diumenge, 23 d’abril del 2017

HISTORIA O LEYENDA. LA VERDADERA HISTORIA DE SANT JORDI






Sant Jordi

Historia de la Celebración

Desde mediados del siglo XV, el 23 de abril se celebra cada año en Catalunya la Diada de Sant Jordi (San Jorge). Sant Jordi, es patrón de Cataluña desde el año 1094 y es para los catalanes, el héroe protector que venció al dragón y salvó a la princesa, símbolo de la victoria sobre el mal.
A lo largo de los años, se ha consolidado como una fiesta tradicional y emotiva en la cual los enamorados se intercambian una rosa y un libro. Es una fiesta popular y pacífica, que exalta unos valores tan humanos como son el amor, la cultura y el patriotismo.
Las rosas y los libros, que se regalan a las personas queridas, llenan por un día, las calles y las plazas de todas las ciudades y pueblos de Cataluña. Es por lo tanto, una fiesta de participación popular con unas características probablemente únicas en el mundo, tal vez, entre otras cosas, porqué es un "día festivo", que los catalanes celebran trabajando.
Sant Jordi es por excelencia el patrón de los enamorados en Cataluña, robándole en este sentido, casi todo el protagonismo a San Valentín, aunque muchos catalanes lo celebran tanto el 23 de abril, como el 14 de febrero. Pero casi todas las personas que viven en Cataluña, siguen la tradición, que consiste en que el hombre regala a la mujer una única rosa roja con una espiga de trigo y la mujer le regala a su amado un libro.
¿Por qué una única rosa roja acompañada de una espiga de trigo y no cualquier otra flor?
Porqué según la tradición, en este obsequio se aúnan tres características: una única flor, que simboliza la exclusividad del amor por parte del enamorado, el color rojo de la rosa, que simboliza la pasión y la espiga de trigo, que simboliza la fecundidad. Por eso es un buen elemento para regalar a una persona amada en un día tan especial como este.
A esta tradición centenaria, se suma el hecho de que en 1995, la UNESCO declaró también el 23 de abril Día Mundial del libro.
La leyenda de Sant Jordi y el dragón es común a casi toda Europa, y muchos países como Inglaterra, Portugal o Grecia, la han cogido como suya. En Catalunya, es en la población de Montblanc donde arraigó con más fuerza y hoy en día se celebra la Setmana Medieval de Montblanc. En ella, junto a otros actos, se representa cómo el santo mató al dragón que tenía tiranizada la capital de la Conca de Barberà. En las antiguas murallas de la ciudad todavía hay un portal conocido como Portal de Sant Jordi, por donde se dice que salió el caballero después de matar a la bestia.
Sant Jordi, por último, marca el comienzo de la primavera. Por eso es el momento de salir a la calle a pasear y disfrutar del buen tiempo. La venta de libros y rosas, además del negocio y la reivindicación cultural, se convierte en una celebración popular en el que se entremezclan otros actos (sardanas, castells, exposiciones...) que hacen que la fiesta sea más fiesta que nunca.










 Sant Jordi

Leyenda

 
En el libro “Costums i Tradicions Catalanes” de Aureli Capmany se encuentra reflejada la fiesta del Patrón de Cataluña.
Aureli Capmany, nos dice que no es posible pasar el mes de abril sin recordar al Sant Cavaller, por lo que representa y simboliza este mártir de Capadocia. Capadocia era un antiguo país del Asia Menor, al O. De Armenia, que hoy forma parte de Turquía.
Pues bien, este mártir de Capadocia encarna el símbolo sacratísimo de la nacionalidad catalana.
Os preguntareis ¿cómo un santo de tan lejanas tierras ha llegado hasta nosotros?.
Hay pocos datos concretos sobre su vida, aunque su culto es uno de los más antiguos de la Iglesia de Oriente pasando posteriormente a la de Occidente. Los griegos llamaban a Sant Jordi el gran mártir.
Fue uno de los más célebres mártires de la Iglesia, consejero del emperador Diocleciano (284-305) y Jefe de una compañía de soldados. Se convirtió al cristianismo, abandonando la carrera de las armas y repartiendo sus bienes entre los pobres.
Publicado el edicto de persecución contra los cristianos, San Jorge hizo pública profesión de fe, sufriendo el tormento y la decapitación en el año 303. En 1961 la Sagrada Congregación de Ritos, ante lo poco cierto que se sabe de su vida, llena de elementos legendarios, lo suprimió del santoral, autorizando una conmemoración, como mártir, el día de su fiesta, el 23 de abril.
Después está la otra leyenda, la más famosa, que hace referencia a la lucha que mantuvo Sant Jordi contra un dragón muy feroz, que echaba fuego por la boca y tenia prisionera a una princesa, Sant Jordi luchó con su espada hasta vencerlo, y liberó a la princesa.
Su culto, pues, es antiguo en Oriente, y a Occidente no llega hasta que empieza la Reconquista. Tras la caída del imperio romano hay una etapa que se puede llamar de oscuridad. Diferentes pueblos, denominados bárbaros, se asientan en nuestra península. Los visigodos establecen su reino, con capital en Toledo, y es quizá el más importante hasta la llegada de los árabes en 714.
Es en esta época de la Reconquista, hacia el siglo X, cuando empiezan a aparecer las leyendas e historias, atribuidas a santos milagrosos, que ayudan en las diferentes batallas contra el infiel.
La leyenda piadosa aplicada al Conde de Barcelona Borrell II explica que con la ayuda de tan sólo nueve hombres que acudieron a su llamada a las montañas de Manresa, fue posible recobrar la capital de su Estado mediante la intervención del glorioso Sant Jordi, que, envuelto en una nube, cabalgando un caballo blanco y blandiendo un rayo por espada, los guió en la lucha. En memoria del triunfo el Conde Borrell tomó por divisa la cruz roja en campo de plata que lució desde entonces en todas sus armas.
Un caso parecido se encuentra un siglo después en la batalla de Alcaraz, en el año 1094, ganada por Pedro I rey de Aragón, y después de estos dos acontecimientos legendarios Cataluña y los monarcas de aquel reino lo adoptaron por patrón y fue por siempre el espíritu de todas las empresas militares.
El nombre de Sant Jordi enardecía la fe y el patriotismo de los soldados catalanes y aragoneses para lanzarse a los más arriesgados y desiguales combates, pues era seguro que alcanzarían la victoria y saldrían triunfantes de la lucha.
El Reino de Aragón y Cataluña honraban al santo patrón y no sólo le rendían culto, también instituían ordenes de caballería bajo su advocación. Estas ordenes de caballería en numerosas ocasiones, tomaron parte de las Cruzadas que se enviaban a Tierra Santa, lo cual significó también un intercambio cultural y muchas leyendas de origen oriental, pasaron o se adaptaron al momento que entonces se vivía en la España cristiana. Eran historias cuyo fin principal era la exaltación del cristianismo por encima de todo. La Iglesia fue en ocasiones muy permisiva con las historias que se contaban, sin tener demasiado en cuenta la veracidad de las mismas
No solamente era conmemorado el día del Sant Patró de Catalunya en el altar, también se empiezan a celebrar fiestas profanas en su honor, es entonces cuando estas historias van enraizando a nivel popular, y empiezan a formar parte de las tradiciones. Una de estas fiestas profanas, en honor de Sant Jordi, eran los torneos caballerescos, organizados en la plaza del Borne por el estamento militar de la nobleza catalana y presididas por el Gobernador, diputados y consejeros.
Verdad o leyenda, historia o invención. Sant Jordi, San Jorge o Sant George, porque además del reino de Aragón, forma parte de las tradiciones caballerescas inglesas. Lo cierto puede que sea su presencia continuada a lo largo de los siglos, en la tradición popular de diferentes pueblos. Los combates y las luchas caballerescas de la Edad Media, se han ido adaptado a la realidad de hoy.
Este día de Sant Jordi, se ha convertido, en época más moderna, en el día del libro, pues por aquellas casualidades que a veces tiene la vida. D. Miguel de Cervantes, (el inmortal novelista español y uno de los valores de la literatura universal, conocido también por “El Príncipe de los Ingenios” y “el Manco de Lepanto”, porque perdió un brazo en dicha batalla contra los turcos), murió el 23 de abril de 1616.
Por todas estas razones y seguro que por otras muchas más, Sant Jordi es hoy un día de afirmación o de reivindicación cultural, en el sentido más amplio que a la palabra CULTURA le podamos dar. 






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