Si bien el inicio de la historia de los Estados Unidos de América es debatida hasta hoy en día por los historiadores, puede decirse que ésta comenzó a partir de la colonización británica de Norteamérica, protagonizada por inmigrantes británicos que fundaron por oleadas, entre los siglos XVII y XVIII, Trece Colonias en la costa atlántica del subcontinente norteamericano, ubicadas al este de los Apalaches, entre las posesiones francesas del Québec y la Luisiana.
Después de un pacífico de los colonos, las guerras contra los
franceses al norte obligaron la creación de cuerpos de ejércitos
coloniales, una de las primeras expresiones de identidad nacional. Más
tarde, y fomentados por las ideas de los enciclopedistas franceses, vinieron las sublevaciones como el Motín del Té en el puerto de Boston (1773). Las medidas represivas del gobierno inglés provocaron el inicio de la Guerra de Independencia. Los colonos formaron un ejército de milicianos que se pusieron bajo el mando de George Washington, quien tuvo problemas para equipar a sus hombres con armas y municiones, además de no disponer de una flota para combatir a la del imperio británico, por lo que pidió ayuda a Francia, país que recién salía de la Guerra de los Siete Años y que accedió a ayudar a las colonias británicas en su emancipación.
Estados Unidos (1776-1789)
La Revolución estadounidense
La revolución estadounidense se inició con las tensiones de menor importancia entre la falta de representación política de los colonos norteaméricos en el parlamento británico y progresivamente se intensificó cuando Gran Bretaña aplicó impuestos a los colonos para saldar la deuda acumulada de la Guerra de los Siete Años. La revolución culminó con la Guerra de la Independencia que dio lugar a la proclamación de los Estados Unidos de América.
La principal causa de este conflicto fue el sentimiento de
marginación por parte de los colonos, que aportaban riquezas e impuestos
a la metrópoli, impuestos que se incrementaron a partir de 1765, año de imposición de la Ley del Timbre (Stamp Act), para sufragar los elevados gastos que a Inglaterra le había supuesto la Guerra de los Siete Años.
Las colonias creían injusta su obligación de pagar impuestos a la
metrópoli sin tener representación política en el parlamento de Londres.
Esta situación hizo que desde mediados del siglo XVIII
aumentara la creencia de que no hacía falta la fuerte dependencia de
Inglaterra. Los colonos hicieron un llamado al gobierno británico para
que permitiese que las colonias tuviesen una representación política en
el parlamento, pero estas peticiones les fueron negadas en repetidas
ocasiones. "Ningún impuesto sin representación" (No taxation without representation) se convirtió en el lema de los colonos insatisfechos.
En 1773 se produjo en Boston, el denominado «Motín del Té», que provocó una escalada de las hostilidades entre los ingleses, que cerraron el puerto de la ciudad, y las colonias americanas cuyos representantes reunidos en Filadelfia en 1774 respaldaron a Boston frente a las exigencias de reparación inglesas.
En 1775 comienza oficialmente la guerra de la Independencia. Los colonos organizaron a toda prisa las milicias civiles y se acordó nombrar a George Washington,
rico aristócrata, ex teniente y coronel del ejército británico, como su
líder. Washington controlaba una enorme cantidad de capital financiero y
creía que había sido injustamente acusado por los británicos de fiascos
en la guerra franco-india, que a su juicio no fueron culpa suya.
El desarrollo inicial fue claramente de dominio inglés, pero su curso cambiaría cuando tras la Batalla de Saratoga, primera gran victoria estadounidense, Francia y posteriormente España entrasen en guerra apoyando a los independentistas norteamericanos.
En 1783 por la Paz de Versalles,
Inglaterra se ve obligada a reconocer la independencia de las 13
colonias británicas, tal y como éstas habían redactado en la famosa Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776.
Una vez lograda la independencia, resultó muy complicado poner de
acuerdo a todas las antiguas colonias sobre si seguían como estados
independientes, o se reunían en una sola nación. Tras varios años de
negociaciones, en 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron en el Congreso de Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un gobierno federal único, con un Presidente de la República y dos Cámaras Legislativas (Congreso y Senado) como solución intermedia. Se redactó también la Constitución de 1787, y se convocó las elecciones de las que George Washington fue elegido primer Presidente de los Estados Unidos bajo la nueva constitución.
Esta constitución estaba inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados y se configuró como la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo
político, estableciendo un régimen republicano y democrático. La
independencia y democracia estadounidense causó un notable impacto en la
opinión y la política de Europa.
George Washington gobernó con un estilo federalista. Cuando los agricultores de Pensilvania se negaron a pagar un impuesto federal sobre el licor, Washington movilizó a un ejército de 15.000 hombres para sofocar la Rebelión del Whisky.
Con Alexander Hamilton al frente de la Secretaría de Hacienda, el
gobierno federal se hizo cargo de las deudas de cada estado y creó una
banca nacional. Estas medidas fiscales fueron concebidas para alentar la
inversión y persuadir a la iniciativa privada a que apoyara al nuevo
gobierno.
Estados Unidos (1789-1861)
En 1797, a George Washington le sucedió otro federalista, John Adams, quien se vio envuelto en una guerra naval no declarada contra Francia. En una atmósfera de histeria bélica, el Congreso, controlado por los federalistas, aprobó en 1798
las Leyes sobre Extranjeros y Sedición. Estas medidas permitieron la
deportación o arresto de extranjeros «peligrosos» y prescribieron multas
o prisión por publicar ataques «falsos, escandalosos y maliciosos»
contra el gobierno. Diez editores republicanos
fueron condenados conforme a la Ley de Sedición, la cual fue duramente
denunciada por el abogado virginiano y principal autor de la Declaración de Independencia Thomas Jefferson.
En 1803 la joven nación realiza la compra de Luisiana a Francia y poco tiempo después compra también Florida a España.
Guerra angloestadounidense de 1812
En 1807, Gran Bretaña introdujo una serie de restricciones comerciales para impedir el comercio estadounidense con Francia, en respuesta al apoyo estadounidense a Napoleón Bonaparte, con quien Gran Bretaña estaba en guerra. Los Estados Unidos
impugnaron estas restricciones como un bloqueo ilegal. El reclutamiento
forzoso de ciudadanos estadounidenses en la Marina Real y el apoyo
militar de Gran Bretaña a los indios americanos,
quienes se oponían a la expansión de la frontera estadounidense en el
noroeste, agravó aún más la tensión entre los dos países. Además,
Estados Unidos trató de defender el honor nacional de cara a lo que
consideró insultos británicos, particularmente el asunto de Chesapeake.
Estados Unidos declaró la guerra a Gran Bretaña el 18 de junio de 1812.
Estados Unidos comenzó una invasión total de la colonia británica de Canadá, pero para sorpresa de ellos, el ejército estadounidense fue prácticamente aniquilado en el campo de batalla
por las guarniciones locales británicas, siendo repelido de Canadá. Los
Estados Unidos respondieron con una segunda ofensiva en el este de
Canadá, pero esta invasión también fue derrotada. El gobernador
británico de Canadá, George Provost, ordenó una contra-invasión de los
Estados Unidos, y los británicos saquearon la ciudad de Detroit y todo el estado de Maine.
Gran Bretaña decidió responder con una estrategia de cinco puntas:
Bloqueo de la costa atlántica de los Estados Unidos, invasión de la
región de la bahía de Chesapeake, saqueo a Washington, saqueo al principal puerto caribeño de Nueva Orleans, y finalmente invasión del valle del río Misisipi;
dicha estrategia se basaba en la enorme superioridad de la Armada
británica. Los británicos bloquearon con éxito la costa atlántica e
invadieron la región de la bahía de Chesapeake. El ejército
estadounidense atacó a los británicos en la batalla de Bladensburg pero
fueron derrotados, dejando así un camino de menor resistencia entre la
bahía de Chesapeake y Washington. El 24 de agosto de 1814, el ejército
británico entró en Washington. El presidente estadounidense, James Madison
había ordenado que la ciudad fuese evacuada, por lo que una vez más,
los británicos no encontraron resistencia armada. El general británico,
George Cockburn, ordenó arrasar la ciudad. La Casa Blanca, el Capitolio de los Estados Unidos, la sede de la Armada, la Biblioteca del Congreso, y el Tesoro de los Estados Unidos fueron quemados.
La derrota y el retorno al colonialismo parecía inevitable para los
estadounidenses, pero, de repente, la marea de la guerra comenzó a
girar. Dos semanas después del saqueo de Washington, el ejército
estadounidense rechazó al ejército británico en la batalla de North
Point, obligándolo a retirarse hacia el océano atlántico. Los británicos lanzaron una segunda ofensiva en contra de la ciudad portuaria de Baltimore, pero los estadounidenses rechazaron la invasión con éxito.
El presidente estadounidense, James Madison hizo un llamamiento para la paz y el primer ministro británico, Robert Jenkinson estuvo de acuerdo. En diciembre de 1814, los funcionarios de los dos países se reunieron en Gante, Bélgica y acordaron firmar un tratado de paz que resultó en el reconocimiento del status quo ante bellum. Sin embargo la noticia del tratado de Gante
no llegó a los Estados Unidos en varios meses y, mientras tanto, los
británicos lanzaron su asalto final sobre las ciudades portuarias de Nueva Orleans y Mobile. El general estadounidense y futuro presidente, Andrew Jackson, llevó a los estadounidenses a la victoria en la batalla de Nueva Orleans, pero los británicos capturaron con éxito Mobile.
Noticias del tratado de paz por fin llegaron a Estados Unidos el 23 de
marzo de 1815 y los británicos retiraron todas las tropas de los Estados
Unidos y terminaron el bloqueo naval.
Hoy en día, la guerra sigue siendo objeto de acalorado debate entre
los estadounidenses, británicos y canadienses, con cada uno de los tres
pueblos proclamando la victoria.
Los primeros años de Estados Unidos independiente
Después de esta segunda guerra, Estados Unidos gozó de un período de
rápida expansión económica, sobre todo a partir de la colonización y
expansión hacia el Oeste. Ya a fines del siglo XVIII se había iniciado
el avance imparable de los colonos, bien desde los trece estados
originales (las antiguas trece colonias
que están representadas en las trece barras de la bandera
estadounidense) o directamente desde el continente europeo. Por lo
general, se trataba emigrantes anglosajones (irlandeses, escoceses,
ingleses y galeses) y de otros países de la Europa Central y Occidental
(principalmente alemanes).
Muchos de estos inmigrantes viajaban desde Nueva York y Filadelfia
hacia la parte oriental del estado de Pensilvania, donde se construían
en el hoy conocido como Dutch Country las carretas de gran tamaño tiradas por mulas que se conocían como «Conestoga Wagons» ('carretas Conestoga').
Las inacabables caravanas de estas carretas fueron los verdaderos
motores de la ocupación progresiva del continente hacia el oeste. Sin
embargo, no se trató de la ocupación de áreas «pioneras» (es decir,
áreas deshabitadas que podían destinarse a la ocupación sistemática con
fines agropecuarios), ya que gran parte del territorio estaba
previamente ocupado por pueblos originarios,
colonos franceses procedentes del Canadá francés, así como todas las
ciudades fundadas por los españoles antes en los territorios de Arizona,
Texas, Colorado, Nuevo México, Utah, Nevada y California, ciudades que
ya habían crecido, incluso, antes de la expedición de los peregrinos en
1620 que dio origen a la formación de las colonias inglesas en el siglo
XVII. Así pues, ciudades como Detroit, Dubuque, Saint Louis, Nueva
Orleans, Baton Rouge, Des Moines, Louisville y muchas otras, ya habían
sido fundadas por los franceses bastantes años antes de esa especie de
estampida hacia el oeste, y lo mismo podía decirse de las ciudades
fundadas por los españoles que procedían de México, como Socorro, San Antonio,
Albuquerque, Santa Fe, El Paso, San Diego, San Bernardino, Los Ángeles,
San Francisco, etc. que se habían fundado durante los siglos XVI y
XVII.
Toda esta expansión hacia el Lejano Oeste (Far West)
se vio dinamizada por dos hechos muy importantes: el descubrimiento de
oro en California (1848) y la culminación de la red ferroviaria con la primera línea transcontinental en 1869 (el primer ferrocarril de vapor se había inaugurado en Baltimore (Maryland), en 1830). Una red nacional de carreteras y canales recorría el país, buques de vapor surcaban los ríos, y la Revolución industrial había llegado a Estados Unidos: la región de Nueva Inglaterra contaba con fábricas de textiles y Pensilvania con fundiciones de hierro. Para la década de 1850 había fábricas que producían artículos de hule, máquinas de coser, zapatos, ropa, equipos agrícolas, pistolas, relojes, etc.
Guerra contra México
Entre las décadas de 1820 y 1830, después de la proclamación de la Doctrina Monroe
de expansión territorial hacia el Pacífico, miles de colonos
estadounidenses se establecieron en las comunidades anglosajonas de Texas (entonces territorio mexicano).
En aquel momento el gobierno mexicano se encontraba en una mala
situación económica al término de una guerra de independencia con España
que duró más de una década, y dio la bienvenida a los colonos. El
gobierno mexicano obtuvo fondos vendiendo tierras a estos colonos que
prefirieron mudarse a territorio mexicano en vez de pagar altos precios
en Luisiana y otros estados del sur. Estos colonos esperaban, además,
que Estados Unidos comprara Texas para proveer de más tierra a sus
nuevos ciudadanos.
En 1820 un empresario de Misuri, Moses Austin, había negociado con España
para que se le permitiera llevar 300 colonos a Texas. Stephen Austin,
el hijo (conocido como el padre de la República de Texas), siguió estos
planes con el nuevo gobierno mexicano, escogiendo colonos que fueran
buenos trabajadores y que pudieran ser leales al gobierno mexicano. El
gobierno mexicano, que había abolido la esclavitud, toleró que los
colonos trajeran sus esclavos para trabajar las tierras y venderlos a
otros colonos pero se listaban como «sirvientes contratados» (indentured servants en inglés). Problemas con el nuevo gobierno del presidente Antonio López de Santa Anna
causaron que los colonos se levantaran en armas y lucharan, con el
franco apoyo del «Norte», para obtener la independencia, ya que para
entonces los colonos anglosajones eran más numerosos que los colonos
mexicanos. Después de la guerra (1836),
Texas se estableció como una república independiente, pero casi
inmediatamente buscó su anexión a los Estados Unidos, que obtuvo algunos
años después.
En 1846 Estados Unidos incursiona en el norte de México en una zona
texana en disputa, donde las tropas son atacadas y como consecuencia en 1847 Estados Unidos le declara la guerra a México, venciéndole. Por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848) adquiere además de la zona en disputa, los territorios mexicanos de Alta California y Nuevo México que hoy actualmente conforman los estados de Arizona, California, Nevada, Nuevo México, Utah, y partes de Oregón, Colorado y Wyoming.
La abolición de la esclavitud
Desde su nacimiento, Estados Unidos se convirtió en el más importante comprador de esclavos para satisfacer la demanda de mano de obra en las pesadas labores agrícolas. La esclavitud se extendió entre los estados sureños que practicaban principalmente la agricultura y a la postre se convirtieron en los estados secesionistas.
La Isla de Gorea, ubicada a unos cuantos kilómetros frente a la costa de Senegal,
en el océano Atlántico, fue el lugar desde donde se organizó el tráfico
de esclavos hacia Estados Unidos de América, que durante los siglos
XVII, XVIII y hasta la abolición de la esclavitud, en el siglo XIX, desplazó a más de 20 millones de personas de África.
En 1858, cuando el senador Douglas buscó la reelección, fue desafiado por Abraham Lincoln y el Partido Republicano (un nuevo partido en contra de la esclavitud, y que nada tenía que ver con el Partido Republicano de Jefferson).
En una serie de debates históricos con Douglas, Lincoln exigió un alto a
la expansión de la esclavitud. Estaba dispuesto a tolerarla en los
estados del sur, pero al mismo tiempo afirmó que «este gobierno no puede subsistir permanentemente siendo mitad esclavo y mitad libre».
La Guerra Civil en los Estados Unidos (1861-1865)
La mayoría en los estados sureños y fronterizos votaron contra
Lincoln, pero el norte lo apoyó y ganó las elecciones. Unas semanas
después, Carolina del Sur decidió mediante votación abandonar la Unión. Pronto se le unieron Misisipi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte. Estos estados proclamaron su independencia de la Unión con el nombre de Estados Confederados de América y así empezó la Guerra civil..
La Guerra civil fue el episodio más traumático de la historia de los
Estados Unidos. Las cicatrices no se han cerrado por completo hasta el
día de hoy.
Historia de los Estados Unidos (1865-1918)
Con excepción de la compra de Alaska a Rusia en 1867, la expansión territorial de Estados Unidos se había detenido en 1848. No obstante, alrededor de 1890,
al tiempo que muchas naciones europeas expandían sus imperios
coloniales, un nuevo espíritu animó la política exterior estadounidense,
la cual en gran medida seguía las pautas de la Europa septentrional.
Los políticos, los directores de periódicos y los misioneros
protestantes declararon que la «raza anglosajona» tenía el deber de
llevar los beneficios de la civilización occidental a los pueblos de Asia, África y América Latina. En el punto culminante de este período (1895), Cuba se sublevó contra el colonialismo de España, dando lugar en 1898 la Guerra Hispano-Estadounidense; la lucha fue desigual ya que España no contaba con todo el potencial de armamento que si tenía Estados Unidos
Después de la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, Estados Unidos de América se apoderó también de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. En el archipiélago asiático, sostuvo una terrible guerra, conocida como Guerra Filipino-Estadounidense, que asoló el archipiélago asiático.
En abril de 1917 el presidente Woodrow Wilson pidió al Congreso una declaración de guerra; de esta manera los Estados Unidos tomaron parte de la Primera Guerra Mundial. Para Wilson la guerra constituiría una gran cruzada en pro de la paz mundial y la autodeterminación nacional. «El mundo debe convertirse en un lugar seguro para la democracia», declaró Wilson cuando Estados Unidos entró en «la guerra que pondrá fin a todas las guerras».
Cuando se declaró la guerra, el ejército de los Estados Unidos era
una pequeña fuerza de 200.000 soldados. Millones de hombres tuvieron que
ser reclutados, adiestrados, equipados y enviados a Europa a través de
un océano infestado de submarinos. Transcurrió un año hasta que el
ejército de Estados Unidos estuvo listo para contribuir de manera
significativa al esfuerzo bélico de los aliados.
Historia de los Estados Unidos (1918-1945)
En 1919,
Wilson viajó a Europa para redactar eI tratado de paz. Fue acogido por
muchedumbres jubilosas en las capitales de los países aliados, pero la
bienvenida se agrió cuando las negociaciones comenzaron en Versalles. Pese a las protestas de Wilson, los aliados impusieron sanciones aplastantes a Alemania y se repartieron sus colonias. Wilson logró establecer la Sociedad de Naciones,
pero muchos estadounidenses temían que dicha organización mundial
arrastrara a Estados Unidos a otra guerra extranjera. Un grupo de
senadores republicanos impuso restricciones al Tratado de Versalles: aceptarían la Liga de Naciones sólo con el entendimiento de que el Congreso, no la Liga, retendría el control de las fuerzas armadas estadounidenses. Inglaterra y Francia no objetaron esa restricción, pero Wilson porfiadamente se negó a modificar el tratado.
El Presidente y el Congreso no lograron superar su desacuerdo respecto a
esta cuestión. Estados Unidos nunca ratificó el Tratado de Versalles ni
pasó a formar parte de la Liga de Naciones.
La mayoría de los estadounidenses no lamentaron el fracaso del
tratado, ya que se habían desilusionado con los resultados de la guerra.
Después de 1920, Estados Unidos volvió la mirada hacia adentro y se retiró de los asuntos europeos.
El 24 de octubre de 1929, el denominado «Jueves Negro», una oleada de ventas de acciones provocada por el pánico originó un crack en la Bolsa de Valores de Nueva York. Una vez iniciado, el derrumbe en los precios de las acciones y de otros valores no pudo detenerse. Hacia 1932, miles de bancos y más de 100.000 sociedades mercantiles habían quebrado.
La producción industrial se redujo a la mitad, el ingreso agrícola
decayó en más del 50%, los salarios bajaron un 60%, la inversión nueva
se redujo un 90%, y uno de cada cuatro trabajadores estaba desempleado.
En 1933 asume la presidencia el demócrata Franklin D. Roosevelt, quien salvaría al país de la quiebra económica.
En el Extremo Oriente las fuerzas japonesas habían invadido Manchuria (1931), China (1937) e Indochina francesa (julio de 1941). Roosevelt respondió a esta agresión prohibiendo las exportaciones de chatarra, acero y petróleo a Japón y congelando los créditos japoneses en Estados Unidos.
Para noviembre de 1941
los planificadores militares de Estados Unidos se preparaban para un
asalto japonés, pero esperaban un ataque al sur, hacia las Indias
Orientales Holandesas (actual Indonesia) ricas en petróleo. En vez de ello, bombarderos japoneses estacionados en seis portaaviones de una flota atacaron la base naval de Pearl Harbor en Hawái.
El sorpresivo ataque hundió o averió ocho barcos de guerra y destruyó
casi 200 aviones. Estados Unidos inmediatamente declaró la guerra a
Japón. Cuatro días después Alemania e Italia, aliadas de Japón, declararon la guerra a Estados Unidos.
El 8 de mayo de 1942 la amenaza japonesa contra Australia fue detenida en la batalla del Mar del Coral. En junio la principal flota japonesa, que navegaba rumbo a Hawái, fue rechazada en la batalla de Midway,
con una pérdida de cuatro portaaviones. Los criptógrafos
estadounidenses eran expertos en descifrar las claves japonesas, así que
los aliados generalmente conocían la disposición de la marina de guerra
japonesa.
A lo largo de los tres años siguientes las fuerzas de Estados Unidos
avanzaron hacia Japón «saltando entre islas», es decir, tomando algunas
islas estratégicas en el Pacífico y pasando por alto otras. Una fuerza
aliada bajo el mando del general Joseph W. Stillwell ayudó a los chinos,
y las tropas comandadas por el general Douglas MacArthur regresaron a las Filipinas en octubre de 1944. La isla de Iwo Jima, en el Pacífico central, cayó en manos de Estados Unidos en marzo, y Okinawa en junio de 1945. Desde estas dos islas los bombarderos B-29 lanzaron ataques devastadores contra las ciudades japonesas.
Las fuerzas estadounidenses se prepararon en seguida para invadir las
islas japonesas. Con la esperanza de llevar la guerra a un rápido fin,
el presidente Harry Truman ordenó usar la bomba atómica contra Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto). Japón se rindió el 14 de agosto. Casi 200.000 civiles murieron en los ataques nucleares.
Durante la Guerra Fría (1945-1989)
Desde 1945 hasta 1964
Después de la guerra se crearon rápidamente tensiones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, lo que más tarde se conocería como la Guerra Fría.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Corea fue dividida en dos estados, Corea del Norte y Corea del Sur,
controlados por gobiernos comunistas y pro-occidentales respectivamente
a lo largo del paralelo 38. Estos dos estados no tardaron en entrar en
guerra, siendo apoyados por las grandes potencias sin reservas.
En este momento, se decide no usar armas atómicas en conflictos
localizados, para evitar las repercusiones que tendría esta acción en la
política global. Durante la guerra de Corea, las tropas estadounidenses entraron en combate directo con las chinas, que habían acudido a socorrer a la República Democrática Popular de Corea.
Tras tres años de lucha, la guerra quedó en tablas, con las fronteras prácticamente en los mismos lugares de antes de la guerra.
En 1953 Dwight D. Eisenhower,
un ex militar, es elegido como presidente de los Estados Unidos. Este
presidente se destacaría por fomentar e impulsar el uso de la
inteligencia y las acciones encubiertas, así como por el desarrollo del
avión espía U-2 que tanto aportaría al fin de la Guerra Fría.
La injerencia estadounidense en Vietnam
se remonta al presidente Truman, quien ya durante la Segunda Guerra
Mundial envió ayuda militar a Francia en apoyo al colonialismo francés
en Indochina.
Después de retirarse los franceses del sureste de Asia en 1954, el presidente Eisenhower
envió asesores y ayuda estadounidenses para contribuir al
establecimiento de un gobierno democrático y pro-occidental en Vietnam
del Sur, cosa que se conseguiría en 1956 instalando al general Ngo Dinh Diem en el poder.
En 1957 la URSS lanza el primer satélite artificial, llamado Sputnik,
causando un gran revuelo en las opiniones públicas mundiales. Estados
Unidos tratará de arrebatar a la Unión Soviética el liderazgo obtenido
con este éxito formando en 1958 la NASA.
En 1959, Fidel Castro se alza como líder de una Revolución que llevará en poco tiempo a Cuba a convertirse en el primer gobierno comunista
del hemisferio occidental. El presidente Eisenhower no iba a permitir
la creación de un estado comunista a 150 km de las costas
estadounidenses, de modo que la CIA comenzó a planear una operación para derrotar a Castro.
En 1960, las relaciones entre los Estados Unidos y la URSS empeoran aún más si cabe al ser derribado un avión espía U-2 estadounidense que sobrevolaba el espacio aéreo soviético. Este incidente terminó con la conferencia de París, acabando de momento con las iniciativas encaminadas a lo que años más tarde se conocería como distensión.
En el año siguiente, 1961, John F. Kennedy
es elegido presidente. Su elección despierta aún hoy grandes pasiones,
al ser el presidente más joven de la historia de los Estados Unidos, y
el único católico. El mismo año de su elección, Kennedy se enfrentará a las crisis de Bahía de Cochinos y de Berlín.
Kennedy había heredado del anterior presidente un plan de la CIA para derrocar al gobierno de Fidel Castro,
que consistía en organizar y dar apoyo a grupos de exiliados cubanos,
esperando que si se producía una invasión, el pueblo de las ciudades
cubanas se alzaría contra Castro.
Los miedos de Kennedy
a la respuesta soviética hicieron que la operación fuese de bastante
menor envergadura que lo previsto inicialmente, por lo que el 15 de abril de 1961, el grupo de exiliados cubanos fracasó en su intento de tomar Bahía de Cochinos, saliendo Fidel Castro muy reforzado tanto en su propio país como ante la opinión pública mundial.
La gran corriente migratoria que se había establecido huyendo de Alemania Oriental hacia la República Federal de Alemania
decidió a las autoridades orientales a construir un muro de separación
entre ambos sectores de la ciudad de Berlín en agosto de 1961. El incidente del Checkpoint Charlie
en que tanques estadounidenses y soviéticos se encontraron frente a
frente, hizo saltar las alarmas cuando los soviéticos amenazaron con
defenderse con armas atómicas.
También en 1961 los primeros asesores e instructores militares estadounidenses (un total de 900) aterrizan en Saigón, capital de Vietnam del Sur.
Tras la fracasada operación de Bahía de Cochinos, el régimen cubano
se sentía muy vulnerable frente al gigante estadounidense, de modo que
buscó ayuda militar en la URSS. Ésta respondió instalando en octubre de 1962
baterías de misiles balísticos en Cuba, capaces de alcanzar en pocos
minutos las principales ciudades estadounidenses. Así comenzaría la Crisis de los Misiles Cubanos, el episodio de la Guerra Fría en que ésta estuvo más cerca que nunca en convertirse en «caliente».
Tras la crisis de los misiles cubanos, se instaura el Teléfono Rojo por el cual se establecía un enlace de comunicación directo entre Washington y Moscú para evitar situaciones similares en un futuro.
El 22 de noviembre de 1963, durante un desfile en Dallas John Fitzgerald Kennedy es asesinado, supuestamente por Lee Harvey Oswald, aunque la duda sobre la autoría ha seguido en ciertos círculos hasta el día de hoy.
Desde 1964 hasta 1989
Después del asesinato del Presidente Kennedy, el Presidente Johnson se enfrentó a fuertes desafíos por parte de dos demócratas opuestos a la Guerra de Vietnam: los senadores Eugene McCarthy y Robert F. Kennedy, este último hermano del Presidente John F. Kennedy. El 31 de mayo de 1968,
en vista de una humillante derrota en las encuestas de opinión pública y
de la incesante prolongación del conflicto en Vietnam, Johnson se
retiró de la contienda presidencial y ofreció negociar el fin de la
guerra. En 1968, tras la renuncia de Johnson a las aspiraciones de su
reelección, el partido Demócrata depositó todas sus esperanzas en el
carismático senador Robert F. Kennedy, que se presentó como candidato y
tenía inmejorables posibilidades de llegar a la Casa Blanca por encima
de los demás precandidatos de su propio partido político e incluso su
presunto rival republicano Richard Nixon.
Poco después de celebrar el triunfo de las elecciones primarias de
California que lo aseguraba su nominación por los demócratas, Robert F.
Kennedy sufrió un atentado perpetrado por un inmigrante palestino,
Shiran Shiran, que lo hizo caer mortalmente herido en un hotel de Los
Ángeles y muere al día siguiente, el 6 de junio de 1968.
Al menos por ahora no se sabe quien estuvo detrás del asesino y se
supone que hubo un complot organizado por la mafia que utilizó a ese
hombre árabe para cumplir esa oscura misión.
El 20 de julio de 1969,
el programa espacial de los Estados Unidos logra un gran éxito técnico y
propagandístico al conseguir mandar un astronauta estadounidense a la luna y traerlo de vuelta sano y salvo a la Tierra.
Después de la Guerra de Vietnam y del escándalo Watergate, muchos estadounidenses se habían desilusionado de los hombres que los gobernaban y les habían perdido la confianza. Gerald Ford, el presidente republicano que ascendió al poder tras la renuncia de Richard Nixon,
hizo mucho para restaurar la confianza de los ciudadanos, aunque
algunos votantes nunca le perdonaron que hubiera indultado a su ex jefe,
Richard Nixon.
Después de la Guerra Fría (1990-presente)
Dominio único (1990-2001)
En 2 de agosto de 1990, Irak invadió a Kuwait.
Apenas se tuvo noticia de la invasión de Kuwait, el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas condenó este acto a través de una serie
de resoluciones, de la misma forma que lo hizo la Liga Árabe. Los
dictámenes fueron: Resolución Nº 660, que condenó el ataque e invasión
iraquí; luego siguieron varias más entre las que se contaban las
resoluciones Nº 661 del 6 de agosto de 1990, que imponía sanciones
económicas; la Nº 665 del 25 de agosto, acerca del embargo marítimo; la
Nº 670 del 25 de septiembre acerca del bloqueo aéreo, y finalmente, la
que autorizaba el empleo de la fuerza o resolución Nº 678 del 29 de
noviembre. Esta última exigió a Irak que saliera de Kuwait antes del 15
de enero de 1991. Si se cumplía el plazo y no había respuesta favorable,
todos los países participantes podrían poner en práctica la resolución
Nº 660 y atacar a Irak. Finalmente, EEUU organizó y lideró una coalición militar con fuerzas militares de Asia, Europa, África, y Medio Oriente.
Guerra contra el terrorismo (2001-2008)
En la mañana del 11 de septiembre de 2001, dos de los cuatro aviones secuestrados por Al-Qaeda impactaron en las dos torres del World Trade Center en Nueva York, el tercero en el Pentágono, causando la muerte a más de 3.000 personas, convirtiéndose en el peor atentado terrorista
en la historia estadounidense (actualmente se discute sobre los hechos
del atentando). Tras esto, Estados Unidos declaró su lucha contra el terrorismo, iniciando una invasión a Afganistán con el propósito de derrocar el régimen talibán y sus conexiones terroristas, lográndolo en menos de un mes iniciado el conflicto. Más tarde, argumentando la existencia de armas de destrucción masiva
—las cuales hasta la fecha no han sido encontradas o no existieron—
comenzó una invasión a Iraq. También se recortaron la libertades publica
en EE UU. y se aprobaron la USA Patriot Act. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados, Irma Lozada,
sostuvo que la secuela del Patriot Act atenta contra la democracia. "Se
trata del fin de la democracia tal y como la conocemos", sentenció.
"11s ha dado un cheque en blanco al gobierno federal, para dar al traste
con todo lo que los padres fundadores intentaron a fines del siglo 18
con las enmiendas a las constituciones, en cuanto a los derechos humanos
y constitucionales de libertad de expresión, reunión, asamblea,
organización, y de requerir del gobierno información sobre sus actos y
pedir desagravios"", según él. Lozada sostuvo que la propuesta fortalece
los poderes de las agencias de seguridad de detener sin garantías
constitucionales a sospechosos, como en el caso del puertorriqueño José Padilla y los presuntos miembros de la red Al-Qaeda detenidos en Guantánamo.
El licenciado opinó que se establecería en Estados Unidos, y por ende en Puerto Rico, una nueva versión del macartismo,
término que nació en los años 50 con la campaña de persecución contra
el comunismo. "Van a perseguir a los patriotas e izquierda
puertorriqueña, a toda persona que proponga por ejemplo la paz. Se
justifica toda persecución contra el disidente. Es una redefinición del
macartismo para el siglo 21, una revisita al mundo tenebroso de
persecución contra todo lo que sea ideas nuevas o promueva posiciones
contrarias al militarismo y al imperialismo estadounidense". El abogado
constitucionalista, Alejandro Torres, añadió que la medida otorga una
base legal a las autoridades federales para perseguir y reprimir
sectores políticos disidentes. Lo mismo que antes se catalogaba como
subversivo o acciones armadas de grupos independentistas, ahora le van a
poner el mote de terrorismo doméstico. Con la histeria que hay uno
debería esperar mayores mecanismos de control, persecución y
representación contra el independentismo.3
A pocas semanas de comenzar la acción militar en Irak, Saddam Hussein
que en ese momento ejercía como jefe de estado, escapó y se escondió en
la zona montañosa del sur iraquí. Posteriormente fue encontrado en una
pequeña cueva excavada en el suelo de donde fue rescatado enfermo y
hecho prisionero, siendo juzgado por su actuación represiva (y hasta
ejecuciones masivas) ante la propia población de Iraq, especialmente,
por motivos religiosos y políticos. Saddam Hussein fue ejecutado la
madrugada del 30 de diciembre de 2006. Las victorias en Afganistán e
Irak fueron logradas gracias a la superioridad tecnológica y militar
estadounidense. Actualmente, la ocupación en esos países se encuentra
jaqueada por la insurgencia y un profundo rechazo de la población hacia
el ejército estadounidense, objeto de denuncias, probadas a través de
vídeos que muestran torturas a ciudadanos iraquíes, por violación de los
derechos humanos. Debido, parcialmente, a ello, en las elecciones
legislativas de 2006 el presidente Republicano Bush perdió el control de
la cámara de Representantes frente al partido Demócrata.
Fin del dominio único (2008)
Desde 2004 la carrera del senador Barack Obama fue meteórica. Sus promesas de cambio y su famoso lema "Yes, we can " le dieron fama mundial y le llevarían a la Casa Blanca, tras ganar con una ventaja considerable las elecciones de 2008, convirtiéndose en uno de los presidentes de Estados Unidos que más fuerza consiguió en las urnas. El candidato demócrata Obama tendrá que afrontar la crisis financiera de 2008, la tensión con Irán, la resolución de las guerras de Irak y Afganistán y los problemas del medio ambiente. También, Barack Obama tiene entre sus objetivos la mejora de la política exterior con Europa y el diálogo con todos los gobiernos del mundo.
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