienso y mirra) y oració, sacrifici, almoina (en catalán oración, sacrificio y limosna), y rematadas por las letras griegas α (alfa) y ω (omega).​ También se alternan en los muros exteriores otras inscripciones como: Jesus, Maria, Joseph; Sursum corda; Gratia plena; Ora pro nobis.
Los ventanales terminan en un frontón, el vértice del cual está coronado por una cesta de frutas (manzanas, higos, naranjas, melocotones, almendras, ciruelas, granadas, cerezas, peras, caquis, castañas y nísperos), que simbolizan la lluvia de frutos del Espíritu Santo que cae sobre los hombres.​ Son obra de Etsuro Sotoo. En el parteluz sobre cada ventanal hay Santos Fundadores (de Nacimiento a Pasión): san Jerónimo, san Ignacio de Loyola, san José de Calasanz, san Vicente de Paúl, san Felipe Neri, santa Juana de Lestonnac, san José Manyanet, san José Oriol, san Juan Bosco, santa Joaquina de Vedruna, san Antonio María Claret y san Pedro Nolasco.


Portal del Rosario.
 
 
En las intersecciones del claustro con las fachadas Gaudí proyectó unos portales dedicados a la Virgen: a ambos lados de la fachada del Nacimiento, la Virgen del Rosario y la de Montserrat; en la fachada de la Pasión, la Virgen de la Merced y la de los Dolores. Especialmente destacada es la del Rosario, que Gaudí eligió para hacer una demostración de cómo tenía que ser la decoración del resto del templo. El portal está presidido por la Virgen con el Niño, flanqueada por Santo Domingo y Santa Catalina. Otras escenas reproducen: la Muerte del Justo, con la Virgen mostrando a un moribundo al Niño Jesús, para proporcionarle alivio; la Tentación de la Mujer, representada por un monstruo en forma de pez que ofrece a una mujer una bolsa de dinero; y la Tentación del Hombre, simbolizada por un diablo que ofrece a un obrero una bomba Orsini, empleada por los anarquistas en aquella época. A cada lado de la puerta figuran los reyes David y Salomón y los profetas Isaac y Jacob. Asimismo, hay gran profusión de rosas que adornan todo el pórtico, y frases como las últimas palabras del Ave María: Et in hora mortis nostrae, Amen.​ Las esculturas del portal, obra de Llorenç Matamala, sufrieron graves daños durante la Guerra Civil Española y fueron restauradas entre 1982 y 1983 por Etsuro Sotoo. En el exterior, este portal está rematado por una linterna cuyo pináculo tiene forma de capullo de aloe (Aloe arborescens).
En las cuatro esquinas del templo figurarán tres obeliscos por cada una, representando los puntos cardinales, las cuatro estaciones, los ayunos cristianos (Témporas), relacionados a su vez con las órdenes sacerdotales, las virtudes cardinales representadas simbólicamente, así como símbolos de San José (lirio), la Virgen María (corona) y Jesús (variando en cada grupo). Por último, cada obelisco central llevará tres de las doce estrofas del himno de Daniel de los niños de Babilonia (Trium puerorum), uno de los laterales Sancte Joseph, Ora pro nobis, y el otro Sancta Dei Genitrix, Ora pro nobis, Deo gratias  ​ Tienen forma de hiperboloide en su parte central, mientras que la superior es un tronco de pirámide triangular con tres semiconos finales.



Punto cardinal Estación Ayuno Orden sacerdotal Virtud Símbolo de Jesús
Norte Invierno Témpora de Adviento órdenes menores Prudencia
(hucha y serpiente)
Emmanuel («Dios con nosotros»)
Este Primavera Témpora de Cuaresma subdiaconato Templanza
(porrón y cuchillo que corta pan)
cruz e INRI
Sur Verano Témpora de Pentecostés diaconato Justicia
(espada y balanza)
sol y cruz
Oeste Otoño Témpora de Septiembre presbiterato Fortaleza
(yelmo y coraza)
crismón con alfa y omega

 

 El interior

 

Interior del templo.
 
 
Gaudí evolucionó de un primer proyecto gótico hacia un estilo personal, orgánico, inspirado en las formas de la naturaleza: para librarse de los contrafuertes góticos, ideó el uso de columnas en forma de tronco de árbol, que permiten descargar el peso de las cubiertas directamente en el suelo, solución práctica a la vez que estética, ya que convierte el interior de las naves del templo en un espacio orgánico que semeja un bosque. ​ En 1987 se inició la cimentación de las naves; en 1997 se completaron las bóvedas laterales y se empezó la central, finalizada en 2010.
El interior del templo será como un bosque. (...) Los pilares de la nave principal serán palmeras; son los árboles de la gloria, del sacrificio y del martirio. Los de las naves laterales serán laureles, árboles de la gloria, de la inteligencia.
Antoni Gaudí
Gaudí realizó mediante estática gráfica el cálculo de la nave principal, que fue publicado por su ayudante Sugrañes en 1923. A partir de 1985 fue preciso ampliarlos y adaptarlos a las normativas actuales, por lo que Carles Buxadé, Joan Margarit, Josep Gómez, Ramón Ferrando y Ágata Buxadé han calculado todas las naves concibiendo una estructura continua de hormigón armado desde los cimientos hasta las bóvedas.


Detalle de la bóveda.
 
 
El templo tiene planta de cruz latina, con cinco naves de 90 metros de longitud, y transepto de tres naves de 60 metros; la nave central tiene un ancho de 15 metros, y 7,5 las laterales, haciendo un total de 45 metros; ancho del transepto, 30 metros. La altura es de 45 metros en las bóvedas de la nave central y 30 en las laterales, mientras que las del crucero llegan a los 60 metros. Gaudí estructuró toda la planta sobre la base de un módulo fundamental de 7,5 metros, que para él era la medida del «árbol-hombre» ideal, la proporción perfecta dada por la naturaleza. Ya los griegos establecieron una medida estándar del cuerpo humano donde la cabeza sería 1/7 o 1/8 del total; así, 7,5 es la media entre ambos. Vemos así que la longitud del templo son 90 metros (7,5 x 12), la del transepto 60 (7,5 x 8), la anchura del templo 45 (7,5 x 6), la del transepto 30 (7,5 x 4), y que la altura total del edificio —en la torre de Jesús— es de 172,50 metros (7,5 x 23).
Las naves laterales contienen las cantorías para los coros. El ábside es lobulado, con deambulatorio en torno al presbiterio. Tiene siete capillas, de las que la del Santísimo se usa como oratorio: tiene un altar de piedra de Montserrat, sobre el que se halla un sagrario de plata rodeado de un aura de luz y, sobre este, una copia del relieve de la Sagrada Familia elaborado por Josep Llimona que se halla en la cripta. El sagrario es obra de Joaquim Capdevila y presenta un relieve de líneas verticales que semejan espigas de trigo, junto a una cruz y la frase «yo soy la vida»; en el interior de la tapa se encuentra una sagrada forma que a su vez representa el mundo, rodeada de otras más pequeñas con una cruz en el centro, sobre fondo dorado.
El templo contiene un total de 36 columnas, que oscilan entre 11,10 y 22,20 metros de altura, con bases de polígonos estrellados de varios lados según su ubicación: 6 (naves laterales), 8 (nave central), 10 (torres de los Evangelistas), 12 (torre de Jesús). Los materiales de construcción varían de la piedra de Montjuïc al granito, basalto o pórfido. ​ Tienen forma helicoidal de doble giro (dextrógiro y levógiro), semejante al crecimiento de algunos árboles o arbustos: una posible fuente de inspiración serían especies como la abelia (Abelia floribunda) o la adelfa (Nerium oleander). Estas columnas se bifurcan a la altura del capitel —de forma elipsoide—, y se vuelven a ramificar a mayor altura, por lo que ciertamente semejan árboles.


Altar central.
 
 
Para las bóvedas —con forma de hiperboloides— Gaudí utilizó la técnica constructiva de la bóveda catalana o «bóveda tabicada», que consiste en la superposición de varias capas de ladrillos con argamasa. Las cubiertas son de forma piramidal, coronadas por una linterna. Los ventanales están pensados para distribuir una iluminación suave y armónica, creando un efecto de recogimiento, y tienen forma geométrica abstracta. Gaudí realizó profundos estudios acústicos y lumínicos para conseguir una perfecta sonoridad e iluminación en el interior del templo. Asimismo, diseñó las lámparas, mobiliario y objetos litúrgicos de la Sagrada Familia: armarios de sacristía, bancos de los oficiantes, faldistorios, púlpitos, confesonarios, tenebrarios, atriles, soportes de cirios pascuales, etc.
Al igual que el exterior, el interior tiene un gran significado religioso, con tres vías que representan diversos conceptos: de la fachada de la Gloria al ábside simboliza la Vía de la Humanidad (Via Humanitatis); de la fachada del Nacimiento a la de la Pasión, la Vía de Jesucristo (Via Christi); y el claustro representa la Vía de la Iglesia (Via Ecclesiae).  A su vez, las naves del templo representan a la Iglesia militante, la cripta a la penitente y el altar central a la triunfante. Por otro lado, la Sagrada Familia representa la Nueva Jerusalén, la Jerusalén Celestial, para lo que Gaudí se basó en el libro del Apocalipsis (versículos 21 y 22): así como en el texto bíblico la Nueva Jerusalén baja del cielo y habita entre la humanidad, la Sagrada Familia se sitúa en Barcelona, que simboliza el conjunto de todos los pueblos del planeta.


Bóveda del crucero.
 
 
La bóveda cupular del ábside está cubierta con un mosaico dorado que representa las vestiduras de Dios cubriendo la bóveda celeste, obra del ceramista Jordi Aguadé. Es un hiperboloide de 17,5 m de diámetro, realizado con dos formas geométricas básicas: un triángulo (Dios) dentro de un círculo (el mundo como creación). Entre los pliegues de las vestiduras aparecen cabezas de serafines, mientras que entre las columnas de soporte aparece el trisagio Santo, Santo, Santo, en colores amarillo, rojo y naranja, por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Para el altar central, el proyecto de Gaudí contemplaba que del triforio más alto del ábside colgaría una lámpara de siete brazos que simboliza el Espíritu Santo. El altar queda enmarcado por un arco triunfal formado por las columnas de Pedro y Pablo y sus ramificaciones que se unen en el hiperboloide de la bóveda. Entre estas columnas se halla el baldaquino que cubre el altar, que tiene inscrito el canto de Gloria del Ordinario de la Misa. Tiene forma de heptágono, realizado en metal de unos cinco metros de diámetro, del que cuelgan racimos de uva (en vidrio), hojas de parra (de cobre) y espigas (en madera blanca), con laterales de pergamino y cubierta de tapiz, todo cubierto de pan de oro de 22 quilates. En los pergaminos, obra de las monjas del monasterio de San Benito de Marganell, figuran inscritos los Dones del Espíritu Santo (Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios), obra del calígrafo Josep Batlle.​ Del baldaquino penden 50 candiles —como en San Juan de Letrán—, así como una figura de Cristo crucificado de 1,90 m, obra de Francesc Fajula, esculpido según un diseño que realizó Gaudí para el oratorio de la casa Batlló, realizado en aquel entonces por Carles Mani.​ El altar está constituido por un bloque de pórfido iraní de 3 metros de longitud y 7500 kilos de peso. Al lado del altar se situó la sillería episcopal, que tiene grabados los nombres de los tres santos obispos de la archidiócesis de Barcelona: san Severo, san Paciano y san Olegario, ​ además de las virtudes teologales y cardinales y, en el centro, una paloma en representación del Espíritu Santo, obra de Francesc Fajula.
En los triforios correspondientes a las fachadas del Nacimiento y la Pasión figuran San José y Santa María, esculturas realizadas por Ramón Cuello; con el crucifijo del altar, completan la Sagrada Familia. En las claraboyas de las bóvedas hay unos difusores de vidrio con anagramas de Jesús, José y María en las naves laterales, y el crismón y los atributos de Cristo (cruz, cetro, espada y signo del infinito) en la central, obra de Antoni Vila.​ En el interior figura también el Evangelio a través de la misa de cada domínica del año, con las epístolas correspondientes (Adviento, Navidad, Septuagésima, Cuaresma, Pascua y Pentecostés); también se representa la oración con las Horas canónicas, cada una con su himno final:

  • Maitines: Miserere (Salmo 51/50) y Te Deum laudamus, en las cantorías y bajo el cimborio central.
  • Laudes: Benedictus Dominus Jesus Israel (Lucas 1, 68-79), en el interior de la fachada de la Pasión.
  • Vísperas: Magnificat (Lucas 1, 46-55), en el ábside.
  • Completas: Nunc dimitis (cántico de Simeón), en el interior de la fachada del Nacimiento.


Baldaquino del altar central, con la figura de Cristo crucificado.
 
 
Las columnas del interior tienen variada simbología: las cuatro del crucero están dedicadas a los evangelistas, las doce que rodean el crucero a los apóstoles (San Pedro y San Pablo al lado del altar), y el resto a los obispados continuadores de la obra apostólica: los de Cataluña (Barcelona, Tarragona, Lérida, Gerona, Vich, Urgel, Solsona, Tortosa y Perpiñán) en el crucero, del resto de España (Mallorca, Valencia, Zaragoza, Granada, Burgos, Sevilla, Valladolid, Toledo y Santiago) en la nave central y en las laterales los cinco continentes.
Los ventanales del interior del templo están recubiertos de vidrieras, diseñadas por el vidriero catalán Joan Vila-Grau entre 1999 y 2016, utilizando cristal de distintos colores para representar temas variados. Las vidrieras de los transeptos fueron las primeras en colocarse siguiendo la idea original de Gaudí. Las vidrieras laterales inferiores representan a los santos y santuarios de las diócesis representadas en las columnas frente a los ventanales. En las vidrieras superiores figuran las parábolas de Jesús (desde la fachada de la Gloria lado Nacimiento hasta Gloria lado Pasión): Yo soy el perdón, Yo soy el buen samaritano, Yo soy el buen pastor, Yo soy la verdad, Yo soy el camino, Yo soy la vida, Yo soy fuente de agua viva, Yo soy la luz, Yo soy la puerta, Yo soy el sembrador, Yo soy quien te habla, Yo soy el pan de vida, Yo soy el alfa y omega. Los ventanales de la nave central carecen de colorido —son diferentes texturas (cristal impreso) de cristal translúcido—, ya que se realizaron con cristales claros para simbolizar la pureza y permitir una mayor entrada de luz.



Tetramorfos
San Juan.
San Lucas.
San Marcos.
San Mateo.













En el voladizo interior habrá el símbolo eucarístico de los peces, unos nadando hacia el altar con la boca abierta y otros volviendo con la Sagrada Forma en la boca, como fieles sedientos de Eucaristía.
Sobre las cantorías se encuentran veinticuatro custodias de cerámica policromada, de 3,325 metros de altura cada una, que presentan en su parte superior la Sagrada Forma, como una macla de medio hiperboloide de eje horizontal, con un casquete esférico y rodeado de pirámides, y un cuerpo de hiperboloide de eje vertical con tres ventanas, en cuyo interior se encuentra un cáliz; son obra de los ceramistas Jordi Aguadé y Antoni Cumella.​ Por último, la cúpula del crucero representa el Trono de Dios y del Cordero, compuesto por un tragaluz central de forma hiperboloidal, rodeado de otros cuatro más pequeños, y de veinticuatro más en dos círculos concéntricos de doce. Estos tragaluces que rodean al central simbolizan a los cuatro evangelistas y a los veinticuatro ancianos descritos en el libro del Apocalipsis 4, 6-10.
El año 2010 se acabó de cubrir el interior del templo, hecho que permitió su dedicación como basílica por el papa Benedicto XVI el 7 de noviembre de 2010. Para tal evento se inauguraron varias obras creadas recientemente siguiendo las instrucciones de Gaudí: en la parte interior del portal de la Pasión se colocó en las losas del suelo un bajorrelieve sobre la Entrada de Jesús en Jerusalén, obra de Domènec Fita; se instalaron en el transepto las esculturas de San José (en el lado del Nacimiento) y la Virgen María (en el lado de la Pasión) de Ramón Cuello, realizadas en travertino y con una altura de 2,80 metros; y se colocó la decoración de los capiteles de las columnas centrales del crucero, las de San Pedro y San Pablo —con sus símbolos, unas llaves y una espada y un libro, respectivamente—, y las de los cuatro evangelistas, con los signos del Tetramorfos enmarcados por un elipsoide de metacrilato, obra de Domènec Fita. También se colocó el altar y la sillería episcopal, y sobre el altar se instaló el baldaquino colgante, con la figura de Cristo crucificado de Francesc Fajula. Por último, se instaló un órgano, construido en el taller Blancafort de Collbató.


El órgano
El órgano consta de dos cuerpos —que suman 1492 tubos— y de tres teclados, dos de ellos manuales y el tercero de pedal. Tiene 26 registros, es decir, 26 tipos de sonidos diferentes, y en sus entrañas hay ordenadores que memorizan combinaciones de registros y sonidos para que el órgano pueda sonar solo, sin necesidad de un organista.


Disposición de registros:

Pedalo C–f1

1. Contrabajo 16'
2. Subajo 16'
3. Contras 8'
4. Bajo 8'
5. Coral 4'
6. Fagot 16'
I Órgano Mayor C–g3
7. Flautado de cara 8'
8. Flautado Armónica 8'
9. Flautado Chimenea 8'
10. Octava 4'
11. Docena 4'
12. Quincena 2'
13. Decisetena 8'
14. Corneta V 8'
15. Lleno III-IV 11/3'
16. Trompeta Real 8'
II Expressivo C–g3
17. Gran Principal 8'
18. Gamba 8'
19. Violon 8'
20. Voz Celeste 8'
21. Flautado Cónica 4'
22. Tapadillo 4'
23. Nasardo 12a 22/3'
24. Flabiolet 2'
25. Nasardo 17a 13/5'
26. Oboe 8'
  • Copula: II/I, I/P, II/P


Equipo constructor

 

Reproducción del taller de Gaudí en la Sagrada Familia. Destruido en 1936, se hizo esta recreación a partir de fotografías.
 
 
En época de Gaudí colaboraron con el genial arquitecto muchos de sus discípulos y ayudantes, como Francesc Berenguer, Josep Maria Jujol, Josep Francesc Ràfols, Cèsar Martinell, Joan Bergós, Francesc Folguera, Josep Canaleta y Joan Rubió. A su muerte, se hizo cargo de las obras otro de sus discípulos, Domènec Sugrañes, que finalizó la construcción de las tres torres de la fachada del Nacimiento que quedaban pendientes.
Tras un periodo en que las obras estuvieron paradas, en 1944 fueron reemprendidas por un equipo compuesto por Francesc Quintana, Isidre Puig i Boada, Lluís Bonet i Garí y Francesc Cardoner, que asumió la dirección en 1983. Este equipo se encargó principalmente de la construcción de la fachada de la Pasión, siguiendo los planos y maquetas dejados por Gaudí, procurando seguir de la forma más fiel posible el estilo personal y único de Gaudí.
En 1985 fue nombrado director Jordi Bonet i Armengol, con un equipo en el que figuraban Carles Buxadé, Joan Margarit, Jordi Faulí i Oller, Josep Gómez, Mark Burry y Jordi Coll i Grifoll. Este equipo se ha encargado principalmente de la parte interior del templo, logrando hasta la fecha cubrir las bóvedas de las naves centrales y laterales. De nuevo se han seguido los criterios marcados por Gaudí, aunque con pequeñas innovaciones, sobre todo en el uso de nuevos materiales como el hormigón y en la aplicación de nuevas tecnologías como el diseño en CAD y las proyecciones en 3D.
En 2012 Jordi Faulí i Oller sustituyó a Bonet como director de las obras, por encargo del Patronato de la Junta Constructora de la Sagrada Familia. Continúan en la Dirección Facultativa del templo Carles Buxadé, Joan Margarit y Josep Gómez Serrano.

Dirección de las obras:
  • 1882-1883 Francisco de Paula del Villar y Lozano
  • 1883-1926 Antoni Gaudí i Cornet
  • 1926-1936 Domènec Sugrañes i Gras
  • 1944-1966 Francesc de Paula Quintana i Vidal
  • 1966-1974 Isidre Puig i Boada
  • 1974-1983 Lluís Bonet i Garí
  • 1983-1985 Francesc de Paula Cardoner i Blanch
  • 1985-2012 Jordi Bonet i Armengol
  • 2012-2017 Jordi Faulí i Oller

 

El Museo

 

Maqueta polifunicular diseñada por Gaudí para la iglesia (no realizada) de la Colonia Güell, expuesta en el Museo de la Sagrada Familia.
 
 
La Sagrada Familia cuenta con un espacio habilitado como museo, situado en el sótano del templo, en la parte inferior correspondiente al crucero, donde antiguamente se ubicaban los talleres. Inaugurado el 29 de junio de 1961, muestra planos y dibujos originales de Gaudí, maquetas del templo y diversos objetos relacionados con el proyecto, destacando los muebles litúrgicos diseñados por Gaudí. También destaca la maqueta polifunicular invertida de cordel y pesos para calcular la estructura del edificio y diseñar la forma de la iglesia de la Colonia Güell a escala 1/15, en la que se basó Gaudí para muchas de las soluciones estructurales de la Sagrada Familia.
El museo cuenta igualmente con una sala dedicada a los colaboradores del arquitecto, así como una de audiovisuales. Además de las muestras referentes a la Sagrada Familia también se exhiben distintos objetos, planos, dibujos y fotografías sobre las diversas obras de Gaudí, así como testimonios biográficos del arquitecto. También se realizan exposiciones temporales dedicadas a distintos aspectos del proyecto gaudiniano.
Igualmente, se ha habilitado el espacio formado por las Escuelas de la Sagrada Familia, recientemente instaladas en un lateral de la fachada de la Pasión, donde se expone un aula y el estudio de Gaudí.


Repercusión

 

A lo largo de su historia el templo ha sido objeto de diversas críticas y polémicas, tanto de tipo artístico y urbanístico como político, económico, religioso y social. Una de las más recurrentes ha sido su vinculación con el nacionalismo catalán, ya que ha sido frecuente lugar de reunión y reivindicación de actos nacionalistas. ​ En el ámbito artístico, el proyecto gaudiniano tuvo desde su inicio defensores y detractores: entre los primeros se encontraban asociaciones como la Lliga Regionalista, la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat y el Cercle Artístic de Sant Lluc, junto a personalidades como Josep Torras i Bages, Joan Maragall, Josep Carner, Joan Llimona, Josep Pijoan o Joaquim Folch i Torres, así como el periódico La Veu de Catalunya; entre los segundos se encontraba el grupo de arquitectos novecentistas, el estilo que sucedió y desplazó al modernismo, encabezado por su teórico, Eugeni d'Ors, así como el crítico de arte Feliu Elias y la revista satírica L'Esquella de la Torratxa.
El templo de la Sagrada Familia es una gran obra de arte; de esto estamos plenamente convencidos aquí y fuera de aquí, su fama ha traspasado nuestra frontera.
Joan Llimona, La Veu de Catalunya, 20 de enero de 1906.
No puedo pensar sin terror en el destino de nuestro pueblo, obligado a sostener, sobre su propia normalidad, tan precaria, el peso, la grandeza, la gloria de estas sublimes anormalidades: la Sagrada Familia, la poesía de Maragall...
Eugeni d'Ors, Glosari, 1906.



Elevación de un castell, torre humana típica de la tradición cultural catalana, frente a la Fachada del Nacimiento.
 
 
Por otro lado, desde el reinicio de las obras en los años 1940 se suscitó un intenso debate sobre si era adecuado continuar las obras o no, alegando sus detractores que Gaudí no había dejado suficientes indicaciones y su continuación desvirtuaría su proyecto; en cambio, los defensores de continuar los trabajos se basaban en las múltiples indicaciones dejadas por el arquitecto a sus ayudantes y discípulos, así como los dibujos, maquetas y fotografías que dejaban constancia del proyecto esbozado por Gaudí, por no hablar de sus múltiples manifestaciones reconociendo que el proyecto sería obra de varias generaciones.
El impulso definitivo a la continuación de las obras fue decidido por la jerarquía eclesiástica en el seno de la celebración en 1952 del XXXV Congreso Eucarístico Internacional. Sin embargo, las voces críticas no se acallaron: en 1959 el arquitecto Oriol Bohigas dio una conferencia titulada Problemas en la continuación de la Sagrada Familia, en la que manifestó que «la continuación de un templo de las características del de la Sagrada Familia es un error social y urbanístico».
Por otro lado, el 9 de enero de 1965 un grupo de arquitectos, intelectuales, críticos y profesionales de diversos ámbitos publicó una carta-manifiesto en La Vanguardia cuestionando la continuidad de las obras; entre los firmantes se encontraban: Le Corbusier, Bruno Zevi, Giulio Carlo Argan, Nikolaus Pevsner, Gio Ponti, Roberto Pane, Gillo Dorfles, Camilo José Cela, Alexandre Cirici, Oriol Bohigas, José Antonio Coderch, Nicolau Maria Rubió i Tudurí, Ricardo Bofill, Antoni Tàpies, Salvador Espriu, Joan Miró, Joan Brossa y Josep Maria Subirachs —quien paradójicamente sería luego escultor del templo—, además del Colegio de Arquitectos de Cataluña, la asociación Fomento de las Artes Decorativas y la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Sin embargo, hubo una amplia respuesta popular en defensa de la continuidad del proyecto, que se tradujo en una recaudación récord para el impulso de las obras.
Igualmente, en 1971 se publicó en prensa un nuevo manifiesto firmado por 123 arquitectos en contra de la continuación del templo, los cuales pedían la paralización de las obras, la cesión del edificio al Estado o al municipio, la restauración de la obra gaudiniana y la convocatoria de un concurso internacional para evaluar el futuro del proyecto.​ También en 1976 se dedicó toda una edición de 70 páginas de la revista CAU (Construcción-Arquitectura-Urbanismo, nº 40) a evaluar y censurar todo lo construido desde la muerte de Gaudí.
Otro debate se suscitó en 1987 con la elección de Subirachs para la realización del conjunto escultórico de la fachada de la Pasión, al ser un escultor de estilo vanguardista y abstractizante alejado del estilo inicial del templo, de corte más realista. El 10 de julio de 1990 se produjo una manifestación frente al templo en contra del trabajo de Subirachs, organizada por la revista Àrtics, que no encontró gran apoyo popular. ​ Frente a la crítica de ser uno de los firmantes del manifiesto de 1965, Subirachs alegó que «yo estaba en desacuerdo con la forma en que se acababa. Cuando acepté el encargo fue porque me respetaron esta condición de hacerlo con un estilo libre. No he cambiado yo de opinión, sino la junta de obras».
En 2009 se publicó un nuevo manifiesto titulado Gaudí en Alerta Roja, patrocinado por Fomento de las Artes Decorativas, en que se denunciaba las intervenciones en diversas obras de Gaudí declaradas Patrimonio de la Humanidad. Los firmantes declaraban que «las obras de la continuación han dado lugar, a lo largo de los años, a una sistemática continuación de agravios. Hoy ya no se sabe, ni se hace saber a nadie, donde empieza y donde acaba la obra del autor».
Una nueva polémica se produjo por las obras del túnel de alta velocidad Barcelona Sants-La Sagrera, que transcurría por la calle Mallorca, junto a los cimientos de la fachada principal de la Sagrada Familia, y que podía poner en peligro la integridad del conjunto. Aunque frente a dos de las fachadas del templo hay ya estaciones de metro a muy escasa distancia y profundidad, la construcción del túnel comportó una campaña de rechazo, en la que intervinieron asociaciones de vecinos, el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalidad de Cataluña y el Ministerio de Fomento. Técnicos de varias universidades apoyaron esta campaña. La finalización de las obras en 2011 sin incidentes puso fin a la polémica.
Con el tiempo la mayoría de la opinión pública se ha ido mostrando a favor del templo, hoy día uno de los emblemas indiscutibles de Barcelona. Prueba de ello es el cambio de opinión del arquitecto Oscar Tusquets, uno de los firmantes del manifiesto de 1965, quien en 2011 publicó un artículo en El País titulado ¿Cómo pudimos equivocarnos tanto?, en que reconocía el acierto en la continuidad de las obras. O, por otro lado, el cambio de actitud del Ayuntamiento, originalmente indiferente cuando no reacio a la construcción del templo, y que cambió de parecer con la concesión a la Sagrada Familia del premio Ciudad de Barcelona de Arquitectura en 2010.
En tiempos recientes, las críticas se han centrado en el exceso de turismo y los perjuicios derivados de la afluencia de público para los vecinos de la zona. En cuanto a la realización de las obras, en 2016 la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia puso una denuncia por incumplimiento de la normativa urbanística al considerar que las columnas de la fachada de la Gloria invaden entre 20 y 50 centímetros la acera de la calle de Mallorca.
 

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