Rusia (en ruso: Россия, romanización: Rossíya) o formalmente Federación Rusa (en ruso: Российская Федерация, romanización: Rossíyskaya Federátsiya) es el país más extenso del mundo. La Federación de Rusia cuenta con una superficie de 17 098 242 km²,
equivalente a la novena parte de la tierra firme del planeta, y con
gran variedad de relieves y entornos naturales. Su capital es la ciudad federal de Moscú.
Esta república semipresidencialista, formada por ochenta y tres sujetos federales, es el noveno país por población al tener 146 020 000 habs. Ocupa toda el Asia del Norte y alrededor del 40% de Europa (principalmente Europa Oriental), siendo un país transcontinental. En Rusia hay once zonas horarias, desde UTC+2 hasta UTC+12. Rusia tiene las mayores reservas de recursos energéticos y minerales del mundo todavía sin explotar y es considerada la mayor superpotencia energética. Posee las mayores reservas de recursos forestales y la cuarta parte de agua dulce no congelada del mundo.
Rusia es el país que limita con mayor número de países, un total de 16,
y el que tiene las fronteras más extensas. Tiene fronteras terrestres
con los siguientes países (empezando por el noroeste y siguiendo el
sentido antihorario): Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Polonia, Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajistán, China, Mongolia y Corea del Norte. Además de varios de los anteriores, comparte fronteras marítimas también con Japón y Estados Unidos, específicamente con el estado de Alaska. Asimismo comparte fronteras con los Estados con reconocimiento limitado, Abjasia y Osetia del Sur. Sus costas están bañadas por el océano Ártico, el océano Pacífico del Norte, y por mares interiores como el mar Báltico, el mar Negro y el mar Caspio.
La historia de Rusia comenzó con los eslavos orientales. Los eslavos emergieron como un grupo reconocible en Europa entre los siglos III y VIII d. C. Fundado y dirigido por una clase guerrera noble de vikingos y sus descendientes, el primer Estado de los eslavos orientales, la Rus de Kiev, surgió en el siglo IX y adoptó el cristianismo procedente del Imperio bizantino en 988, comenzando una síntesis de las culturas bizantina y eslava que definiría la cultura rusa durante el siguiente milenio. Posteriormente la Rus de Kiev se desintegró en muchos pequeños Estados feudales, de los cuales el más poderoso fue el Principado de Moscú, que se convirtió en la fuerza principal en el proceso de la reunificación rusa y la lucha por la independencia contra la Horda de Oro.
Moscú reunificó gradualmente los principados rusos circundantes y
comenzó a dominar en el legado cultural y político de la Rus de Kiev.
Para el siglo XVIII la nación se expandió mediante la conquista, anexión y exploración hasta convertirse en el Imperio ruso, el tercer imperio más grande de la historia al extenderse desde Polonia en el oeste, hasta el océano Pacífico y Alaska.
Rusia ha establecido un poder e influencia mundial desde los tiempos
del Imperio ruso, después como el país dominante constituyente de la Unión Soviética (URSS), el primer y más grande Estado socialista constitucionalmente establecido y una superpotencia
reconocida, y actualmente como la Federación de Rusia. El país puede
presumir de una larga tradición de excelencia en todos los aspectos de
las artes y las ciencias. La Federación Rusa se fundó al disolverse la Unión Soviética en 1991, pero es reconocida como la heredera de la personalidad legal de la misma. Su economía tiene uno de los mayores crecimientos del mundo. Es el octavo país por PIB nominal o el sexto por PIB PPA, con el tercer presupuesto militar más grande del mundo. Es uno de los cinco países con armas nucleares reconocidos y posee el mayor arsenal de armas de destrucción masiva del mundo. Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, miembro del G20, APEC y OCS, con gran influencia en el espacio postsoviético, particularmente en la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Toponimia
El nombre de Rusia en ruso es «Rossíya» (Россия), que procede del griego «Ρωσία» (AFI: [rosˈia]), que es como denominaban a la Rus (Русь) en el Imperio bizantino. Sobre el origen del término «Rus» hay varias teorías,
pero ninguna de ellas es aceptada por todos. Las versiones se dividen
en históricas, que se basan en autores contemporáneos, lingüísticas y
toponímicas. Así las principales hipótesis son la histórica bizantina, la indo-iraní, la lingüística finesa, la histórico-toponímica prusiana, además de varias toponímicas.
Historia
Antigua Rusia, eslavos orientales y la Rus de Kiev
Antes del siglo I,
las vastas tierras de la Rusia meridional fueron pobladas por varias
tribus, muy dispersas por el inmenso territorio, como los protoindoeuropeos y escitas. Entre el siglo III y siglo VI,
las estepas fueron asoladas por oleadas sucesivas de invasiones
nómadas, dirigidas por tribus belicosas que a menudo continuarían su
avance hasta Europa, como fue el caso de los hunos y ávaros.
Durante el período del siglo V al siglo VII, está representado por la cultura de Dyákovo, en plena Edad de Hierro, que ocupaba la zona del Volga Superior, el Valdái y el área de río de Oká. La cultura de Dyákovo estaba formada por la gente ugrofinesa, los antepasados de las tribus Merya, Muromá, Meshchora y Veps (también llamados chud'). Toda la toponimia regional ugrofinesa y su carácter hidrónimo nos transporta a esta cultura; un ejemplo es el río Yauza, afluente del Moscova, y probablemente el mismo río Moscova también.
Los turcos y los kazajos dominaron las estepas más bajas de la cuenca del Volga entre los mares Caspio y Negro hacia el siglo VIII. Destacaron por sus notorias leyes de tolerancia cosmopolita. Los jázaros fueron la conexión comercial principal entre el Báltico y el imperio musulmán Abbasí radicados en Bagdad. Se convirtieron en importantes aliados del Imperio bizantino y emprendieron una serie de guerras exitosas contra los Califatos árabes.
En esta época, el término "Rhos" o "Rus" se aplicó primero a los varegos y luego también a los eslavos que habitaban la región. En el período del siglo X a XI, la Rus de Kiev
o Rusia medieval llegó a ser el principado más grande en Europa y uno
de los más prósperos, debido al comercio diversificado tanto con Europa
como con Asia. La apertura de nuevas rutas del comercio con Oriente en
el tiempo de las cruzadas contribuyó a la decadencia y a la fragmentación del principado a fines del siglo XII.
En el período del siglo XI y XII, las incursiones constantes de las tribus turcas nómadas, como los pólovtsy y los pechenegos,
llevaron a la migración masiva de las poblaciones eslavas del sur
fértil a las regiones más arboladas del norte, conocidos como Zalésye. Los Estados medievales de la República de Nóvgorod y el Principado de Vladímir-Súzdal surgieron como sucesores del Rus de Kiev. Mientras, el curso mediano del río Volga vino a ser dominado por el Estado musulmán de Bulgaria del Volga. Como muchas otras partes de Eurasia, estos territorios fueron invadidos por los mongoles, formando el Estado de la Horda de Oro
que saquearía los principados rusos durante más de tres siglos. Cerca
de la mitad de la población rusa perecerá durante la invasión mongola;
posteriormente conocidos como los tártaros, gobernarán las extensiones meridionales y centrales de Rusia, mientras que los territorios actuales de Ucrania y Bielorrusia serán incorporados al Gran Ducado de Lituania y Polonia, dividiendo así a los rusos entre bielorrusos al norte y ucranios al oeste.
Al igual que en los Balcanes, el movimiento nómada retardó el desarrollo económico y social del país. Sin embargo, la República de Nóvgorod junto con la ciudad de Pskov
retuvieron algún grado de autonomía durante el tiempo de la yunta
mongola y pudieron en gran parte evitar las atrocidades que afectaron al
resto del país. En el año 1240, la República de Nóvgorod, dirigida por Alejandro Nevski (1220-1263), repelió los intentos de los cruzados germánicos de colonizar la región.
Principado de Moscú y Zarato ruso
A diferencia de su líder espiritual, el Imperio bizantino, Rusia, bajo la batuta de Moscú,
pudo revivir y organizar su propia guerra de la reconquista, subyugando
finalmente a sus enemigos y anexando sus territorios perdidos. Después
de la caída de Constantinopla en 1453,
la Rusia moscovita queda como el único Estado cristiano funcional en la
frontera de la Europa Oriental, adquiriendo así el derecho de reclamar
la sucesión al legado del Imperio romano de Oriente.
Todavía bajo el dominio de los mongolo-tártaros, el ducado de Moscú
comenzó a afirmar su influencia en la Rusia Occidental al principio del siglo XIV. El resurgimiento espiritual, apoyado por la Iglesia ortodoxa y San Sergio de Rádonezh, ayudó al ducado de Moscú a derrotar a los mongoles en la Batalla de Kulikovo en 1380.
Iván IV "El Terrible" (1530–1584) puso fin al control de los invasores, consolidando regiones cercanas a Moscú bajo el nombre de Zarato ruso. Es el primero en tomar el título de Zar (el primero en tomar el título de «Gran príncipe de Toda Rusia» fue Iván III de Rusia).
Al principio del siglo XVI, el Estado ruso fijó como metas principales recuperar todos los territorios perdidos a consecuencia de la invasión mongola y proteger la zona fronteriza meridional contra los ataques de los tártaros de Crimea
(las guerras ruso-crimeas) y de algunos pueblos turcos. Los hidalgos,
recibiendo un señorío del soberano, fueron obligados a servir en el
ejército. El sistema del señorío llegó a ser la base para la caballería
noble. En 1547, Iván IV fue coronado oficialmente como el primer Zar de Rusia. Durante su reinado, Iván IV anexionó regiones de Kazán y Astracán entre otras y transformó Rusia en un Estado multiétnico. Iván IV promulgó un nuevo código de leyes (Sudébnik de 1550), estableciendo el primer cuerpo representativo feudal (Zemski Sobor) e introdujo la autogestión local en las regiones rurales. A finales del siglo, cosacos rusos fundaron los primeros establecimientos en Siberia Occidental. Su reinado también fue marcado por la larga y fracasada guerra contra la coalición de Polonia, Lituania y Suecia para acceder al comercio a través del mar Báltico.
Iván IV llevó a cabo una serie de purgas en la aristocracia feudal,
probablemente provocadas por la traición por parte del príncipe Andréi Kurbski,
por las cuales entró en la historia como "El Terrible". Después de su
muerte, los fracasos militares, las epidemias y las pobres cosechas
debilitaron el Estado y los tártaros de Crimea queman la ciudad de Moscú. La muerte de los hijos de Iván combinada con el hambre de 1601-1603 llevan a la guerra civil y a la intervención extranjera (véase Período Tumultuoso).
A mediados del siglo XVII había establecimientos rusos en la Siberia Oriental y en la península de Chukchi a través del río Amur. En 1648 el navegante ruso Semión Dezhniov descubre el estrecho que separa Siberia de Alaska. En 1728 será explorado por el navegante danés Vitus Bering, y llevará su nombre (estrecho de Bering).
Imperio ruso
El control moscovita de la nueva nación continuó después de la intervención polaca bajo la dinastía subsiguiente de Románov, empezando con el Zar Miguel I de Rusia en 1613. Pedro I el Grande, quien gobernó el Zarato Ruso, derrotó al Imperio sueco durante la Gran Guerra del Norte, forzándolo a ceder la Karelia Occidental e Ingria (dos regiones perdidas por Rusia en el Tiempo de Dificultades), y de Livonia (actuales Estonia meridional y Letonia septentrional). Esto aseguró el acceso del Imperio ruso al mar y el comercio marítimo en Ingria. Fundó en 1703 una nueva capital, San Petersburgo, y fue en gran parte responsable de llevar la cultura de la Europa Occidental a Rusia por medio de sus reformas.
Luego de dichas reformas, Rusia obtuvo poder en Europa. Catalina la Grande, que gobernó entre 1762 y 1796,
continuó los esfuerzos de Pedro I ubicando a Rusia como uno de las
grandes potencias europeas. Como ejemplos de la participación europea en
el siglo XVIII, se destacan la Guerra de Sucesión Polaca y la Guerra de los Siete Años.
Tras la división de Polonia, Rusia adquirió los significativos
territorios del oeste, los cuales se encontraban poblados principalmente
por personas de religión ortodoxa. A consecuencia de las guerras contra el Imperio otomano, Rusia desplazó sus fronteras hasta el mar Negro, teniendo como objetivo la protección de la región cristiana de los Balcanes contra los turcos. En 1783, Rusia y el Reino Georgiano (que fue devastado casi totalmente por las invasiones persas y por los turcos) firmaron el Tratado de Gueórguiyevsk (ciudad situada en el Krai de Stávropol) según el cual Georgia (Reino de Kartli-Kajetia) recibía la protección de Rusia.
En 1812, habiendo reunido casi medio millón de soldados franceses y provenientes de sus otros países conquistados en Europa, Napoleón
invadió Rusia. Sin embargo, luego de tomar Moscú, fue forzado a
retirarse hacia Francia. Casi el 90% de las fuerzas invasoras perecieron
en las batallas con el ejército ruso, a causa de los guerrilleros y el
crudo invierno. Los ejércitos rusos terminaron la persecución del
enemigo ocupando su capital, París.
Los oficiales de las guerras napoleónicas llevaron a Rusia las ideas
del liberalismo e incluso procuraron reducir los poderes del zar durante
la rebelión abortada de los decembristas en 1825,
la cual fue seguida por varias décadas de represión política. Otro de
los resultados de las guerras napoleónicas fue la constitución de Besarabia y de Finlandia en el Imperio ruso, así como la creación del Zarato de Polonia. La permanencia de la servidumbre en Rusia y las políticas conservadoras de Nicolás I de Rusia frenaron el desarrollo del Imperio ruso a mediados del siglo XIX. Como resultado, el país fue derrotado en la Guerra de Crimea (1853–1856) por una alianza de las potencias europeas mayores Gran Bretaña, Francia, el Imperio Otomano y Piamonte-Cerdeña.
El sucesor de Nicolás I de Rusia, Alejandro II (1855–1881), fue forzado a emprender una serie de reformas completas y publicó un decreto aboliendo la servidumbre en 1861. Las grandes reformas del reinado de Alejandro II incrementaron el desarrollo y las tentativas del capitalista Serguéi Witte hacia la industrialización. Una atmósfera de eslavofilia estaba en aumento, encabezada por la victoria de Rusia en la Guerra Ruso-Turca, la cual forzó al Imperio Otomano a reconocer la independencia de Rumanía, Serbia y Montenegro y la autonomía de Bulgaria.
El fracaso de las reformas y la supresión de lo agrario a
consecuencia del crecimiento de la intelectualidad liberal fomentaron la
continuidad de los problemas. En vísperas de Primera Guerra Mundial, la posición del Zar Nicolás II y su dinastía parecía precaria.
El gobierno ruso no quiso participar en la Primera Guerra Mundial, pero sentía que la única alternativa era la aceptación de la dominación alemana
de Europa. Rusos de clase alta y burgueses ayudaron en el esfuerzo de
guerra del régimen. Campesinos y trabajadores, en cambio, colaboraron
con mucho menos entusiasmo ante la situación. Alemania tenía un ejército que llevaba la delantera en Europa y un enorme poder industrial, contando además con Austria-Hungría y el Imperio Otomano
entre sus aliados. Consecuentemente, Rusia se vio forzada a luchar en
otras tres guerras y en la guerra inglesa simultáneamente. Bajo estas
circunstancias, el esfuerzo ruso en la guerra fue impresionante.
Habiendo ganado varias grandes batallas en 1916, el ejército guardó distancia cuando estalló la Revolución rusa de 1917,
en parte por razones económicas, pero principalmente porque la
desconfianza pública ya existente hacia el régimen se profundizó por la
corrupción y la traición. Muchas historias fueron inventadas o
enormemente exageradas, tal como la creencia de que un místico, Grigori Rasputin, tuvo gran influencia política dentro del gobierno. Lo que importó, sin embargo, fue que se creyeron los rumores.
La Revolución de Febrero de 1917 marcó la primera etapa de la Revolución rusa de 1917. Causó la abdicación del zar Nicolás II, puso fin a la monarquía rusa de los Románov y llevó a la formación de un Gobierno provisional. Tras el fracaso de las Jornadas de Julio de 1917, Vladímir Ilich Lenin (nacido Vladímir Ilich Uliánov), huyó a Finlandia por razones de seguridad. Allí escribió El Estado y la revolución, llamando a una nueva forma de gobierno, basado en consejos de los trabajadores o soviets, e instituyendo al poder soviético elegido, como revocable en todo momento por los trabajadores. Él volvió a Petrogrado en octubre, inspirando la Revolución de octubre con el lema "¡Todo el poder para los soviets!". Lenin dirigió el derrocamiento del Gobierno Provisional desde el Instituto Smolny, entre el 6 y el 8 de noviembre de 1917. Al final de la Revolución rusa de 1917, una facción política marxista llamó a los bolcheviques a tomar el poder en Petrogrado y Moscú bajo el liderazgo de Lenin. El asalto y la capitulación del Palacio de Invierno en la noche del 7 al 8 de noviembre marcaron el principio del gobierno soviético.
El Zar Nicolás II y familia real fueron asesinados y con ello terminó
la última dinastía rusa. Durante un tiempo se creyó el rumor de que la
hija menor de la familia, la princesa Anastasia, había sobrevivido,
rumor que investigaciones recientes han desmentido.
Revolución de 1917 y el fin de la era zarista
A pesar de que Rusia se industrializaba rápidamente, apenas una
pequeña parte de la población, principalmente nobles y algunos
industriales, tenían buenas condiciones de vida. Los campesinos eran
pobres y, pese a la reforma agraria de Alejandro II, les era muy difícil acceder a la propiedad de la tierra. Las sucesivas derrotas en batallas durante la I Guerra Mundial
y el descontento generalizado de la población llevaron a que la
economía interna comenzara a deteriorarse, lo que condujo al caos social
y a varias revueltas e intentos revolucionarios. Estas revoluciones
tienen dos fechas: 1905 y 1917. En la revolución de 1905 comienza el fin de la era zarista, cuando Rusia fue derrotada inesperadamente por Japón durante una guerra entre estos dos países. Japón era un país pequeño y débil a nivel tecnológico, y esto aterrorizó al zar Nicolás II y afectó a su popularidad. Asimismo, en 1905 un grupo de trabajadores elaboró una petición al zar, no al Palacio Imperial en San Petersburgo,
exigiendo reformas económicas y sociales. El movimiento fue
violentamente reprimido por las tropas del zar, unos 200 manifestantes
quedaron muertos y 800 heridos. Ese episodio fue conocido como «Domingo
Sangriento», a partir del cual se formaron los primeros Soviets.
El poder de los soviéticos y la influencia de la revolución de 1905 se fue diluyendo en los años siguientes. Sin embargo, con la entrada de Rusia en la I Guerra Mundial,
las condiciones de vida de gran parte de la población empeoraron
drásticamente, generando las condiciones para nuevas revueltas que
darían origen a la Revolución de febrero de 1917, en donde social-revolucionarios, mencheviques, cadetes y bolcheviques intentaron encontrar -por separado- nuevas fórmulas de gobierno para Rusia, dando lugar a una breve República de inspiración occidental, cuyo máximo líder fue Aleksandr Kérenski.
Este nuevo orden no prosperó debido, principalmente, a la oposición de
los líderes rusos de la nueva república a la salida de Rusia de la
guerra, lo que favoreció a los bolcheviques,
quienes, pese a ser una minoría política entre los partidos de la
época, eran los únicos que defendían la salida de la guerra de manera
intransigente. así se gestó la revolución de octubre de 1917, de inspiración bolchevique, y la posterior toma del poder por parte de los soviets encabezados por Lenin y Trotski, quienes crean el Partido Comunista, donde se dieron los primeros pasos para la formación de la URSS.
Después de la victoria de los bolcheviques, Rusia sufre una Guerra Civil (1917-1922) entre los partidarios de la revolución bolchevique (Ejército Rojo) y sus opositores (Ejército Blanco),
estando apoyados estos últimos, en algunos momentos de la guerra, por
diversas potencias extranjeras. Para ganar, Lenin adopta el "Comunismo de guerra",
confiscando la producción agrícola para abastecer a los soldados. Con
la victoria del Ejército Rojo, grandes compañías privadas fueron
cerradas como, por ejemplo, la empresa Smirnoff.
Era soviética
La Unión Soviética es la sucesora del Imperio ruso. El último zar, Nicolás II, gobernó hasta marzo de 1917 y fue ejecutado con su familia el año siguiente, en Yekaterimburgo. La Unión Soviética se creó en diciembre de 1922 como la Unión de las Repúblicas Soviéticas de Rusia (familiarmente conocida como Rusia Bolchevique), Ucrania, Bielorrusia y Transcaucasia, gobernadas, las tres primeras, por partidos bolcheviques y la última por el menchevique.
Revolución y fundación del estado soviético
La actividad revolucionaria moderna en el Imperio ruso comenzó con la Rebelión Decembrista de 1825,
y aunque la servidumbre fue abolida en 1861, lo fue en términos
desfavorables para los campesinos y sirvió para animar a los
revolucionarios. Un parlamento, la Duma estatal, fue establecido en 1906 después de la Revolución de 1905, pero el malestar político y social siguió y fue agravado durante la Primera Guerra Mundial por el fracaso militar y la escasez de alimento en las ciudades principales.
El levantamiento popular espontáneo en Petrogrado,
en respuesta al decaimiento de la economía y la moral en tiempo de
guerra, culminó con el derrocamiento del gobierno imperial en marzo de 1917 (véase Revolución de Febrero). La autocracia zarista fue reemplazada por el Gobierno Provisional Ruso, cuyos líderes pensaron en establecer una democracia liberal en Rusia y continuar participando en el lado de la Triple Entente en la Primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, para asegurar los derechos de la clase obrera, las asambleas de trabajadores, conocidas como Soviets,
nacen a lo largo de todo el país. Los bolcheviques, dirigidos por
Lenin, presionaron a favor de una revolución socialista tanto en dichas
asambleas como en las calles, tomando el poder en el Gobierno
Provisional en noviembre de 1917 (ver Revolución de octubre). Solo tras la larga y sangrienta Guerra civil rusa de 1918-1921, durante la que se aprobó la primera Constitución soviética de 1918 y que incluyó la intervención extranjera en varias regiones de Rusia, se afianzó el nuevo poder soviético. Después de la Guerra Polaco-Soviética de 1919-1921, la "Paz de Riga" a principios del año 1921 dividió los territorios disputados de Bielorrusia y Ucrania entre Polonia y la RSFS de Rusia.
Unificación de las repúblicas soviéticas
El 29 de diciembre de 1922, una conferencia de delegaciones plenipotenciarias de la RSFS de Rusia, RFSS de Transcaucasia, la RSS de Ucrania y la RSS de Bielorrusia aprobaron el Tratado de Creación de la URSS y la Declaración de la Creación de la Unión Soviética, formándose la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Estos dos documentos fueron confirmados por el primer Congreso soviético de la Unión Soviética y firmados por los cabezas de las delegaciones Mijaíl Kalinin, Mijaíl Tsjakaia, Mijaíl Frunze, Grigori Petrovski y Aleksandr Cherviakov, respectivamente, el 30 de diciembre de 1922. El 1 de febrero de 1924 la Unión Soviética fue reconocida por la primera potencia mundial de la época, el Imperio británico.
La reestructuración intensiva de la economía, la industria y la
política del país empezaron desde los primeros días del poder soviético
en 1917. Una gran parte se realizó según los Decretos Iniciales Bolcheviques, documentos del gobierno soviético firmados por Vladímir Lenin. Uno de los adelantos más prominentes era el plan GOELRÓ,
que propugnaba una reestructuración profunda de la economía soviética
basada en la electrificación total del país. El Plan se inició en 1920,
desarrollándose durante un período de 10 a 15 años, e incluía la
construcción de una red de 30 centrales eléctricas regionales y diez
grandes centrales hidroeléctricas, así como la electrificación de
numerosas empresas industriales. El Plan llegó a ser el prototipo para
el subsiguiente Plan Quinquenal, finalizándose prácticamente en 1931 por Iósif Stalin.
La era de Stalin
Después de la política económica llevada a cabo por los bolcheviques durante la Guerra Civil (véase Comunismo de guerra), el gobierno soviético permitió que algunas empresas privadas coexistieran con la industria nacionalizada durante los años 1920.
Del mismo modo, la requisa total de los excedentes alimentarios en el
campo fue reemplazada por impuestos sobre los alimentos (véase Nueva Política Económica).
Aunque algunas de estas medidas fueron discutidas por líderes
soviéticos, se consideraron necesarias para evitar que la explotación
capitalista volviera a la Unión Soviética. Los asuntos económicos
constituyeron el telón de fondo en la lucha por el poder que se
desencadenó entre los jefes soviéticos a la muerte de Lenin en 1924. Consolidando gradualmente su influencia y aislando a sus rivales dentro del partido, Iósif Stalin se convirtió en el líder de la Unión Soviética a mediados de los años 1920.
En 1928, Stalin introdujo el Primer Plan Quinquenal destinado a construir una economía socialista. Esto, a diferencia del internacionalismo expresado por Lenin y Trotski
a través del curso de la Revolución, apuntaló el socialismo en el país.
En la industria, el Estado asumió el control de todas las empresas
existentes y emprendió un programa intensivo de industrialización. En la
agricultura, se crearon granjas colectivas por todas partes en el país.
Encontró la resistencia esparcida de campesinos ricos que retuvieron
grano, teniendo como resultado una lucha amarga contra las autoridades y
el hambre, que causó millones de muertes. El trastorno social continuó
en los años treinta. La Gran Purga
de Stalin del partido eliminó a muchos "viejos bolcheviques" que habían
tomado parte en la Revolución con Lenin. Mientras tanto, innumerables
ciudadanos soviéticos fueron encarcelados y enviados a GULAG
(Administración Principal para Campamentos de Trabajo Correctivos), una
red enorme de campamentos de trabajo forzados, o simplemente
ejecutados. A pesar de la confusión reinante a mediados de los años 1930, la Unión Soviética desarrolló una economía industrial poderosa años antes de la Segunda Guerra Mundial.
Los años treinta vieron la cooperación más cercana entre los países Occidentales y la Unión Soviética, en 1933 se establecieron relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Cuatro años más tarde, la Unión Soviética apoyó activamente la Segunda República Española en la Guerra civil española contra los fascistas italianos y alemanes. No obstante, después de que Gran Bretaña y Francia concluyesen los Acuerdos de Múnich con la Alemania Nazi, la Unión Soviética realizó también tratos económicos y militares con este último, concluyendo el Pacto Ribbentrop-Mólotov (pacto de no agresión nazi-soviético), que implicó la invasión soviética de Polonia de 1939 y la ocupación de Lituania, Letonia, Estonia (véase Ocupación de las Repúblicas bálticas). A finales de noviembre en 1939, incapaz de forzar a Finlandia por medios diplomáticos en el acuerdo a desplazar su frontera a 25 kilómetros de Leningrado, Stalin ordenó la Guerra de Invierno. Aunque se haya debatido si la Unión Soviética tuvo la intención de invadir la Alemania Nazi una vez fuese suficientemente fuerte, la misma Alemania rompió el tratado e invadió la Unión Soviética en 1941. El Ejército Rojo detuvo la ofensiva nazi en la Batalla de Stalingrado, desde finales de 1942 hasta principios de 1943, siendo el punto decisivo mayor, y avanzó por la Europa del Este a Berlín hasta la rendición de Alemania en 1945 (véase Gran Guerra Patriótica). También tomó parte en la derrota contra Japón, invadiendo la región de Manchuria
tres meses después de que concluyese la guerra en el Oeste. Aunque
destrozada por la guerra, la Unión Soviética surgió del conflicto como
la mayor superpotencia militar reconocida.
Las repúblicas soviéticas perdieron aproximadamente 27 millones de personas.
Durante la posguerra inmediata, la Unión Soviética reedificó primero y
entonces ensanchó su economía, al mantener su control estrictamente
centralizado. La Unión Soviética ayudó a la reedificación de la
posguerra en los países del Bloque del Este al convertirse estos en Estados soviéticos satélites, fundó el Pacto de Varsovia en 1955, más tarde, el Consejo de Ayuda Mutua Económica, la ayuda suministrada a los comunistas finalmente victoriosos en China, y vio crecer su influencia en otras partes del mundo. Mientras tanto, la tensión creciente de la Guerra Fría enemistó a los que fueran aliados del tiempo de guerra de la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos.
La Unión Soviética postestalinista
Iósif Stalin murió el 5 de marzo de 1953. En ausencia de un sucesor aceptable, los funcionarios más altos del Partido comunista
optaron por gobernar colectivamente la Unión Soviética, aunque
existiera una lucha por el poder tras la fachada del liderazgo
colectivo. Nikita Jrushchov, que había ganado la lucha por el poder a principios de la década de los años 1950, denunció el uso por parte de Stalin de la represión en 1956 y los controles represivos aliviados sobre el partido y la sociedad conocidos como desestalinización. Al mismo tiempo, la fuerza militar soviética sirvió para sofocar los levantamientos nacionalistas en Hungría y Polonia en 1956.
Durante este período, la Unión Soviética continuó dándose cuenta del
extenso potencial científico y tecnológico y lo explota, lanzando el
primer satélite artificial Sputnik 1. El primer ser vivo en viajar al espacio es Laika, y más tarde, el primer ser humano en estar en la órbita de la Tierra es Yuri Gagarin. Valentina Tereshkova fue la primera mujer en volar al espacio a bordo de Vostok 6 el 16 de junio de 1963, y Alekséi Leónov llegó a ser la primera persona en andar en el espacio el 18 de marzo de 1965. Las reformas de Jrushchov en la agricultura y la administración fueron generalmente improductivas y la política exterior hacia China y Estados Unidos sufrió deterioros, circunstancias que culminaron en la Ruptura Chino-Soviética. Jrushchov fue jubilado del poder en 1964.
Después de la expulsión de Jrushchov, siguió otro período de mando colectivo, que duró hasta que Leonid Brézhnev se estableciera a principios de los años 1970 como la figura preeminente en la vida política soviética. Brézhnev presidió por el período de Détente
con el Oeste al mismo tiempo que incrementaba la fuerza militar
soviética; la concentración de armas contribuyó a que desapareciera el Détente a finales de los años 1970. Otro factor que contribuyó a ello fue la Guerra de Afganistán (1978-1992).
A lo largo de dicho período, la Unión Soviética mantuvo la igualdad con Estados Unidos
en el ámbito de la tecnología militar, pero esta expansión finalmente
hizo que se paralizara la economía. Por contraste al espíritu
revolucionario que acompañó el nacimiento de la Unión Soviética, la
tendencia predominante del liderazgo soviético después de la muerte de
Brézhnev en 1982 fue la aversión al cambio. El período largo de la dirección de Brézhnev fue llamado de "estancamiento brezhneviano" (застой), con un envejecimiento y el liderazgo político, primero y osificado.
Después de algunos experimentos con reformas económicas en la década
de los sesenta, el liderazgo soviético volvió a medios establecidos de
la administración económica. La industria mostró las ganancias lentas
pero estables durante los años setenta, mientras que el desarrollo
agrícola continuó retrasándose. Esencialmente la Unión Soviética no
produjo suficiente grano para alimentar a su población creciente y se
vio forzada a importarlo. Debido a la mala calidad de sus productos, el
país fue en gran parte solo capaz de exportar materias primas (véase Economía de la Unión Soviética#Males y deficiencias).
Esto lleva a una balanza de pagos negativa y consecuentemente la Unión
Soviética incurrió en un déficit comercial y su economía se vio
gravemente afectada.
Las reformas de Gorbachov y la disolución de la Unión Soviética
Dos fenómenos caracterizaron la siguiente década: el desmoronamiento
cada vez más evidente de las estructuras económicas y políticas de la
Unión Soviética, y las tentativas de un conjunto fragmentario de
reformas para invertir ese proceso. Después de la sucesión rápida de Yuri Andrópov y Konstantín Chernenko, figuras de transición con raíces profundas en la tradición Brezhnevita, Mijaíl Gorbachov fue designado Presidente de la Unión Soviética. Gorbachov comenzó a aplicar cambios significativos en la economía (véanse Perestroika y Glásnost) y el liderazgo del partido comunista. La política de Glásnost
liberó el acceso público a la información después de décadas de
estricta censura del gobierno, como también abogó por la transparencia
en la gestión de los líderes soviéticos.
A finales de los años 1980,
las repúblicas que componían la Unión Soviética comenzaron legalmente
un movimiento hacia una declaración de soberanía sobre sus territorios,
citando el Artículo 72 de la Constitución de la URSS, que indicaba el derecho de autodeterminación de las repúblicas soviéticas. El 7 de abril de 1990
fue aprobada una ley, por la cual una república podría separarse si más
de dos terceras partes de los residentes de la república votaban a
favor de ello en un referéndum. Muchas liberalizaron primero las
elecciones de la era soviética para sus propias legislaturas nacionales
en 1990.
Estas avanzaron en una legislación que contradecía las leyes de la Unión
Soviética en lo que fue conocida como "La Guerra de Leyes". En 1989, la RSFS de Rusia,
que era entonces la república más grande (con cerca de la mitad de la
población) convocó una nueva elección para un Congreso de Diputados del
Pueblo.
El 12 de junio de 1990, el Congreso de los Diputados del Pueblo de Rusia aprueba la Declaración de Soberanía Estatal de la RSFS de Rusia. El 11 de julio de 1990, durante la celebración del XXVIII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, Borís Yeltsin anuncia su abandono del PCUS. Presentándose como independiente a las primeras elecciones multipartidistas,
celebradas el 12 de junio de 1991, se convierte en el Presidente de la
RSFS de Rusia al obtener el 57 % de votos. El período de la
incertidumbre legal continuó durante 1991 cuando las repúblicas componentes llegaron a ser paulatinamente independientes en la práctica.
El referéndum para la conservación de la URSS fue celebrado el 17 de marzo de 1991, con la mayoría de la población que votó por la conservación de la Unión Soviética en nueve de las quince repúblicas. El referéndum dio a Gorbachov un empujón secundario y, en el verano de 1991, el Nuevo Tratado de la Unión
fue diseñado y fue acordado para ocho repúblicas que se habrían
inclinado a convertir la Unión Soviética en una federación mucho más
flexible. La firma del tratado, sin embargo, fue interrumpida por el intento de golpe de estado de agosto de 1991 dirigido contra Gorbachov
por miembros marxistas extremistas del gobierno, que procuró invertir
las reformas de Gorbachov y reafirmar el control central del gobierno
sobre las repúblicas. Después que el golpe fallara, Yeltsin salió como un héroe mientras el poder de Gorbachov disminuyó. El equilibrio político se inclinó apreciablemente hacia las repúblicas. En agosto de 1991, Letonia y Estonia declararon inmediatamente la restauración de la independencia plena (siguiendo el ejemplo de Lituania en 1990), mientras las otras 12 repúblicas continuaban discutiendo de nuevo los modelos de una Unión cada vez más débil.
El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de la RSFS de Rusia, RSS de Ucrania y RSS de Bielorrusia firmaron el Tratado de Belavezha que declaró la Unión Soviética disuelta estableciendo la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en su lugar. Como quedaban dudas sobre la autoridad del Tratado de Belavezha para disolver la Unión Soviética, el 21 de diciembre de 1991 los representantes de todas las repúblicas soviéticas, excepto la República de Georgia, inclusive las repúblicas que habían firmado el Tratado de Belavezha, firmaron el Protocolo de Almá-Atá, que confirmó el desmembramiento y la disolución de la URSS y volvió a plantear el establecimiento de la CEI. La cumbre de Almá-Atá convino también en varias otras medidas prácticas como consecuencia de la extinción de la Unión Soviética. El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov
se rindió a lo inevitable y renunció como presidente de la Unión
Soviética, declarando a la Unión Soviética disuelta. Transfirió los
poderes, que pasaron desde entonces a Borís Yeltsin, el presidente de Rusia. El día siguiente, el Soviet Supremo de la URSS,
el cuerpo gubernamental más alto de la Unión Soviética, reconoció el
desmoronamiento de la nación y se disolvió. Esto es reconocido
generalmente como la disolución final de la Unión Soviética como un
estado. Muchas organizaciones como el Ejército Rojo y la policía se conservaron hasta principios del año 1992, pero fueron eliminadas progresivamente y/o retiradas o absorbidas por los estados nuevamente independientes.
Federación de Rusia
A mediados de los años 1990,
Rusia era una democracia multipartidista, pero era difícil asegurar un
gobierno representativo a causa de dos problemas estructurales: el
enfrentamiento entre el presidente y el parlamento, y el anárquico
sistema de partidos. Aunque Yeltsin ganó prestigio en el extranjero al
mostrarse como un demócrata para debilitar a Gorbachov, su concepción de
la presidencia era muy autocrática, actuando bien como su propio primer
ministro (hasta junio de 1992) o bien nombrando para tal cargo a gente de su confianza, sin tener en cuenta al parlamento.
Mientras, la excesiva presencia de partidos minúsculos y su rechazo a
formar alianzas coherentes dejaba la legislatura ingobernable. Durante 1993, el contencioso entre Yeltsin y el parlamento culminaría con la crisis constitucional de octubre. Esta llegó a su punto crítico cuando, el 3 de octubre,
Yeltsin mandó a los tanques a bombardear el parlamento ruso. Con este
trascendente (e inconstitucional) paso de disolver a cañonazos el
parlamento, Rusia no había estado tan cerca del enfrentamiento civil
desde la revolución de 1917.
A partir de entonces, Yeltsin dispuso de entera libertad para imponer
una constitución con fuertes poderes presidenciales, que fue aprobada en
referéndum en diciembre de 1993.
Sin embargo, el voto de diciembre también supuso un avance importante
de comunistas y nacionalistas, reflejo del creciente desencanto de la
población con las reformas económicas neoliberales.
Pese a llegar al poder en un ambiente general de optimismo, Yeltsin
nunca recuperaría su popularidad tras apoyar la "terapia de choque"
económica de Yegor Gaidar: fin del control de precios de la era soviética, recortes drásticos en el gasto público y la apertura al comercio exterior en 1992.
Las reformas devastaron inmediatamente la calidad de vida de la gran
mayoría de la población, especialmente en aquellos sectores beneficiados
por los salarios y precios controlados, los subsidios y el estado del
bienestar de la época socialista. Rusia sufrió en los años noventa una recesión económica más grave que la Gran Depresión que azotó los Estados Unidos o Alemania a principios de los años 1930.
Las reformas económicas consolidaron una oligarquía semicriminal
enraizada en el viejo sistema soviético. Aconsejada por los gobiernos
occidentales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Rusia se embarcaría en la mayor y más rápida privatización
jamás llevada a cabo por un gobierno en toda la historia. A mediados de
la década de 1990, el comercio, los servicios y la pequeña industria ya
estaban en manos privadas. Casi todas las grandes empresas fueron
adquiridas por sus antiguos directores, engendrando una clase de nuevos ricos cercanos a diversas mafias o a inversores occidentales. En la base del sistema, a causa de la inflación o el desempleo, muchos
obreros acabaron en la pobreza, la prostitución o la delincuencia.
A pesar de todo, un supuesto regreso a la economía dirigida parecía
casi imposible, contando con el rechazo unánime de Occidente. La
economía rusa encontró el fin del calvario con la recuperación a partir
de 1999 en
parte gracias al alza de los precios del crudo, su principal
exportación aún quedando lejos los niveles de producción soviéticos.
Tras la crisis financiera de 1998 Yeltsin se encontraba en el ocaso de su trayectoria. Sólo unas horas antes del primer día de 2000, dimitió por sorpresa dejando el gobierno en manos de su primer ministro, Vladímir Putin, un antiguo funcionario del KGB y jefe de su agencia sucesora tras la caída del comunismo. En 2000, el nuevo presidente derrotó con facilidad a sus contrincantes en las elecciones presidenciales del 26 de marzo, ganando en primera vuelta. En 2004
fue reelegido con el 71% de los votos y sus aliados ganaron las
legislativas, pese a las reticencias de observadores nacionales y
extranjeros sobre la limpieza de los comicios. Se hizo aún más patente
la preocupación internacional a finales de 2004
a causa los notables avances en el endurecimiento del control del
presidente sobre el parlamento, la sociedad civil y los representantes
regionales.
En las elecciones legislativas rusas de 2007 el partido Rusia Unida (Conservador y Nacionalista con una base de centrista),
que apoya incondicionalmente a Putin y el curso de desarrollo tomado
desde su llegada al poder, consiguió el 64,30% de los votos, lo que se
consideró como apoyo de los rusos al dicho curso político y económico.
En las elecciones presidenciales de Rusia de 2008, el candidato del partido Rusia Unida, Dmitri Medvédev, apoyado por el entonces presidente Vladímir Putin, ganó por amplio margen a sus opositores en las urnas. Medvédev asumió el cargo en mayo de 2008.
El día 4 de marzo, se realizaron las Elecciones presidenciales de Rusia de 2012 para designar al sucesor de Dmitri Medvédev en el cargo, resultando como vencedor el candidato por el partido Rusia Unida, Vladímir Putin quien asumió el 7 de mayo de 2012 por un periodo de 6 años, mientras que su predecesor en el cargo, Dmitri Medvédev, quedó designado como el nuevo Presidente del Gobierno de Rusia, puesto también conocido como primer ministro.
El 18 de marzo de 2014 a la Federación de Rusia se adhirió la república parcialmente reconocida de Crimea, conteniendo las antiguas subdivisiones de Ucrania: la República Autónoma de Crimea y la ciudad con estatus especial de Sebastopol. A consecuencia de esto se formaron dos nuevos sujetos federales: República de Crimea y la ciudad federal de Sebastopol.
Cultura
Música clásica y ballet
Los numerosos grupos étnicos de Rusia tienen sus tradiciones características en música folclórica. La música en Rusia del siglo XIX estaba definida por la tensión entre el compositor clásico Mijaíl Glinka y sus seguidores, quienes defendían la identidad nacional rusa y añadieron elementos religiosos y folclóricos a sus composiciones, y la Sociedad Musical Rusa liderada por los compositores Antón y Nikolái Rubinstein, que defendían el punto de vista conservador. La tradición romántica tardía de Chaikovski, uno de los más destacados compositores de la era romántica
cuya música sería conocida y querida por su carácter distintivo ruso
así como sus ricas armonías y conmovedoras melodías, fue introducida en
el siglo XX por Serguéi Rajmáninov, uno de los últimos grandes abanderados del estilo romántico de la música clásica europea.
Los mundialmente renombrados compositores del siglo XX incluyen a Skriabin, Stravinski, Rajmáninov, Prokófiev, y Shostakóvich.
Durante la mayor parte de la era soviética, la música era
escrupulosamente examinada y mantenida dentro del conservativo,
accesible modismo en conformidad con la política estalinista del
realismo socialista. Los conservatorios rusos impulsaron a generaciones
de mundialmente renombrados solistas. Entre los más conocidos están los
violinistas David Óistraj y Gidon Kremer, violonchelista Mstislav Rostropóvich, pianistas Vladimir Horowitz, Sviatoslav Richter y Emil Guilels, y la vocalista Galina Vishnévskaya.
El compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski compuso las más famosas obras de ballet del mundo: El lago de los cisnes, El cascanueces y La bella durmiente del bosque. Durante los principios del siglo XX, los bailarines rusos Anna Pávlova y Vátslav Nizhinski se hicieron famosos, y el empresario Serguéi Diáguilev y sus ballets Rusos
viajaron por el extranjero influyendo en el desarrollo de la danza
mundialmente. El ballet soviético mantuvo y perfeccionó las tradiciones
del siglo XIX,
y las escuelas de coreografía de la Unión Soviética produjeron
estrellas de fama internacional una detrás de otra, incluyendo a Maia Plisiétskaia, Rudolf Nuréyev, y Mijaíl Baríshnikov. El Teatro Bolshói de Moscú y el Ballet Mariinski de San Petersburgo permanecen famosos en todo el mundo.
Literatura
La literatura rusa se considera una de las más influyentes y
desarrolladas del mundo, contribuyendo con muchas de las más conocidas
obras literarias. La historia literaria rusa data del siglo X, y de principios del siglo XIX
emergió una tradición nativa, desarrollando a los más grandes
escritores de todos los tiempos. Este periodo y la Edad de oro de la
poesía rusa comenzó con Aleksandr Pushkin, considerado el fundador de la literatura rusa moderna y frecuentemente descrito como el Shakespeare ruso. Entre los más renombrados poetas y escritores rusos del siglo XIX están Yevgueni Baratynski, Mijaíl Lérmontov, León Tolstói, Nikolái Gógol, Iván Turguénev y Fiódor Dostoyevski. Iván Goncharov, Mijaíl Saltykov-Shchedrín, Antón Chéjov, Alekséi Písemski y Nikolái Leskov
hicieron aportaciones duraderas a la prosa rusa. Tolstói y Dostoyevski
en particular fueron unas figuras titánicas hasta el punto de que muchos
críticos literarios caracterizaron a uno o al otro como el mejor
novelista que jamás haya existido.
En los años 80 del siglo XIX
la literatura rusa empezó a cambiar. La era de los grandes novelistas
había acabado y los relatos cortos y poesía empezaron a ser los géneros
dominantes para las siguientes décadas conocidas como la Edad de plata
de la poesía rusa. Dominada anteriormente por el realismo, la literatura
rusa entre 1893 y 1914 estaba dominada por el simbolismo. Los escritores destacados de este período incluyen a Valeri Briúsov, Andréi Bely, Viacheslav Ivánov, Aleksandr Blok, Nikolái Gumiliov, Dmitri Merezhkovski, Fiódor Sologub, Anna Ajmátova, Ósip Mandelshtam, Marina Tsvetáyeva, Leonid Andréyev, Iván Bunin y Máximo Gorki.
Después de la revolución rusa de 1917 y la guerra civil, la vida
cultural estaba en caos. Algunos arraigados escritores salieron de
Rusia, mientras que estaba emergiendo una nueva generación de escritores
con talento quienes simpatizaban con la revolución. Los más entusiastas
se unieron en organizaciones con el objetivo de crear una nueva y
distintiva cultura proletaria para un nuevo estado. En los años 1920 los escritores disfrutaron de una amplia tolerancia, En los años 1930 la censura se endureció en línea con la política de Stalin del realismo socialista. Después de su muerte hubo un deshielo en las restricciones, que fueron disminuidas. En los 1970 y 80, los escritores ignoraban cada vez más la guía del realismo socialista. Los principales escritores de la era soviética son Vladímir Mayakovski, Yevgueni Zamiatin, Isaak Bábel, Ilf y Petrov, Yuri Olesha, Vladímir Nabókov, Mijaíl Bulgákov, Borís Pasternak, Serguéi Yesenin, Mijaíl Shólojov, Aleksandr Solzhenitsyn, Yevgueni Yevtushenko y Andréi Voznesenski.
Cine
Mientras que en los países industrializados del Occidente, las
imágenes en movimiento se consideraron al principio como una forma
barata de recreación y ocio para la clase trabajadora, la producción del cine
ruso destacó a partir de la revolución de 1917 al explorar la edición
como la forma primaria de expresión cinematográfica. El cine ruso y
posteriormente soviético era el núcleo de la invención en el período
inmediatamente posterior a la revolución de 1917, resultando en
películas mundialmente renombradas como El acorazado Potemkin. Los directores de cine de la era soviética, particularmente Serguéi Eisenstein y Andréi Tarkovski, se convertirían en los cinematográficos más innovadores e influyentes del mundo.
Lev Kuleshov, profesor de Eisenstein, cinematográfico y teórico, formuló el innovador proceso llamado montaje en la primera escuela del cine del mundo, la Universidad Panrusa Gerásimov de Cinematografía en Moscú. Dziga Vértov, cuya teoría Cine-Ojo
sobre que la cámara, como el ojo humano, es mejor para explorar la vida
real, tuvo un gran impacto en el desarrollo de la realización de documentales y el realismo del cine. En 1932,
Stalin hizo del realismo socialista la política estatal, lo que
reprimió la creatividad, a pesar de lo cual muchos filmes soviéticos
eran artísticamente exitosos, por ejemplo Chapáyev (sobre Vasili Chapáiev), Cuando pasan las cigüeñas de Mijaíl Kalatózov y Balada sobre un soldado de Grigori Chujrái. Las comedias de Leonid Gaidái de los años 1960 y 1970 fueron inmensamente populares, cuyos latiguillos siguen en uso en la actualidad. 1969 fue el año del lanzamiento de la película Sol blanco del desierto de Vladímir Motyl, con la que comenzó el género de los osterns. Una de las tradiciones de los cosmonautas es ver este filme antes de cada viaje al espacio.
Los 1980 y 1990
fueron años de crisis para el cine ruso. A pesar de la recientemente
adquirida libertad de expresión, los subsidios estatales se redujeron
drásticamente, disminuyendo el número de filmes producidos. En los
primeros años del siglo XXI aumentó la audiencia con la subsecuente
prosperidad de la industria gracias al rápido desarrollo económico. Los
niveles de producción alcanzaron los del Reino Unido y Alemania. Si en 1996 los ingresos de las taquillas eran de unos 6 millones de dólares, en 2007 fueron de 565 millones (un 37% más que en 2006). El cine ruso sigue obteniendo reconocimiento internacional. El arca rusa (2002) de Aleksandr Sokúrov fue el primer largometraje consistente en una sola toma sin editar.
Artes visuales
La pintura rusa temprana se centra en iconografía y frescos heredados por los rusos del Bizancio. A medida de que el poder de Moscú aumentaba, Feofán Grek y Andréi Rubliov son los nombres clave asociados con el comienzo de un arte distintivamente ruso. La Academia Imperial de las Artes fue creada en 1757,
con el objetivo de dar un papel y estatus internacional a los artistas
rusos. Notables pintores de retratos de la Academia incluye a Iván Argunov, Fiódor Rókotov, Dmitri Levitski y Vladímir Borovikovski. Realismo floreció en el siglo XIX
y los realistas tomaron la identidad rusa. Paisajes rusos de anchos
ríos, bosques, y claros entre abedules, así como un género de escenas
enérgicas y retratos robustos de sus contemporáneos afirmaron un sentido
de identidad. Otros artistas se centraron en la crítica social, mostrando las condiciones de los pobres y caricaturizando la autoridad mientras floreció el realismo crítico bajo el reinado de Alejandro II.
Después de la abolición de la servidumbre en 1861
algunos artistas se centraron en el círculo del sufrimiento humano. A
veces los artistas crearon amplias campañas para describir momentos
dramáticos de la historia rusa. Un grupo de artistas llamados Peredvizhniki
(itinerantes) rompieron con la Academia e iniciaron una escuela de arte
libre de sus restricciones. Sus pinturas tenían un profundo significado
social y político. Entre realistas destacados se encuentran Iván Shishkin, Arjip Kuindzhi, Iván Kramskoi, Vasili Polénov, Isaak Levitán, Vasili Súrikov, Víktor Vasnetsov e Iliá Repin. En los años 1830 la Academia enviaba a los pintores al extranjero para completar sus estudios. Entre estos Aleksandr Ivánov y Karl Briulov
tenían más talento, destacando en las históricas campañas románticas.
Los estilos de la pintura rusa del final del siglo XIX estaban
íntimamente ligados a la vida diaria de la sociedad rusa.
El término vanguardismo ruso engloba una amplia e influyente tendencia del arte moderno
que floreció en Rusia desde aproximadamente 1890 hasta 1930. El término
cubre muchos distintos, pero inseparablemente ligados, movimientos
artísticos de aquel tiempo, como el neoprimitivismo, suprematismo, constructivismo, rayonismo y futurismo ruso. Artistas notables de esta era incluyen a El Lissitzky, Kazimir Malévich, Vasili Kandinski, Vladímir Tatlin, Aleksandr Ródchenko y Marc Chagall
entre otros. El vanguardismo ruso alcanzó su auge máximo de creatividad
y popularidad en el período entre la revolución del 1917 y el 1932,
cuando las ideas vanguardistas chocaron con la recientemente emergida
directriz conservativa estalinista del realismo socialista.
A finales de los años 1920
la estricta política del realismo socialista envolvió los artes
visuales del mismo modo que la literatura y el cinematógrafo, con lo que
pronto el vanguardismo se desvaneció. Algunos artistas como Ernst Neizvestni, Ilyá Kabakov, Mijaíl Shemiakin, Erik Bulátov y Vera Mújina combinaron la innovación con el realismo socialista. Ellos empleaban técnicas tan variadas como el primitivismo, la hiperrealidad, el grotesco y la abstracción,
pero compartían un desagrado común por los cánones del realismo
socialista. Algunos artistas soviéticos realizaron trabajos muy
patrióticos y antifascistas en los años 1940.
Los eventos y batallas de la Gran Guerra Patria fueron descritos con un
conmovedor patriotismo y después de la guerra los escultores hicieron
muchos monumentos dedicados a los muertos de la guerra, de los cuales
los más destacados tenían una gran solemnidad contenida. En el siglo XX
muchos artistas rusos trabajaban en la Europa occidental, debido en
parte a los traumas de la revolución. Artistas rusos como Vasili Kandinski, Marc Chagall y Naum Gabo
difundieron su trabajo e ideas internacionalmente. Estos artistas rusos
estudiaron en diferentes países, en París y Múnich y su exilio
involuntario difundió el impacto del arte ruso globalmente.
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