dijous, 10 de novembre del 2016

INFORMACIÓN SALIDA MES DE DICIEMBRE





El Museo Nacional de Arte de Cataluña (en catalán, Museu Nacional d'Art de Catalunya), también conocido por sus siglas MNAC, está situado en la ciudad de Barcelona, (España). Destaca por su colección de arte Románico, considerada una de las más completas del mundo. Su director es Josep Serra i Villalba.
El actual museo se constituyó en 1990 con la unión de las colecciones del Museo de Arte Moderno, creado en 1945, y el Museo de Arte de Cataluña, inaugurado en 1934. A las piezas procedentes de estos museos se les añadieron una nueva sección de numismática, otra de grabados así como los fondos de la Biblioteca General de Historia del Arte. Más tarde, en 1996, se añadió un nuevo departamento dedicado a la fotografía. En 2006 el fondo del museo poseía ya casi 250.000 obras en las diferentes colecciones. Además de las exposiciones temporales y de las itinerantes, el museo realiza también otras funciones como son las de estudio, conservación y restauración de obras de arte.
El MNAC es un consorcio constituido por la Generalidad de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y, desde principios de 2005, la Administración General del Estado.4 En el patronato del museo están representadas, además de las administraciones públicas, los particulares y las entidades privadas que colaboran con el museo.
La sede principal se encuentra ubicada en el Palacio Nacional, edificio situado en la montaña de Montjuïc, inaugurado en 1929 con motivo de la Exposición Internacional celebrada en la Ciudad Condal. Además, otras tres instituciones forman parte del conjunto del museo: la Biblioteca Museo Víctor Balaguer de Villanueva y la Geltrú; el Museo Comarcal de la Garrocha en Olot; y el Museo Cau Ferrat de Sitges.




El Palacio Nacional

El llamado Palacio Nacional se construyó para la Exposición Internacional de 1929, dedicado a una exposición de arte español con más de 5.000 obras procedentes de todo el territorio nacional. En su Salón Oval se efectuó la ceremonia de inauguración de la Exposición, presidida por Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. El proyecto fue de Eugenio Cendoya, Enric Catà y Pere Domènech i Roura. Construido entre 1926 y 1929, tiene una superficie de 32 000 m2. Las cascadas y surtidores de la escalinata del Palacio fueron obra de Carles Buïgas, y se colocaron nueve grandes proyectores que aún hoy emiten unos intensos haces de luz que escriben el nombre de la ciudad en el cielo. La rapidez de la construcción y la modestia de los materiales explican que el edificio fuese acusando deficiencias en cuanto a consistencia, que requerirían importantes obras cuando fue adaptado como sede del Museo de Arte de Cataluña (1934).
Su estilo arquitectónico puede definirse de ecléctico o de revival historicista según el gusto que predominaba en la época, especialmente en edificaciones con fines conmemorativos y grandilocuentes. Se fusionaron elementos del renacimiento y del barroco a fin de intentar combinar lo más típico y reconocible de España con el clasicismo que era norma en edificios públicos. Así, la cúpula central puede recordar a la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano y a la catedral de San Pablo de Londres, mientras que las torres laterales son casi calcadas de la Giralda de Sevilla. Frente a estos elementos verticales de cierta armonía y ligereza, el cuerpo del edificio resulta macizo, con forma de cajón y sin apenas ventanas, lo que le da un efecto de cierta pesadez.
Curiosamente, esta aparente solidez no se correspondía con el interior, que fue acusando problemas de sustentación. La arquitecta italiana Gae Aulenti fue convocada, en los años 80, para atajar estos problemas y además para adaptar los amplios espacios interiores, de altos techos, a sus funciones como salas de exposiciones. Las obras se alargaron por complicaciones técnicas y se abordaron en varias fases, por lo que con motivo de las Juegos Olímpicos de 1992 solo pudo presentarse una prefiguración del futuro museo. Se dieron por concluidas en 2004, con las nuevas salas del siglo XIX y el depósito del Museo Thyssen-Bornemisza, al que se sumó en 2005 otro préstamo de obras de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.
En su decoración —de estilo novecentista, contrariamente al clasicismo de la obra arquitectónica—, intervinieron diversos artistas: en escultura, Enric Casanovas realizó El Trabajo y La Religión en las pechinas del Salón de Pasos Perdidos, La Arqueología en la escalera de honor y Occidente en una de las cúpulas secundarias; Josep Dunyach fue autor de El Arte, en la escalera de honor, Oriente en otra de las cúpulas secundarias, y La Fuerza y La Ley en el Salón de Pasos Perdidos; Frederic Marès y Josep Llimona realizaron las estatuas ubicadas en la escalinata de acceso al Palacio. En pintura: Francesc d'Assís Galí realizó las pinturas al fresco de la cúpula central, Josep de Togores decoró el tambor de la cúpula, Manuel Humbert intervino en las pechinas, Josep Obiols en las lunetas, Joan Colom decoró el Salón del Té y Francesc Labarta el Salón del Trono.


Colección



 

Virgen de Ger
Virgen de los Ángeles de Pere Serra
 
San Pablo de Diego Velázquez
 


De entre todas las colecciones del museo sobresale la de arte románico. El museo expone una serie de pinturas murales que la convierten en única en el mundo. También se muestran diversas tallas en madera, piezas de orfebrería, esmaltes y esculturas en piedra. La mayoría de las piezas son muestras del arte románico en Cataluña y en Aragón.
Del periodo gótico el museo muestra piezas realizadas mediante diversas técnicas que sirven para ilustrar este periodo histórico en Cataluña. En la sección dedicada al Renacimiento y al Barroco destacan dos tablas de Bartolomé Bermejo, un Martirio de san Bartolomé pintado por Ribera, una Virgen con el niño y santos de Giambattista Pittoni, una Inmaculada de Zurbarán y un célebre San Pablo de Velázquez, una de las escasas pinturas seguras de dicho artista conservadas fuera del Museo del Prado. Con todo, esta sección del museo resultaba incompleta y mejoró considerablemente con la colección particular de Francesc Cambó y un depósito del Museo Thyssen-Bornemisza.
La Colección Cambó fue donada de forma desinteresada. Entre dichas obras, destacan pinturas de Sebastiano del Piombo, Rubens, el Retrato del abad de Saint-Non vestido a la española de Fragonard, dos Escenas venecianas de Giovanni Domenico Tiepolo y una curiosa escena mitológica, Cupido y Psique, de Francisco de Goya.
El MNAC acoge desde el año 2004 obras de la colección Thyssen-Bornemisza, depositadas por el museo de Madrid como respuesta a un convenio suscrito en 1986 entre el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y Pasqual Maragall. Las obras se colgaron inicialmente (1993) en el Monasterio de Pedralbes pero se decidió trasladarlas al MNAC para facilitar las visitas del público. Se muestran pinturas de los periodos comprendidos entre el periodo gótico y el rococó, con ejemplos de autores inusuales en colecciones catalanas como Fra Angelico, Lorenzo Monaco, Lucas Cranach, Ludovico Carracci, Canaletto y Giambattista Pittoni (El descanso en la huida a Egipto).
Desde 2005, el museo acoge también algunas obras de pintura catalana de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, cedidas en depósito gratuito. Entre ellas, se encuentran obras de Mariano Fortuny, Lluís Graner, Ramon Casas, Joaquim Mir, Hermen Anglada Camarasa, Joaquín Torres García o Antoni Tàpies. A fin de darles mejor acomodo y acompañarlas de más piezas, la baronesa Thyssen y el museo han llegado a un acuerdo en 2012 que estipula su reubicación en el vecino Pabellón de Victoria Eugenia, enclavado a los pies del edificio principal.
El fondo de los siglos XIX y XX es muy variado, y alcanza categoría referencial en lo tocante al Modernismo catalán. Destacan ejemplos de Isidre Nonell, Gaudí, José Gutiérrez Solana, Salvador Dalí e incluso un paisaje impresionista de Alfred Sisley. Recientemente el MNAC ha incorporado varias obras de Pablo Picasso, de entre las que cabe destacar Mujer con sombrero y cuello de piel, recibida como donación por pago de impuestos. Una pintura singular de Edvard Munch se exhibe como préstamo desde septiembre de 2007: Retrato de Thor Lütken, quien era el abogado del pintor. En 2014 el museo presentó una reordenación completa de las salas del siglo XIX, incorporando numerosas piezas de diseño antes almacenadas: carteles, muebles...


Exposiciones temporales invierno 2016-2017

Marianne Breslauer. Fotografies 1927-1938





Marianne Breslauer (Berlín, 1909 - Zúrich, 2001) perteneció a una generación de mujeres fotógrafas que supieron aprovechar las libertades que les brindó la República de Weimar. Su obra es un ejemplo notable de la llamada «nueva fotografía» y se encuentra en importantes colecciones. Por primera vez, tenemos la oportunidad de ver en nuestro país su obra, que incluye la mayoría de las fotografías que hizo, en la primavera de 1933, durante un viaje por España (Girona, Barcelona, ​​Sant Cugat, Montserrat, los Pirineos, Pamplona y San Sebastián) y Andorra, en compañía de la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach (1908 hasta 1942). Casi ninguna de estas instantáneas se pudo publicar en su momento en Alemania debido al régimen Nacionalsocialista, ya que era judía. Su prometedora carrera se vio truncada por la emigración y el exilio, pero, a pesar de su corta trayectoria (1927-1938), su nombre y sus obras forman ya parte de la historia de la fotografía.
Cuando en una entrevista le preguntaron cómo se podía reconocer una buena toma, Marianne Breslauer respondió inmediatamente y sin dudar: «Se reconoce que no nos deja indiferentes en una exposición, porque nos sentimos atraídos en una revista o porque olvidamos pasar la página en hojear un libro. Los elementos decisivos no son la técnica perfecta o un tema extraordinario, lo que cuenta es la fuerza de la imagen, de la expresión -el secreto del momento capturado. »


















Lluïsa Vidal. Pintora del modernisme

 

 Luisa Vidal (1876-1918), pintora, dibujante e ilustradora, formó parte de la generación joven de los artistas modernistas catalanes. Fue una gran retratista, muy valorada por su capacidad de captar el estado emocional del retratado, calidad que se aprecia en los retratos de la exposición, en los que se percibe la influencia de los maestros clásicos españoles. Otra vertiente que descubrimos es Luisa Vidal pintora de género, que refleja con total naturalidad la vida cotidiana de las mujeres, una visión genuina y excepcional de una mujer sobre el mundo de las mujeres. También hay pintura hecha al aire libre y los temas preferidos del artista: fiestas populares, bailes de pueblo, playas y calles, casi siempre con figuras, colores vibrantes, trazo seguro y pinceladas atrevidas.
También encontramos pequeñas obras que pintaba para ella, que nunca pensó que saldrían de su taller, que desvelan que hay detrás de la obra de arte, lo que no se ve, nos explican la historia y transmiten importancia del primer trazo, los bocetos y tanteos de la pintora hasta llegar a la obra definitiva. Conoceremos su faceta de ilustradora a través de los dibujos originales para las revistas Feminal y La Ilustración Artística, los originales de estas revistas y las crónicas que los críticos.

 

 

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