Heródoto de Halicarnaso (en griego Ἡρόδοτος Ἁλικαρνᾱσσεύς [Hēródotos Halikarnāsseús]; en latín, Hērŏdŏtus Hălĭcarnassensis) fue un historiador y geógrafo griego que vivió entre el 484 y el 425 a. C., tradicionalmente considerado como el padre de la Historia en el mundo occidental y fue el primero en componer un relato razonado y estructurado de las acciones humanas.
Dedicó parte de su vida a efectuar viajes para obtener la información
y los materiales que le permitieron escribir una obra de gran valor
histórico y literario. No obstante, recibió severas críticas, incluso por parte de sus contemporáneos, por incluir en su trabajo anécdotas y digresiones que, aunque proporcionaban informaciones valiosas, poco tenían que ver con el objeto de estudio que se había propuesto: las luchas de los persas contra los griegos.
Obra
Historiografía
Se le considera el padre de la historiografía (la primera vez que se le cita de esta forma es en De legibus, 1, 5, 5, obra escrita por Cicerón) por su famosa obra Ἱστορίαι (Historiae, en realidad 'Historias', pero conocida como 'Historia'), literalmente «investigaciones, exploraciones» (de ἵστωρ, «saber, conocer»), escrita probablemente en Turios, una colonia panhelénica situada en la Magna Grecia. El terminus post quem de la obra se sitúa en el año 430 a. C.
Historiae o Los nueve libros de historia es considerada una fuente importante por los historiadores por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y de las primeras en prosa griega. El primer párrafo anuncia:
Ἡροδότου Ἁλικαρνησσέος ἱστορίης ἀπόδεξις ἥδε, ὡς μήτε τὰ γενόμενα ἐξ ἀνθρώπων τῷ χρόνῳ ἐξίτηλα γένηται, μήτε ἔργα μεγάλα τε καὶ θωμαστά, τὰ μὲν Ἕλλησι τὰ δὲ βαρβάροισι ἀποδεχθέντα, ἀκλεᾶ γένηται, τά τε ἄλλα καὶ δι' ἣν αἰτίην ἐπολέμησαν ἀλλήλοισι.
«Heródoto de Halicarnaso presenta aquí los resultados de su investigación para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones humanas y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que enfrentó a estos dos pueblos.»
El conjunto fue dividido en nueve libros por su editor alejandrino en el siglo III o el II a. C., uno por cada musa: (Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope).
En ellos narra con precisión las Guerras Médicas entre Grecia y Persia a principios del siglo V a. C., con especial énfasis en aspectos curiosos de los pueblos y personajes de unos y otros, al tiempo que describe la historia, etnografía y geografía de su tiempo. En ese mismo siglo relató una batalla entre griegos y persas cerca de Athos, donde muchos soldados fueron devorados por innumerables monstruos marinos.
Para sus obras históricas recurrió a fuentes orales y escritas.
Cuando menciona las primeras, casi siempre alude a sus informadores de
forma indefinida ("según los persas...", "a decir de los griegos...";
"unos dicen... otros, en cambio, sostienen..."). Del carácter parcial y
poco fiable de sus fuentes era consciente el propio autor, que escribió:
- «me veo en el deber de referir lo que se me cuenta, pero no a creérmelo todo a rajatabla; Esta afirmación es aplicable a la totalidad de mi obra» (VII, 151, 3).
Entre las segundas pueden hacerse tres grandes grupos: a) datos
obtenidos de los poetas, que conocía bien; b) inscripciones, listas
oficiales y administrativas de los distintos Estados y oráculos y, finalmente, c) informaciones de los logógrafos y la literatura de su época.
Entre los poetas cita a Homero, Museo, Bacis, Olén, Aristeas, Arquíloco, Esopo, Solón, Alceo, Safo, Laso, Simónides de Ceos, Frínico, Esquilo, Píndaro y Anacreonte.
Pese a esta inspiración poética de Heródoto, influjo quizás de su tío
Paniasis, del que asume la idea de un hombre impotente ante una
divinidad que castiga sus faltas y su soberbia (hibris), se muestra a menudo crítico con dichas fuentes.
En cuanto al segundo tipo de fuentes, realiza algunas interpretaciones ingenuas de textos escritos en lenguas que desconoce, como los jeroglíficos
u otras lenguas, dependiendo del testimonio no siempre fiable de los
intérpretes o los personajes consultados. Por otra parte, los oráculos, con frecuencia comentados post eventum, ofrecen problemas de datación importantes.
El tercer tipo de fuentes está representado por los logógrafos, sobre todo Hecateo, y los filósofos presocráticos, algunas de cuyas ideas son citadas directa o indirectamente. En general, se inclina por obras de la literatura jonia. Como Hecateo, se muestra crítico, racionalizador o escéptico, con las tradiciones míticas.
Su metodología histórica se apoya en la verosimilitud apelando al
sentido común, aplicada al análisis de tradiciones legendarias o
controvertidas. Además utiliza la interpretatio graeca, helenizando
costumbres y culturas extrañas de pueblos que no conoce desde dentro.
Saca a veces conclusiones erróneas, por ejemplo, de la escasez de leones
comparados con otros animales infiere que las leonas paren un solo
cachorro y una sola vez en su vida.
Es patente, además, su ignorancia en nociones de táctica y estrategia militar.
Este escaso rigor analítico se debe a que estaba aún en los albores del
género histórico, pese a lo cual, en la Antigüedad se le reconocía como
"Padre de la Historia". Esto se evidencia en sus explicaciones de los
acontecimientos humanos, en las cuales no está ausente la voluntad de
los dioses.
Su sucesor, Tucídides,
será quien excluya todo aspecto religioso y busque una explicación
puramente racional, basada en la relación causa efecto. Analiza los
acontecimientos históricos intentando entender las causas o razones
(aitiai) que los han causado, con un examen riguroso de las fuentes, más
allá del mero acopio de todo tipo de tradiciones. Tucídides sustituyó
el tratamiento anecdótico y cuasinovelesco del pasado por el análisis
metódico del presente.
Mientras Heródoto titula su obra (historíe), como fruto y
resultado de sus investigaciones personales in situ, Tucídides no
llamará así su obra; el primero era heredero de la logografía jonia
(escribe en jonio), mientras que el segundo era heredero de los sofistas, y la escuela sofística ateniense (escribe en ático).
Geografía
Desde el punto de vista geográfico, Heródoto dejó constancia de una ecúmene que se extendía desde Sudán a la Europa Central y desde la India, en su límite oriental, hasta Iberia en el occidental. Durante el siglo VI a. C. el control que los cartagineses tenían de sus rutas comerciales por el Mediterráneo occidental y el estrecho de Gibraltar le impidió conocer fielmente esta parte del mundo y las costas atlánticas de Europa de primera mano, por lo que muchas de sus observaciones proceden de otras fuentes.
División de la obra
En la antigüedad las obras se conservaban en rollos de papiro.
El texto de las obras se distribuía en varios rollos, de longitud más o
menos similar, y teniendo en cuenta su división por capítulos, pero no
coincidía con la separación temática original. La tendencia era armar
rollos de 6 o 7 metros, que formasen un cilindro de 5 a 6 cm de
diámetro, cómodos para llevar en la mano.
Hay fuertes indicaciones de que originalmente Heródoto ofreció su obra como una colección de 28 temas, llamados en griego logoi. Su extensión sería la adecuada para la recitación pública.
Lengua y estilo
Como la Historia
es la primera obra griega en prosa que se ha conservado, no es de
extrañar que las principales características de su estilo sean la
simplicidad y el arcaísmo. Ya Aristóteles
definía su manera de escribir como "estilo ordenado o concatenado"
(λέξις εἰρομένη). Heródoto era muy concreto escribiendo y rehúye las
abstracciones; se fijaba en datos perceptibles. De ahí su lenguaje claro
y sencillo que fue motivo de admiración en la Antigüedad. Sin embargo,
su estilo supone un grado más alto de elaboración que el de Hecateo,
caracterizado por las estructuras acumulativas y coordinadas. Los
discursos de los tres últimos libros de Heródoto, aunque no perfila la
psicología del orador, se caracterizan por su tensión histórica y las
normas retóricas de la época.
Por otra parte, es notable el influjo de la epopeya y los géneros narrativos en su estilo. Longino en su tratado lo sublime le llama ὁμηρικώτατος: ‘gran imitador de Homero’ (13, 3). Hay reminiscencias épicas en la fraseología, en la repetición casi literal de enunciados, en el empleo de patronímicos, en el uso de convenciones literarias y tópicos, en semejanzas conceptuales como la sustitución de la intensidad por la repetición, en el uso de estructuras como la composición anular inclusiva, aunque la más usada por él es la anafórica, etc.
En cuanto a la lengua, Heródoto compuso su obra en dialecto jónico con algunos aticismos.
Escritos
- Los nueve libros de la historia. El prólogo analiza las relaciones antiguas entre Asia menor y Grecia: Io raptada por los fenicios; Europa y Media por los griegos; Helena por los troyanos.
- Clío: la victoria de Ciro II el Grande sobre el lidio Creso, la conquista de Asiria y del pueblo masageta.
- Euterpe: la conquista de Egipto por Cambises II (hijo de Ciro).
- Talía: el reinado de Darío I.
- Melpómene: el reinado de Darío.
- Terpsícore: la Primera Guerra Médica (la revuelta jónica y digresiones sobre la historia de Esparta y Atenas).
- Erato: la Primera Guerra Médica (la reacción de los griegos y la victoria de Maratón).
- Polimnia: la Segunda Guerra Médica.
- Urania: la Segunda Guerra Médica.
- Calíope: la Segunda Guerra Médica.
- Hechos líbicos (desaparecido)
- Hechos asirios (desaparecido)
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