El teatro (del griego: θέατρον, theátron o «lugar para contemplar» derivado de θεάομαι, theáomai o «mirar»)1 es la rama de las artes escénicas relacionada con la actuación, que representa historias actuadas frente a los espectadores o frente a una cámara usando una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido o espectáculo.
También se entiende por «teatro» al género literario que comprende las obras de teatro representadas ante un público o para ser grabadas y reproducidas en cine ante un público, así como a la edificación
donde se presentan tradicionalmente dichas obras o grabaciones. En
adición a la narrativa común, el estilo de diálogo, el teatro también
toma otras formas como la ópera, el ballet, el cine, la ópera china o la pantomima.
El Día Mundial del Teatro se celebra desde 1961, cada 27 de marzo.
Aproximación histórica
La mayoría de los estudios consideran que los orígenes del teatro
deben buscarse en la evolución de los rituales mágicos relacionados con
la caza, al igual que las pinturas rupestres,
o la recolección agrícola que, tras la introducción de la música y la
danza, se embocaron en auténticas ceremonias dramáticas donde se rendía
culto a los dioses y se expresaban los principios espirituales de la
comunidad. Este carácter de manifestación sagrada resulta un factor
común a la aparición del teatro en todas las civilizaciones.
Asia
Las manifestaciones dramáticas en Asia se remontan a épocas antiquísimas. En China se practicaban ya, bajo la forma de poemas escenificados, a fines del segundo milenio antes de la era cristiana. En la India su aparición también es antigua. Allí, en el Mahabhárata,
poema épico que adquirió su forma definitiva hacia el siglo IV a. C.,
se menciona específicamente este arte revela la existencia de remotas
formas teatrales relacionadas con las creencias védicas. El carácter
marcadamente ritual y simbólico del teatro oriental que determinó un
protagonismo de la música y la danza muy superior a la occidental, marcó
asimismo en Japón, el desarrollo del teatro 能, en español llamado Nō surgido en el siglo XV, del que dos centurias más tarde brotó el 歌舞伎 o kabuki,
el más popular, y basado sobre todo en la capacidad de los intérpretes,
y en la apelación a los sentidos antes que al intelecto.
Antiguo Egipto
En Antiguo Egipto, a mediados del segundo milenio antes de la edad cristiana, se representaban ya dramas acerca de la muerte y resurrección de Osiris. Se comienza el teatro por medio de máscaras y dramatizaciones con ellas.
Grecia
Las raíces del teatro de la antigua Grecia están basadas en los ritos órficos y en los festivales celebrados para Dioniso, donde se llevaban a cabo las escenificaciones de la vida de los dioses acompañadas de danzas y cantos (Ditirambos).
Más tarde comenzaron las primeras representaciones ya propiamente
dramáticas, ejecutadas en las plazas de los pueblos por compañías que
incluían solo un actor y un coro. A fines del Siglo VI a.C alcanzó extraordinaria celebridad el legendario poeta e intérprete Tespis, en cuyo honor la frase el carro de Tespis alude, aún hoy, al conjunto del mundo del teatro.
El teatro griego surge tras la evolución de las artes y ceremonias
griegas como la fiesta de la vendimia (ofrecida a Dionisios) donde los
jóvenes iban danzando y cantando hacia el templo del dios, a ofrecerle
las mejores vides. Luego un joven que resaltó entre el grupo de jóvenes
se transformó en el Corifeo o maestro del coro, quien dirigió al grupo. Con el tiempo aparecieron el bardo y el rapsoda, que eran recitadores.
En el curso del siglo V a. C., durante la edad clásica de Grecia, se establecieron los modelos tradicionales de la tragedia y la comedia, y los dramaturgos Esquilo y Sófocles
añadieron respectivamente un segundo y tercer actor a la acción, lo que
dio a ésta una complejidad que hacía necesaria la creación de mayores
escenarios. Para ello se erigieron grandes teatros de piedra, entre los
que cabe citar el aún conservado de Epidauro en el siglo V a. C., capaz de albergar unas 12.000 personas, y el de Dioniso, en Atenas, en el siglo IV A.C.
Su construcción se realizaba mediante el aprovechamiento de las
faldas de una colina, donde se disponían en forma semicircular las
gradas que rodeaban la orquestra, espacio circular en el que se efectuaba la mayor parte de la representación. Tras la orquestra se levantaba una edificación llamada skené,
escena, destinada a que los actores cambiaran su vestimenta. Delante de
ella se levantaba una pared columnada, el proscenio, que podía sostener
superficies pintadas que evocaban el lugar de la acción. Estos
decorados, junto con las túnicas y máscaras empleadas por los actores y
máquinas, constituían todo el aparato escénico.
Las representaciones del teatro griego se hacían al aire libre,
contaba con coro (dirigido por el Corifeo o maestro del coro) que
cantaba el coro
y danzaba en torno a un altar. En el teatro griego se representaban dos
tipos de obras: la tragedia, obra dramática de final desgraciado que
trataba de temas de leyendas heroicas y utilizaba, oportunamente, a los
dioses para su final, y la comedia satírica, que criticaba
humorísticamente a políticos y a las obras e incurrían en una mímica
iniciada por un coro de sátiros, y comedias que tenían por tema asuntos
de la vida cotidiana; todas estaban escritas en verso y utilizaban
máscaras.
Roma
Los teatros
romanos heredaron los rasgos fundamentales de los griegos, si bien
introdujeron ciertos elementos distintivos. Construidos inicialmente en
madera, sólo en el año 52 a. C. Pompeyo, erigió en Roma
el primero en piedra. A diferencia de sus modelos helénicos, se
levantaban sobre el suelo plano y poseían varias plantas erigidas en
mampostería. Con objeto de mejorar la acústica, los arquitectos romanos
redujeron la orquesta a un semicírculo, y los espectáculos se
presentaban sobre una plataforma, el pulpitum, levantada delante de la antigua skene que constituye el origen de los modernos escenarios. La frons scaenae era una fachada monumental de varios pisos, que servía de fondo de escenario. El graderío (cávea) se divide en 3 partes: Ima, media y suma
, ubicándose la primera en la zona inferior donde se sentaban los
senadores y la clase dirigente; quedando asentados en la superior las
mujeres y los esclavos y en la media el pueblo llano. El conjunto podía
cubrirse con un velum. Roma optó también por la comedia, ya que éstos tomaron el teatro como una manera de divertirse o entretenerse.
América
En las culturas americanas prehispánicas el teatro llegó a adquirir un notable desarrollo, particularmente entre los mayas. Una de las obras más representativas del teatro maya es el drama quiche Rabinal Achí el teatro maya se hallaba parcialmente vinculado a los ciclos agrícolas y a la épica de sus eventos históricos, y entre los aztecas e Incas,
sociedades que en correspondencia con su estructura teocrática dieron a
sus actividades teatrales un matiz eminentemente guerrero y religioso.
Edad Media europea
Tras
siglos de misterioso olvido, acaso por las prohibiciones durante la
inquisición, la recuperación del teatro en Occidente tuvo principal
apoyo en el clero, que lo empleó con fines religiosos. Así, desde el siglo XI, fue habitual la representación en las iglesias de misterios y moralidades, cuyo objeto era presentar de forma sencilla la doctrina cristiana a los fieles. A fin de facilitar la comprensión, el latín cedió paso paulatinamente a las lenguas vernáculas, y en los siglos XIII y XIV, tanto las piezas religiosas como las florecientes farsas profanas comenzaron a representarse.
Renacimiento
La eclosión del Renacimiento en Italia
tuvo consecuencias decisivas sobre la evolución del teatro, pues, al
surgir una producción dramática de carácter culto, inspirada en los
modelos clásicos y destinada a las clases aristocráticas, se generalizó
en el transcurso del siglo XVI la construcción de salas cubiertas y
dotadas de mayores comodidades.
Teatro en Italia
Como primero de los teatros modernos suele citarse el Olímpico de Vicenza, diseñado por Andrea Palladio y finalizado en 1585,
que constituía una versión de los modelos romanos y presentaba, al
fondo del escenario, una perspectiva tridimensional con vistas urbanas.
El modelo clásico del teatro italiano, vigente en muchos aspectos, fue no obstante el teatro Farnese de Parma, erigido en 1618, cuya estructura incluía el escenario, enmarcado por un arco proscenio
y separado del público por un telón, y una platea en forma de herradura
rodeada por varios pisos de galerías. Durante este tiempo se desarrolló
también en Italia una forma de teatro popular, la comedia del arte, que con su énfasis en la libertad de improvisación del actor dio un gran avance a la técnica interpretativa.
Inglaterra: el teatro isabelino
Muy diferentes fueron los teatros erigidos en Inglaterra durante el reinado de Isabel I de Inglaterra, época de excepcional esplendor del género dramático, entre los que se destacó el londinense The Globe donde presentaba sus obras William Shakespeare.
Carentes de techo y construidos de madera, su rasgo más característico
era el escenario elevado rectangular, en torno al cual el público
rodeaba a los actores por tres lados, mientras las galerías se
reservaban para la nobleza.
España: los corrales de comedias
En
España, y en la misma época que el teatro Isabelino en Inglaterra
(siglos XVI y XVII) se crean instalaciones fijas para el teatro al aire
libre denominadas Corrales de Comedias, con las que guardan similitudes constructivas. A diferencia del caso inglés, en España si han pervivido algunos ejemplos de estas edificaciones. Exponentes de esta época son los autores Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca, claros exponentes del importante Siglo de Oro español.
Barroco y neoclasicismo
El transcurso de los siglos XVII y XVIII dio lugar a un gran enriquecimiento de la escenografía. La recuperación por parte del drama
clásico francés de la regla de las tres unidades —acción, tiempo y
lugar— hizo innecesaria la simultaneidad de decorados, con lo que se
empleó sólo uno en cada acto, y pronto se generalizó la costumbre de
cambiarlos en los entreactos. Posteriormente, la creciente popularidad
de la ópera,
que requería varios montajes, favoreció el desarrollo de máquinas
perfeccionadas que dieran mayor apariencia de veracidad a efectos tales
como: la desaparición de actores y la simulación de vuelos —las llamadas
"glorias", por ejemplo hacían posible el descenso de las alturas del
escenario de una nube que portaba a los cantantes. El teatro de la Scala de Milán, finalizado en 1778,
constituye un ejemplo de las grandes dimensiones que eran precisas para
albergar tanto al público como a la tramoya y al aparato escénico.
Teatro moderno
Durante
la mayor parte del siglo XIX las ideas arquitectónicas y escenográficas
se mantuvieron en esencia inalterables, si bien las exigencias de
libertad creativa iniciadas por los autores románticos condujeron a
fines de la centuria a un replanteamiento general del arte dramático en
sus diversos aspectos.
Fundamental en este sentido fue la construcción del monumental Festspielhaus de Bayreuth, Alemania, erigido en 1876 de acuerdo con las instrucciones del compositor Richard Wagner,
que constituyó la primera ruptura respecto a los modelos italianos. Su
diseño en abanico, con la platea escalonada, el oscurecimiento del
auditorio durante su representación y la ubicación de la orquesta en un
pequeño foso, eran elementos concebidos para centrar la atención de los
espectadores sobre la acción y abolir en lo posible la separación entre
escenario y público.
Esta exigencia de integración entre el marco arquitectónico, la escenografía
y la representación fue acentuada en los últimos decenios del siglo XIX
y primeros del XX por la creciente importancia concedida a la figura
del director gracias a personalidades como el alemán Max Reinhardt, autor de espectaculares montajes, el francés André Antoine, adalid del naturalismo, el ruso Konstantín Stanislavski, director y actor cuyo método de interpretación ejercería gran influencia sobre el teatro moderno, o el escenógrafo británico Edward Gordon Craig, que en su defensa de un teatro poético y estilizado abogó por la creación de escenarios más sencillos y dúctiles.
La aparición del teatro moderno, pues, se caracterizó por su absoluta
libertad de planteamiento mediante el diálogo con formas tradicionales y
las nuevas posibilidades técnicas darían lugar a una singular
transformación del arte teatral. En el campo del diseño arquitectónico y
escenográfico las mayores innovaciones se debieron al desarrollo de
nueva maquinaria y al auge adquirido por el arte de la iluminación,
circunstancias que permitieron la creación de escenarios dotados de
mayor plasticidad (circulares, móviles, transformables, etc.) y
liberaron al teatro de la apariencia pictórica proporcionada por la
estructura clásica del arco del proscenio.
África
El teatro africano, entre tradición e historia, se está encauzando actualmente por nuevas vías. Todo predispone en África al teatro. El sentido del ritmo y de la mímica,
la afición por la palabra y la verborrea son cualidades que todos los
africanos comparten en mayor o menor medida y que hacen de ellos actores
natos. La vida cotidiana de los africanos transcurre al ritmo de
variadas ceremonias, rituales o religiosas, concebidas y vividas
generalmente como verdaderos espectáculos. No obstante, aunque África ha
conocido desde siempre este tipo de ceremonias, cabe preguntarse si se
trataba realmente de teatro; a los ojos de muchos, estos espectáculos
están demasiado cargados de significado religioso para que puedan
considerarse como tal. Otros estiman que los tipos de teatro africanos
guardan cierto parecido, como en otros tiempos la tragedia griega, como
un preteatro que nunca llegara totalmente a ser teatro si no se
desacraliza. La fuerza y las posibilidades de supervivencia del teatro
negro residirán, por lo tanto, en su capacidad para conservar su
especificidad. En el África independiente está tomando forma un nuevo
teatro.
- Nuevo Teatro: Se trata de un teatro comprometido, incluso militante, concebido para defender la identidad de un pueblo que ha logrado su independencia.
- Teatro de Vanguardia: Se orienta actualmente hacia una investigación sobre el papel de actor, próxima a la de Jerzy Grotowski y su teatro laboratorio. Así, en Libreville, Gabón, se formó en 1970 un teatro vanguardista que realizó dos espectáculos que dejaron una huella perdurable en las jóvenes generaciones de comediantes. Otra vía de investigación es el teatro de silencio, creado por François Rosira, cuyo fin era realizar espectáculos en los que el canto, el recitado, la música y el baile se complementen en perfecta armonía.
Tipos
Drama
Un drama es un modo específico de ficción representado en una obra de teatro. El término proviene de una palabra griega que significa "acción", la cual deriva del verbo δράω, dráō,
"hacer" o "actuar". La puesta en escena de un drama en el teatro, es
realizada por actores en un escenario frente a una audiencia, presupone
la adopción de modos colaborativos de producción y una forma colectiva
de recepción. A diferencia de otras formas de literatura, la estructura
dramática de los textos, se encuentra directamente influenciada por esta
producción colaborativa y recepción colectiva. La tragedia de comienzos de la edad moderna Hamlet (1601) de Shakespeare y la tragedia clásica ateniense Oedipus Rex (c. 429 AdC) de Sófocles son algunas de las mejores obras de arte dramático. Un ejemplo moderno sería Largo viaje hacia la noche de Eugene O'Neill (1956).
El modo dramático ha sido considerado un género de la poesía, y se lo ha contrastado con los modos épico y lírico comenzando con la Poética de Aristóteles (c. 335 AdC), la obra más antigua sobre teoría dramática.
El uso de la palabra "drama" en un sentido estricto se utiliza para
hacer referencia un tipo específico de obra de teatro del siglo XIX. En
este sentido drama se refiere a una obra que no es ni una comedia ni una
tragedia, por ejemplo, la obra Thérèse Raquin (1873) de Émile Zola o la obra Ivanov (1887) de Chekhov . Sin embargo en la antigua Grecia, la palabra drama abarcaba todos los tipos de obras de teatro, tragedias, comedias, y otras formas intermedias.
A menudo el drama es combinado con elementos de música y danza: por lo general en la ópera la totalidad del texto del drama es cantado; los musicales por su parte por lo general contienen tanto diálogo hablado como canciones; y algunas formas de drama incluyen música incidental o un acompañamiento musical que acompaña y refuerza el diálogo (por ejemplo el melodrama y el Nō japonés).7
En ciertos periódos históricos (la Antigua Roma y el Romanticismo
moderno) algunos dramas fueron escritos para ser leídos en vez de para
ser puestos en escena. En la improvisación,
el drama no existe previo al momento de la obra; los actores crean y
desarrollan un argumento dramático de manera espontánea ante la
audiencia.
Tragedia
La tragedia es una imitación de una acción que es seria, completa, y que posee cierta magnitud: en un lenguaje con los varios tipos de ornamentos artísticos, los diversos tipos asociados con las distintas partes de la obra; en forma de una acción, no una narrativa; mediante la compasión y el miedo afectando el desarrollo de estas emociones.
Aristóteles, Poética
La frase de Aristóteles "los diversos tipos asociados con las
distintas partes de la obra" es una referencia a los orígenes
estructurales del drama. En el mismo las diversas partes con diálogo
eran escritas en el dialecto del Ática mientras que las partes corales (recitados o cantados) se realizaban en dialecto dórico, estas discrepancias reflejaban los distintos orígenes religiosos y las métricas poéticas de las partes que eran fusionadas en una nueva entidad, el drama teatral.
La tragedia se encuentra entroncada con una tradición específica de drama que ha desempeñado un rol único y muy importante en la definición histórica de la civilización occidental.
La tradición ha tenido múltiples expresiones discontinuas, el término a
menudo ha sido utilizado para hacer referencia a un poderoso efecto de identidad cultural y continuidad histórica—"los Griegos y los Isabelinos, como un formato cultural; los Helenos y Cristianos, en una actividad cotidiana," tal como lo plantea Raymond Williams. Desde sus orígenes oscuros en los teatros de Atenas hace 2,500 años, de donde ha sobrevivido solo una fracción de las obras de Esquilo, Sófocles y Eurípides, mediante las elaboraciones particulares a través de las obras de Shakespeare, Lope de Vega, Racine, y Schiller, hasta la más recientes tragedias naturalistas de Strindberg, las meditaciones modernistas de Beckett sobre la muerte, la pérdida, y el sufrimiento, y los retrabajos postmodernistas de Müller
del canon trágico, la tragedia ha continuado siendo un ámbito
importante de experimentación cultural, negociación, lucha y cambio. En la senda de la Poética (335 AdC) de Aristóteles, la tragedia ha sido utilizada para marcar distinciones de género, ya sea con la poesía en general (donde lo trágico se contrapone con lo épico y lírico ) o con el drama (en el cual la tragedia se enfrenta a la comedia).
Elementos básicos del teatro
El
teatro como se ha podido observar, constituye un todo orgánico del que
sus diferentes elementos forman una parte indisoluble. Esos elementos,
no obstante, poseen cada uno características y leyes propias y, en
función de la época, de la personalidad del director o de otras
circunstancias, es habitual que se conceda a unos u otros mayor
relevancia dentro del conjunto. Estos elementos son:
Texto
Las obras dramáticas se escriben en diálogos y en primera persona, en el que existe las acciones que van entre paréntesis, (llamado lenguaje de acotaciones).
En la tradición occidental, el texto,
la obra dramática, se ha considerado siempre la pieza esencial del
teatro, llamado "el arte de la palabra". Dado que, de forma más
matizada, esta orientación predomina también en las culturas orientales,
cabe cuando menos admitir como justificada tal primacía. A este
respecto deben hacerse, no obstante, dos consideraciones: en primer
lugar, el texto no agota el hecho teatral, pues una obra dramática no es
teatro hasta que se representa, lo que implica como mínimo el elemento
de la actuación; en segundo lugar, son numerosas las formas dramáticas
arcaicas y los espectáculos modernos que prescinden por completo de la
palabra o la subordinan a elementos cual la mímica, la expresión corporal, la danza, la música, el despliegue escénico.
El hecho de que la obra sólo adquiera plena vigencia en la
representación determina además el carácter distintivo de la escritura
dramática respecto a otros géneros literarios. La mayoría de los grandes
dramaturgos de todos los tiempos, desde los clásicos griegos al inglés William Shakespeare, el francés Molière, el español Pedro Calderón de la Barca o el alemán Bertolt Brecht,
basaron sus creaciones en un conocimiento directo y profundo de los
recursos escénicos e interpretativos y en una sabia utilización de sus
posibilidades.
Dirección
La personalidad del director como artista creativo se consolidó a
fines del siglo XIX, aunque su figura ya existía como coordinador de los
elementos teatrales, desde la escenografía
a la interpretación. A él corresponde convertir el texto, si existe, en
teatro, con los procedimientos y objetivos que se precisen. Poderosos
ejemplos de dicha tarea fueron los alemanes Bertolt Brecht y Erwin Piscator, dedicando su energía a conseguir del espectador su máxima capacidad de reflexión, o el ascetismo del polaco Jerzy Grotowski.
Actuación
Las técnicas de actuación
han variado enormemente a lo largo de la historia y no siempre de
manera uniforme. En el teatro occidental clásico, por ejemplo los
grandes actores, los "monstruos sagrados", tendían a enfatizar las
emociones con objeto de destacar el contenido de la obra, en la comedia del arte el intérprete dejaba rienda suelta a su instinto; los actores japoneses del Nō y kabuki,
hacen patentes determinados estados de ánimo por medio de gestos
simbólicos, bien de gran sutileza o deliberadamente exagerados.
En el teatro moderno se ha impuesto por lo general la orientación
naturalista, en que el actor por medio de adquisición de técnicas
corporales y psicológicas y del estudio de sí mismo y del personaje,
procura recrear en escena la personalidad de éste. Tal opción,
evolucionada en sus rasgos fundamentales a partir de las enseñanzas del
ruso Konstantín Stanislavski
y muy extendida en el ámbito cinematográfico, no es desde luego la
única y en último extremo la elección de un estilo interpretativo
depende de características del espectáculo y de las indicaciones del
director.
Sin embargo, actualmente, a inicios del siglo XXI, la actuación
teatral con tendencia naturalista está siendo replanteada seriamente. La
teatralidad contemporánea requiere una crítica del naturalismo como
simple reproducción del comportamiento humano, pero sin lazos con su
entorno. Actualmente ha habido grandes transformaciones del trabajo de Stanislavski siendo las más importantes Antonin Artaud, Jerzy Grotowsky Étienne Decroux y Eugenio Barba. Estas técnicas, llamadas actualmente extra cotidianas implican una compleja síntesis de los signos escénicos.
Otros elementos
De forma estricta, se entiende por decorado al ambiente en que se
desarrolla una representación dramática, y por escenografía, al arte de
crear los decorados. Hoy en día, tiende a introducirse en el concepto de
"aparato escenográfico" a todos los elementos que permiten la creación
de ese ambiente, entre los que cabría destacar fundamentalmente a la
maquinaria o tramoya y la iluminación.
A lo largo del tiempo y en diferentes momentos de la historia del
teatro, la escenografía ha sufrido importantes transformaciones. Antes
de que el teatro existiera como lo conocemos ahora las representaciones
se realizaban con un sentido ritual y en ellas ya se utilizaban los
decorados para dar más realce, misterio, ambientación e imagen escénica y
espectacularidad a los actos rituales.
En el teatro griego se utilizaban los periactos que eran unos
apuntadores de base triangular, tenían estos unas mamparas o paneles
prismáticos, en cuyos planos o caras se dibujaban, distintos decorados,
de acuerdo a los requerimientos de la escena que se estaba
representando.
En la antigüedad, la escenografía se hallaba condicionada a
limitaciones técnicas y arquitectónicas, circunstancia que se mantuvo
durante toda la Edad Media. Fue ya a fines del Renacimiento
y, sobre todo, durante los siglos XVII y XVIII, cuando la escenografía
comenzó a adquirir realce, gracias al perfeccionamiento de la
perspectiva pictórica, que permitió dotar de mayor apariencia de
profundidad al decorado, y posteriormente al desarrollo de la maquinaria
teatral. En el siglo XIX, con la introducción del drama realista, el
decorado se convirtió en el elemento básico de la representación. El
descubrimiento de la luz eléctrica, en fin, dio pie al auge de la
iluminación. Las candilejas, que en principio eran un elemento accesorio, se consideran poéticamente un símbolo del arte teatral.
Estrechamente vinculado con la concepción escénica, se ha hallado siempre el vestuario. En el teatro griego, la tosquedad de los decorados se compensaba por medio de máscaras —trágicas o cómicas— y las túnicas estilizadas de los actores, cuyo objeto era de resaltar el carácter arquetípico de los personajes. Durante el Barroco y el Neoclasicismo adquirieron importancia el maquillaje y el vestuario, si bien éste se empleó a menudo de forma anacrónica —se representaba por ejemplo una obra ambientada en Roma con ropajes franceses del siglo XVII hasta la aparición del realismo. En la actualidad, la elección del vestuario no es sino un elemento más dentro de la concepción general del montaje.
El narrador de parábolas hace bien en mostrar abiertamente al
espectador todo lo que necesita para su parábola, esos elementos cuya
ayuda pretende mostrar el curso ineluctable de su acción. El constructor
escénico de la parábola muestra pues abiertamente los focos, los
instrumentos de música, las máscaras, las paredes y las puertas, las
escaleras, sillas y mesas, con cuya ayuda ha de construirse la parábola.
Sala frente al escenario
En la disposición tradicional a la italiana, la sala frente al
escenario suele tener una forma de herradura, en los teatros más
antiguos. La parte baja, la más amplía, es la platea
o patio de butacas, donde los sillones o butacas se reparten en filas
separadas por un pasillo central y enmarcadas por dos pasillos
laterales. En los teatros más antiguos, el piso del patio de butacas es
plano y ligeramente inclinado para preservar un mínimo de visibilidad.
En los teatros contemporáneos, detrás del patio de butacas se encuentran
los palcos y un anfiteatro en gradas que permite una buena visibilidad del escenario desde las filas más alejadas.
Para mayor aprovechamiento del espacio disponible en altura, la sala
se estructura en varias plantas. Sobre el patio de butacas pueden
existir una o dos amplías plantas voladas y retranqueadas. Los
paramentos centrales y laterales se dedican a los palcos
o a galerías abalconadas que se reparten en varias plantas.
Tradicionalmente, la parte más alta del teatro se denomina gallinero; es
la de menor visibilidad y la más económica.
Así, de mayor a menor precio de la entrada, el teatro se estructura
en platea (planta baja), palcos (situados en la entreplanta) y
anfiteatro (situados en las plantas superiores).
Supersticiones
Son muchas las supersticiones que se han conservado en el medio teatral de la cultura de Occidente,
creencias y costumbres que han ido perdiendo fuerza en tiempos más
recientes pero que aún determinan el «modus operandi» en diferentes
aspectos del espectáculo. De la larga lista de supersticiones se pueden
mencionar:
Sobre los estrenos
- El martes y viernes son días poco afortunados para un estreno.
- Que te deseen buena suerte una noche de estreno es inaceptable, por lo que si alguien lo hace, se le deberá contestar con un simple "merde", siguiendo la tradición francesa . Al parecer el origen de esta superstición se remonta a la época en que los espectadores asistían al teatro en coche de caballos: mucha bosta a las puertas del teatro indicaba que la función había tenido mucha concurrencia.
- En un ensayo general son signos de mal agüero: oír un silbato; las plumas de pavo real; y en general, colores gafes como el amarillo (la supuesta perdición de Molière, a pesar de que no murió en escena sino en su cama), el verde e incluso el violeta.
- Un ensayo general sin ninguna equivocación equivale a un fracaso en el estreno, de ahí que, si esto ocurre, el actor que interpreta el último párrafo o réplica, no lo pronunciará. Por el contrario, encontrar clavos olvidados por los tramoyistas, es buena señal.
- Que un anciano sea el primer espectador que saca su localidad en la taquilla del teatro el día de estreno, es señal benigna pronóstico de muchas representaciones.
Sobre los actores
- A muchos actores les parece de mal gusto que, en público, se les llame por el nombre del personaje que interpretan.
- Por prudencia, un actor nunca debe silbar, si es necesario puede canturrear.
- Engancharse el traje en el decorado es un aviso de equivocación en el recitado de su papel.
- Da mala suerte mirar por detrás a alguien que se esté maquillando.
- Muchos actores todavía salen a escena con alguna clase de objeto "mágico" o amuleto. El más tradicional ha sido la pata de conejo.
- Da mala suerte poner los zapatos dentro de una caja o sobre la mesa.
- Salvo en obras en las que se busca el guiño o la implicación del público, puede ser de mal augurio mirar al patio de butacas.
- Entre los ingleses, que una actriz haga punto durante un ensayo, incluso en el camerino, garantizará un buen lío en la representación.
- Conviene empezar y terminar la temporada con el mismo traje o vestido (y no son recomendables las telas "a lunares".
- Durante mucho tiempo se consideraron gafes en el escenario: las flores naturales, los niños y los caballos.
Obras gafes
- Macbeth de Shakespeare, y en especial su escena de las brujas, es una de las obras con más supersticiones negativas. Siempre se recuerda como ejemplo que en 1964 se quemó un teatro nuevo de Lisboa donde se representaba la obra.
- En España, en la década de 1930, era de mal agüero representar la obra de Jacinto Grau, El señor de Pigmalión.
- También en España, ganar el Premio Lope de Vega podía suponer no volver a estrenar.
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