El Museo Picasso Málaga es una de los dos pinacotecas dedicadas a Pablo Picasso sitas en su ciudad natal Málaga (España), junto a la Fundación Picasso Museo Casa Natal. Las doscientas ochenta y cinco obras que reúne la colección MPM abarcan las innovaciones revolucionarias de Picasso, así como la amplia variedad de estilos, materiales y técnicas que dominó. Desde los primeros estudios académicos a su visión del clasicismo, pasando por los planos superpuestos del cubismo, cerámicas, sus interpretaciones de los grandes maestros y las últimas pinturas de los setenta.
Historia
La idea inicial de este museo nace de los contactos entre Pablo Picasso y Juan Temboury, Delegado Provincial de Bellas Artes de Málaga. En 1953, Juan Temboury, escribió a Picasso solicitándole la donación de dos obras de cada técnica, a lo que:
“Picasso entusiasmado, replicó que no enviaría dos obras, sino dos camiones”Christine Ruiz-Picasso
Dicha donación, que hubiera dado forma al primer museo en el mundo dedicado en exclusiva a Picasso, quedaría frustrada ante la negativa de las autoridades de la época a aceptar dicha donación.
Christine Ruiz-Picasso, viuda de Paul Ruiz-Picasso, hijo mayor del artista, retoma los contactos con Málaga en 1992 con motivo de la exposición en la ciudad 'Picasso clásico' y en 1994 con la exposición 'Picasso, primera mirada'. En 1996 reinicia el proyecto de 1953, que se hace finalmente realidad 50 años más tarde, el 27 de octubre de 2003, cuando el Museo Picasso Málaga fue inaugurado.
El Palacio de los Condes de Buenavista fue en su origen un palacio residencia mandado construir en el año 1530 por Diego de Cazalla, Regidor de la ciudad, medio siglo después de la toma de Málaga. De arquitectura renacentista, desde el siglo XVI fue uno de los edificios civiles más emblemáticos de la ciudad por su amplia parcela, privilegiada situación y su recia imagen exterior que le proporciona la poderosa torre mirador.
Según la tipología malagueña, se trata de un edificio de dos pisos en torno a un patio porticado. Este esquema sencillo posibilitó la versatilidad de los diferentes usos que ha tenido a lo largo de su historia, sin necesidad de trasformaciones estructurales.
En la década de los 1950 sufre una primera intervención para ser sede del Museo de Bellas Artes, según los criterios museológicos de Juan Temboury, por Enrique Atencia Molina, y en 1984 por el arquitecto César Olano.
De Bellas Artes a Museo Picasso
La reconversión del inmueble para alojar el nuevo museo fue un proyecto de los arquitectos Richard Gluckman, Rafael Martín Delgado e Isabel Cámara. La ampliación comenzó por la adquisición de dos casas en la trasera del palacio, que fueron derribadas para la ubicación de una sala de exposiciones temporales y un salón de actos, con la idea de yuxtaponer la arquitectura contemporánea con la ya existente del palacio. El palacio y la nueva ampliación quedan separados por una grieta, espacio libre entre ambas, con una cubierta de vidrio donde se sitúa la escalera.
La entrada se mantuvo en la misma puerta principal, aunque se modificó la posición de la escalera para conseguir un espacio de acogida más amplio, cambiándose la entrada directa al patio por una en recodo. Para poder controlar la luz, los lucernarios tienen dos capas de vidrio, con espacio entre ellas practicable. Unos toldos cubren de una sola pieza el lucernario tamizando la luz. El pavimento es de mármol crema marfil.
La necesidad de una segunda ampliación se evidenció cuando se descubreron restos arqueológicos con todas las capas que han ido conformando la ciudad además de parte de la antigua muralla de la Malaka fenicia. Se tuvo que diafanizar parte de los muros que se apoyaban directamente sobre los restos recogiendo su carga en vigas que la trasmiten al terreno por medio de pilares. Para la circulación del público se proyectó un suelo de tablas soportada por una estructura metálica ligera en forma de pasarela que discurre entre los restos iluminados en semipenumbra y sin tocarlos.
Al programa se le añadieron una biblioteca-centro de documentación, un edificio para departamento de educación, un auditorio y un edificio de oficinas, manteniendo la trama de calles estrechas y, aprovechando un solar vacío en el que creció una higuera.
En la parte trasera que da a la calle Alcazabilla se reconfiguró un jardín ya existente, configurándose un espacio en el que se relaciona el museo con el Teatro Romano y la Alcazaba, que está llamado a ser el centro de un área monumental en la que se incluiría el Palacio de la Aduana, la Catedral de Málaga, el Parque y la Plaza de La Merced
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