La historia de Centroamérica reúne los eventos ocurridos en el subcontinente desde los primeros asentamientos humanos en el subcontinente.
Antes de la invasión española (1492)
En la época precolombina,
las culturas centroamericanas vivían en constantes guerras expansivas,
sabotaje y competencia mutua. La mayoría del territorio de Centroamérica era parte de la civilización de origen mesoamericana, cuyas sociedades nativas ocuparon la tierra entre el centro de México en el norte, hasta el noroeste de Costa Rica
en el sur y sometían a tributo y explotación a las confederaciones
indígenas y tribus de sus confines; mientras la civilización de origen chibcha ocupaba la tierra en el este de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica en el norte, hasta Panamá
en el sur. Las culturas precolombinas de toda la región comerciaron y
guerrearon entre sí, y con Sudamérica, creando incipientes plazas
comerciales, en esta llamada zona de transición entre dos áreas
culturales continentales del norte y el sur.
El registro arqueológico no permite deducir el origen de muchos
de los pueblos precolombinos que poblaron Centroamérica. En gran medida,
la mayor parte de las culturas documentadas a la llegada de los
europeos parecen haberse formando autóctonamente en Centroamérica aunque
algunos pueblos de Centroamérica parecen haber migrado desde el norte,
en Mesoamérica en tiempos relativamente reciente. La evidencia
lingüística muestra que los pipiles (utoazteca) y los chorotegas (otomangue)
hablaban lenguas claramente relacionadas con lenguas del norte y, por
tanto, su origen debe situarse en Mesamérica. Otros pueblos importantes
de Centroamérica como los lencas, los kunas, los payas, los nasos o los bribris parecen tener su origen étnico en la propia Centroamérica. El estudio de las familias lingüísticas puede ayudar a comprender las relaciones de etnogénesis de los antiguos pueblos de Centroamérica. Las principales familias lingüísticas precolombinas de Centroamérica son la mayense (que también tiene presencia fuera de Centroamérica), la xinca, la lenmichí (lenca, misumalpa y chibchense).
Período de desarrollo virreinal y colonial
Desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX, Centroamérica estuvo incorporada en la Capitanía General de Guatemala, algunas veces conocido como Reino de Guatemala, cuya integración y división interna varió repetidamente. Oficialmente, la Capitanía era parte del Virreinato de Nueva España, y por lo tanto, bajo el control del virrey español en Ciudad de México.
Sin embargo, este no fue administrado por el virrey sino por un Capitán
General independiente, el cual primero tenía sus instalaciones en Antigua Guatemala y después en Ciudad de Guatemala.
Durante este período la región experimentó grandes cambios
demográficos, sociales, económicos y lingüísticos. Aparecieron ciudades
importantes fundadas por los europeos y llegaron importantes
contingentes de origen europeo (colonizadores), así como contingentes
africanos (esclavizados) que se sumaron a las poblaciones autóctonas. El
español se convirtió en la lengua principal de la región.
Cortes de Cádiz
Durante la época de la Constitución de Cádiz (1812-1814 y 1820-1821), el reino de Guatemala desapareció y fue sustituido por dos provincias independientes entre sí, la Provincia de Guatemala y la Provincia de Nicaragua y Costa Rica. En 1821, en vísperas de la independencia, se crearon tres provincias más, Chiapas, El Salvador y Honduras, segregadas de la Provincia de Guatemala.
Período de las guerras civiles hispanas y destrucción de los virreinatos españoles
En 1821,
México proclamó su independencia de España, y posteriormente Chiapas,
ambas decisiones fueron imitadas el 15 de septiembre por la Provincia de Guatemala.
La fecha es todavía considerada como día de la independencia por todas
las naciones de Centroamérica. El Jefe Político Superior de la Provincia
de Guatemala, Gabino Gaínza,
se mantuvo al frente del gobierno internamente. También las Provincias
de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica proclamaron, en
diversas fechas, su independencia absoluta de España.
Anexión a México
Después de la independencia, surgió la idea de anexarse al Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide,
decisión que se consultó con los ayuntamientos. Recibidos los votos
mayoritarios de los ayuntamientos, el gobierno de Guatemala proclamó la
anexión de Centroamérica a México. Esta decisión fue adversada de modo
rotundo por El Salvador
y tampoco contó con algunas poblaciones de Honduras, Nicaragua y Costa
Rica; sin embargo, un ejército mexicano bajo el mando del General Vicente Filisola ocupó la Ciudad de Guatemala y después invadió y ocupó El Salvador, a pesar de que los salvadoreños proclamaron su unión a los Estados Unidos de América
Cuando México llegó a ser una república el año siguiente, se acogió el derecho de que Centroamérica determinara su propio destino En Guatemala se reunió la Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, que el 1 de julio de 1823,
declaró la independencia absoluta de España, de México, y de cualquier
otra nación extranjera y estableció un sistema de gobierno republicano.
Un censo de población realizado en 1824, reflejo que Centro América
contaba con 1,287,491 habitantes.
Provincias Unidas del Centro de América
El 1 de julio de 1823, se reunió en Guatemala el congreso, bajo la presidencia del presbítero José Matías Delgado, y declaró que las provincias ahí representadas eran independientes de España, de México y de toda otra nación.
El nuevo país tomó el nombre de Provincias Unidas del Centro de
América. Al día siguiente, 2 de julio, los diputados se declararon
constituidos en Asamblea Nacional Constituyente y proclamaron que en
ella residía la soberanía nacional, y pusieron en vigencia temporalmente
la Constitución de Cádiz.
La Asamblea Nacional Constituyente decretó una bandera y un
escudo para el nuevo Estado, y nombró una junta de gobierno provisional
de tres miembros (Primer Triunvirato de Centroamérica). En octubre de 1823 fue reemplazada por otro (Segundo Triunvirato de Centroamérica), que gobernó hasta 1825.
República Federal de Centro América
La naciente unión centroamericana, oficialmente denominada República Federal de Centroamérica, comprendía los Estados de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Los liberales centroamericanos tenían grandes esperanzas en la
República Federal, la cual ellos creían que iba a evolucionar en una
moderna y democrática nación, enriquecida por el comercio a través de la
zona, entre los Océanos Atlántico y Pacífico, a la vez que iban a librarse por fin del yugo a que los tenían sometidos los conservadores de Guatemala.
Las aspiraciones liberales eran reflejadas en los emblemas de la
república federal: La bandera mostraba una banda blanca entre dos bandas
azules, representando la tierra entre los dos océanos mientras que el
escudo mostraba cinco montañas, una para cada estado, entre dos océanos,
sobre un gorro frigio, el emblema de la Revolución francesa que simbolizaba el pensamiento positivista anticlerical que se imponía entre los liberales.
La República Federal de Centroamérica surgió de una Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América a través de una Constitución, el 22 de noviembre de 1824. Su capital inicialmente fue la Ciudad de Guatemala, hasta 1834; después Sonsonate, por un breve período, y por último San Salvador, de 1834 a 1839.
La federación estaba formada por cinco Estados: Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. En 1838 se formó un sexto
Estado, Los Altos, con capital en la ciudad de Quetzaltenango, con los
territorios del occidente de Guatemala, y parte del actual Soconusco de
Chiapas (México). Limitaba al sur con el Océano Pacífico, al este con el
Mar Caribe, al Sureste con Panamá (provincia de Colombia entonces), y
al Noroeste con México. El territorio de la federación también incluía
Belice.
Entre los años de 1838 y 1840, la federación entró en un período
de guerra civil. El primer Estado en separarse definitivamente fue
Nicaragua, en abril de 1838; en octubre esta decisión fue imitada por
Honduras, y en noviembre por Costa Rica. Guatemala se separó en 1839 y,
bajo el gobierno de Rafael Carrera, forzadamente absorbió al Estado de
Los Altos. A finales de 1839, la federación había dejado de existir; sin
embargo, durante el siglo XIX hubo numerosos intentos para
restablecerla, manifestados en las conferencias unionistas
centroamericanas.
Los liberales centroamericanos tenían grandes esperanzas en la
creación de una república federal, que posteriormente evolucionaría
hacia un Estado moderno y democrático entre los Océanos Pacífico y
Atlántico. Estas aspiraciones se verían reflejadas en los emblemas de la
República Federal: su bandera muestra una banda blanca entre dos
azules, derivada de la bandera de las Provincias Unidas del Río de la
Plata (que a su vez derivaba de la bandera del rey español Fernando VII),
representando la tierra entre los dos océanos. El escudo de armas
muestra cinco volcanes (uno por cada estado), iluminadas por un sombrero
de la libertad o gorro frigio (influencia francesa). La bandera fue
introducida en la región por el Comandande Naval Louis-Michel Aury
cuando estableció la primera república independiente en la isla de
Providencia en el año 1818.
Sin embargo, en la práctica, la federación afrontaba grandes problemas:
- En oposición al proyecto federal se encontraban los conservadores, los representantes de la Iglesia Católica y los grandes latifundistas.
- El transporte y las comunicaciones entre los Estados miembros eran extremadamente deficientes.
- La población, en general, desconocía el beneficio de una integración regional.
- El poder de la capital federal (Ciudad de Guatemala, después San Salvador) era casi inexistente fuera de sus límites.
- La falta de fondos para su desarrollo y la intervención de naciones extranjeras (por ejemplo, Gran Bretaña, Estados Unidos y México).
Guerra Civil Centroamericana
Debido a que los conservadores
no querían ceder los privilegios a los que estaban acostumbrados desde
la época colonial, muy pronto estallaron una serie de disensiones y
guerras civiles, que culminaron con el derrocamiento en 1829 del
gobierno constitucional cuyo Presidente titular era el salvadoreño Manuel José Arce y Fagoaga, elegido en 1825, y que ejercía desde 1828 el Vicepresidente Mariano Beltranena y Llano, guatemalteco. Ese año también fue derrocado el gobierno conservador de Guatemala dirigido por Mariano de Aycinena y Piñol por una invasión dirigida por el general hondureño Francisco Morazán quien confiscó todos los bienes a
los miembros del Clan Aycinena, y los expulsó del territorio centroamericano junto con los miembros del clero regular. Interinamente se hizo cargo del gobierno el liberal guatemalteco José Francisco Barrundia y Cepeda y en 1830 fue elegido como Presidente el general hondureño Francisco Morazán,
quien posteriormente fue elegido otra vez para el período 1835-1839.
Morazán empezó a hacer negocios con los ingleses que tenían un puesto
comercial en Belice y lo mismo hizo el gobernador del Estado de
Guatemala, Mariano Gálvez
lo que junto con el intento de aplicar leyes novedosas en el país -como
el divorcio y el uso de jurados- causó resentimiento entre los
pobladores guatemaltecos, quienes mirabana los ingleses y a los
liberales como herejes. Los miembros del clero secular
no habían sido expulsados de Centroamérica, pero habían quedado
debilitados por la eliminación del diezmo obligatorio; aun así, debido a
la educación fuertemente católica que había habido en Guatemala, les
fue fácil convencer a los indígenas y mestizos de las intenciones
heréticas de los liberales, y esto creó el ambiente propicio para que
los conservadores retornaran al país.
En la segunda administración de Morazán resurgió la guerra civil:
en 1837 el gobierno de Mariano Gálvez fue acusado de envenenar los ríos
con cólera morbus y eso, aunado a las acusaciones de herejía, provocó una rebelión campesina de la que surgió el caudillo Rafael Carrera y Turcios. Ante la debilidad y falta de transparencia mostrada por el gobierno de
Morazán, Nicaragua se separó de la República el 30 de abril de 1838, y
el Congreso federal aceptó que se constituyera un nuevo Estado, Los Altos, cuya capital era Quetzaltenango, con las tierras occidentales de Guatemala. Honduras se separó de la unión el 6 de octubre y el 14 de noviembre Costa Rica la imitó. Guatemala se separó el 17 de abril de 1839 y a principios de 1840 las tropas del capitán general Rafael Carrera y Turcios reincorporaron Los Altos.
Segunda mitad del siglo XIX
Varios intentos fueron hechos para reunir las naciones centroamericanas durante el siglo xix, especialmente mediante las conferencias unionistas centroamericanas, pero ninguno tuvo éxito. El primero sucedió en 1842, cuando el expresidente Francisco Morazán,
que se había apoderado del poder en Costa Rica, quiso restablecer la
unión por la fuerza, pero su intento terminó con su caída y ejecución.
Pocos meses antes, se había firmado en Chinandega un pacto de unión para
establecer una Confederación de Centroamérica e incluía a El Salvador,
Honduras y Nicaragua. Costa Rica se adhirió condicionalmente; sin
embargo, este intento duró muy poco, hasta 1844. Un segundo intento se
llevó a cabo de 1849 a 1852 entre El Salvador, Honduras y Nicaragua.
En 1885 se produjo la llamada intentona de Barrios. El presidente de Guatemala, Justo Rufino Barrios
intentó unir la nación por las armas, pero murió en el intento
combatiendo contra las fuerzas salvadoreñas. Un tercer intento de
Honduras, Nicaragua, y El Salvador fue cuando intentaron crear la
República Mayor de Centroamérica (después Estados Unidos de Centroamérica) la cual duró entre 1896 y 1898. El último se produjo en una conferencia celebrada en San José, Costa Rica, en 1920, en el cual Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras firmaron un pacto de unión.
Guerra contra los filibusteros
Durante todo este siglo se fue conformando las estructuras
político administrativas distintivos de cada uno de lo que hoy son los
Estados de la antigua federación, así se conformaron a partir de una
economía ligada a la explotación del sector agro extractivo
con lo cual se dan las bases para la evolución y estructuración de los
diversos grupos humanos desde los pre existentes y con la llegada de
nuevos grupos humanos como los grupos garífunas o levantinos a finales
del siglo XIX.
Siglo XX
En 1907 fue creada la Corte de Justicia Centroamericana o Corte de Cartago, pero en 1917 Nicaragua
se retiró de este tribunal y en 1918 caducó su convenio constitutivo.
En 1960, con la esperanza de que una unificación política pudiese ser el
siguiente paso, Guatemala, El Salvador, Honduras, y Nicaragua
establecieron el Mercado Común Centroamericano, al que se unió poco después también Costa Rica.
En 1920, en Guatemala el Partido Unionista tuvo un papel protagónico en el derrocamiento del presidente Manuel Estrada Cabrera,
abogado que ya tenía veintidós años en el poder y había otorgado
fuertes concesiones a las empresas norteamericanas, especialmente la United Fruit Company.
Lo irónico de ese movimiento fue que estuvo formado por líderes
conservadores que abrazaron la causa unionista para derrocar al gobierno
liberal.
Este fue aprobado por El Salvador, Guatemala y Honduras, que en 1921 constituyeron la República Federal de Centroamérica, pero en enero de 1922 Guatemala se separó y los otros dos Estados decidieron reasumir también su soberanía.
Actualmente, desde 1991, el Parlamento Centroamericano
ha estado operando, también conocido como PARLACEN (parlamento
centroamericano) es una institución política consagrada a la integración
de los países de Centroamérica, aunque no ha dado ningún paso
sustancial dirigido a la restauración de la unión política. Tiene su
sede en la Ciudad de Guatemala y lo integran Diputados de El Salvador,
Guatemala, Honduras, y Nicaragua. Costa Rica no ha aprobado el convenio constitutivo del Parlamento, ni el de la Corte Centroamericana de Justicia
constituida en el decenio de 1990, de la que tampoco es parte
Guatemala. República Dominicana y México como observadores regionales.
En 1903 tras la Separación de Panamá de Colombia,
la nueva República de Panamá quedó geopolíticamente inserta en
territorio centroamericano. Esta república pese a estar vinculada
histórica y culturalmente con América del Sur y el Caribe,
es partidaria de la integración centroamericana y en 1993 se suscribió
al PARLACEN, tomando participación activa en sus acuerdos y
fortaleciendo sus vínculos comerciales con los países de la región,
aunque en el 2009 Panamá inició su proceso de separación del SICA.
En la historia reciente uno de los personajes que más ha luchado
por la integración es el Presidente de Guatemala Vinicio Cerezo, quien
durante su mandato (1986-1991) promovió a través de los Acuerdos de
Esquipulas, no solo la búsqueda de la Paz Firme y Duradera en la región
sino también un esfuerzo por la integración de las decisiones políticas
en Centroamérica. Los Acuerdos de Esquipulas promovieron también la
creación del Sistema de la Integración Centroamericana y posteriormente
el Parlamento Centroamericano, en la búsqueda de una institucionalidad
regional capaz de respaldar los procesos regionales.
Siglo XXI
En
pleno inicio del siglo XXI, en un escenario subregional de posguerra,
Centroamérica se ha transformado. Durante un periodo aproximado a casi
treinta años, se han manifestado en el istmo procesos conflictivos que,
siendo propios de la reestructuración económica y geopolítica global del
nuevo siglo, han coincidido con una etapa de maduración del sistema
capitalista a escala subregional. En tal sentido, la dinámica más
importante de ese subglobalismo lo constituye una transformación de
viejas formaciones sociales agrarias, sometidas bajo modelos políticos
autoritarios, en proceso de constituirse en sociedades cada vez más
absorbidas en su dinámica económica por la transnacionalización,
fenómeno también asociado a otras esferas de cambio de la vida social,
la política y de la actividad cultural.
En un escenario de cambios profundos, detonadores en la creación
de los nuevos regímenes democráticos que han demostrado su débil
conformación institucional y que tienden a los arreglos oligárquicos, se
genera un nuevo tipo de dependencia con los Estados Unidos, donde el
fin ya no es tener un control imperante sobre los gobiernos
centroamericanos sino influenciar en la apertura de las economías y en
el agravamiento de la dependencia al nuevo orden comercial de carácter
global, este cambio en la concepción de los Estados Unidos hacia
Centroamérica a nivel geopolítico ha traído consigo el aumento de las
desigualdades socio-económicas y la simulación de un sistema democrático
representativo que no ha hecho más que perpetuar el orden
político-económico de las mismas elites
No se produce desde Centroamérica una interdependencia
completamente autónoma con su contexto global, sino que esta es
condicionada por el regionalismo derivado de la recomposición de la
hegemonía de Estados Unidos en América Latina. Las presiones de ese
regionalismo global han obligado a las sociedades centroamericanas a
enfrentar una serie de ajustes y desafíos, con asimetrías hacia afuera y
enormes desigualdades hacia adentro, incrementando los riesgos y
desventajas frente a los nuevos procesos transnacionales, y atenuando
fuertemente las oportunidades que estos puedan suministrar…Fue crucial
la recomposición experimentada por las oligarquías y sus aliados
locales, bajo nuevas expresiones dentro del empresariado, los partidos
políticos e inclusive la sociedad civil.
La reconfiguración del orden económico-político fue meramente
superficial al haber cambios insignificantes en la estructura social de
las naciones centroamericanas, La institucionalización no sólo nunca
llegó, sino que tampoco se quiso que llegara; el juego esperanzador de
las posibilidades en la acción desde los sujetos de la democracia
–partidos, regímenes políticos, ciudadanos– también llega a su fin ante
el imponente poder del dinero y sus formas escandalosas de colonizar la
política;
al inicio del siglo XXI surgió una nueva elite beneficiada por las
políticas de liberalización económica y la apertura de los mercados, lo
que ocurrió fue una integración de las nuevas elites y las
tradicionales, un arreglo de cúpulas inclusivo que benefició al
mantenimiento y profundización de un modelo económico de corte
neoliberal que ha perpetuado los niveles de pobreza de la región y ha
contribuido al surgimiento de conflictos sociales a falta de
representatividad y la limitada oferta política de los regímenes
centroamericanos.
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